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EL ESTANDAR


La Autoridad de la Ley

de Dios para Hoy

por

Greg L. Bahnsen


Instituto para la Economía Cristiana


Tyler, Texas



TABLA DE CONTENIDO
17


LOS MANDAMIENTOS DE DIOS SON UNA

REGLA NO-LEGALISTA DE OBEDIENCIA

____________________________________________________

"La Ley nos envía al Evangelio para que seamos justi-

ficados; y el Evangelio nos retorna a la Ley para in-

quirir cual es nuestro deber como gente justificada."



La Ley es Valida desde Todo Angulo

Los capítulos previos han explorado el tema de la Ley de Dios

en la ética cristiana desde una gran variedad de perspectivas.

Nosotros hemos consentido que con toda certeza teológica hay

que afirmar que los creyentes siguen hoy en día obligados a obedc-

cer la Ley de Dios. Cuando nos preguntamos que dice la totidad

de la Biblia acerca del estándar, el motivo, y la meta de la morali-

dad cristiana, la respuesta es que la Escritura apunta consistente -

mente hacia la validez de la Ley de Dios en nuestras vidas.

Desde la perspectiva normativa la Biblia enseña que la totali-

dad de la Palabra escrita de Dios es nuestro estándar de conducta,

que el trato basado en el pacto de Dios con los hombres (incluso

Sus estipulaciones para Su pueblo) es esencialmente uno, que la

santidad inmutable de Dios esta transcrita para nosotros en Su

Ley, que el Hijo de Dios nos dio un ejemplo al guardar la Ley, y

que el Espíritu do Dios moldea a los creyentes según el modelo de

justicia que se encuentra en la Biblia.

l36




                                       Las Mandamientos de Dios Son una Regla No-Legalista de Obediencia
l37

Desde la perspectiva personal o motivacional la Biblia nos

muestra que la gracia, la le, y el amor cooperan para producir

obediencia al modelo santo de los mandamientos de Dios.

Desde la perspectiva teleologíca o consecuencial la Biblia ex-

plica que la Ley del Señor fue revelada para el bien de Su pueblo,

y de este modo hay una bendición prometida para los individuos

y las Sociedades cuyas actitudes y acciones se someten a las

estipulaciones de Dios.

La conclusión teológica de que la Ley de Dios continúa

siendo hoy en día una regla valida

de vida cuenta con el apoyo

específico de los texto del Nuevo Testamento que tienen que ver con

el terna. Hemos explorado la manera en que los autores del Nuevo

Testamento tratan los requisitos legales del Antiguo Testamento,

sólo para encontrar que hoy en día se le da aún mas aprobación

a la vigencia de la Ley. Esto se ha observarlo en el uso de la Ley

contenido en la enseñanza de Jesús y Sus apóstoles, la autoridad

de la Ley implícita en los principales temas éticos del Nuevo

Testamento, y en la aplicación de la Ley incorporada en los

juicios morales del Nuevo Testamento.

Finalmente, una comparación extensa de lo que el Antiguo

Testamento

decía acerca de la Ley de Dios con los correspondien-

tes temas en el Nuevo Testamento, reveló que hay una aćtitud

común hacia la Ley y una continuidad asumida entré los pactos en cuanto

a los principios morales de Dios en la Ley—a pesar de que el

Nuevo Pacto presentó elementos importantes de discontinuidad

referente a la relación del creyente con la Ley. En la era del

Nuevo Pacto la Ley del Antiguo Pacto del Señor retiene su vigencia

obligatoria.

Así que, tanto el discernimiento teológico como la enseñanza

específica del Nuevo Testamento coinciden en apoyar la Ley de

Dios como estándar de conducta. Si una persona desea agradar

al Señor, entonces tiene que intentar ajustar sus pensamientos,

palabras, y obras con las normas proclamadas en la Ley de Dios.

Por cierto que la ética cristiana abarca mas que la Ley de Dios

(considerando por ejemplo, asuntos como la capacitación, moti-

vación, maduración, discernimiento, y la aplicación éticas), pero




                                       138 He aquí el estándar
nunca puede estar satisfecho con algo menos que la Ley de Dios

— porque la Ley suple un modelo y criterio de vida que honra a

Dios.



La Ley Es Natural, Universal

Como ese modelo y criterio es inmutable, la Ley sigue siendo

hoy en día uno de los puntos principales de la ética cristiana. El

estándar de santidad revelado por la Ley no es particularmente

para los judíos del Antiguo Testamento, ni tampoco lo es úni-

camente para los redimidos por Dios. Ése modelo es univer-

salmente obligatorio para todos los hombres creados, ya que es

"natural" en el sentido de que es propio de la relación Creador-

creatura, y en el sentido de que es revelado como obligatorio para

toda la humanidad (ya sea por medio de la creación y la concien-

cia, o por medio de la revelación escrita especial).

El estándar de la Ley permanece en plena vigencia en su

demanda sobre nuestra conducta como criaturas de Dios. La falta

de obedecerla nos hace pecadores. Cristo no vino para quitar el

estándar que nos hace pecadores, sino para expiar por el pecado

que nosotros cometemos. El Espíritu que Él da a los creyentes

obra para producir obediencia al estándar de justicia anterior-

mente rechazado en la Ley. En el juicio final, se juzgará a todos

los hombres a luz de ese mismo estándar inmutable. En toda edad.

estado, o circunstancia que se encuentre el hombre, su norma de piedad sigue siendo la Ley revelada de Dios.

En conformidad, en l774 Juan Newton, el teólogo, autor de

himnos, y ex-dueño de barcos de esclavos convertido al abolicio-

nismo, escribió: "Es un uso ilícito de la ley, es decir, un abuso de

tanto la ley como el Evangelio, el pretender que su realización

por Cristo liberta a los creyentes de cualquier obligación hacia

ella como regla. Tal afirmación no solo es mala, sino absurda

e imposible en sumo grado: porque la ley está fundada en la

relación entre el Creador y la creatura, y debe permanecer

ineludiblemente en vigor por cuanto esa relación subsiste. Mien-

tras que Él sea Dios, y nosotros creaturas, en cada cambio de

estado o circunstancias posible o imaginable, Él debe tener un




                                       Los Mandamiento de Dios Son una Regla No-legalista de Obediencia 139
derecho sin rival a nuestra reverencia, amor, confianza, servicio,

y sumisión."

1

La Ley Afirmada en la Tradición de Westminster

Uno de los comisionados a la Asamblea de Westminster era

Samuel Bolton, un estudioso reformado reverente que se inquietó

por las declaraciones hechas en su tiempo por los que se llamaban

los "anti-nomianos" (los que estaban en contra de la Ley de Dios

como una regla de obediencia, sobre la alegada base de la gracia

gratuita de Dios en el Nuevo Testamento). En 1645, mientras la

Asamblea de Westminster estaba aún en sesión, Bolton publicó

un tratado titulado, Los Límites verdaderos de la libertad cristiana. 2 En él, él expuso argumento tras argumento tomados de la Escritura

para probar que no estamos libres hoy en día de las obligaciones

morales de la Ley de Dios y que la Ley era compatible con la

gracia de Dios. El meollo del tratado de Bolton se resume en estas

palabras: "Nosotros reprimimos la ley con respecto a la justi-

ficación, pero la elevamos como una regla de santificación. La

ley nos envía al Evangelio para que seamos justificados; y el

Evangelio nos retoma a la ley para inquirir cuál es nuestro deber

como gente justificada." 3

Hablando de Mateo 5:17-18, Bolton dijo, "esto parece indicar

muy completa y claramente la continuidad de la obligación de

la Ley," y el siguió fortaleciendo su observación apelando a

Romanos 3:31; 7:12, 22, 25: Stg. 2:8; y 1a Juan 2:4; 3:4. "Por lo

tanto, ya que Cristo, quien es el mejor exponente de la ley, tan

considerablemente la fortalece y confirma (véase el Sermón del

Monte, y también Marcos 10:19); ya que la fe no suplanta, sino

fortalece la ley; ya que el apóstol tan frecuentemente apremia y

urge los deberes mandados en la ley de Dios en su mente, y

recalca que él estaba bajo la ley de Cristo (1a Co. 9:21); yo puedo

_________________

1. Letters of John Newton (London: Banner of Truth Trust, 1960, pág. 46).

2. The True Bounds of Christian Freedom, reprinted (London. Banner of Truth Trust, 1964).

3. Ibid., pág. 71




                                       140 He aquí el estándar
deducir correctamente que la ley, por su misma esencia, es aún

una regla de vida para el pueblo de Dios .... Si Cristo y Sus

apóstoles mandaban los mismos que requería la ley, y prohibían

y condenaban lo mismo que la ley prohibía y condenaba, entonces

ellos no la abrogaron sino que la fortalecieron y la confirmaron.

Y esto es exactamente lo que ellos hicieron: véase Mt. 5:l9 ....

Pero el que viola la ley peca, como dice el apóstol; ‘El pecado es

infracción de la ley' (1a Juan 3:4), y donde no hay ley, tampoco

hay trasgresión’ (Ro. 4:15). Por lo tanto, los cristianos están

obligados, si van a evitar el pecado, a obedecer la ley."4

Desde luego, Bolton reconoció que el cuerpo de la Ley del

Antiguo Testamento fácilmente se categoriaza en leyes morales,

judiciales, y ceremoniales―es decir, principios generales, aplica

ciones ilustrativas, y el camino de la expiación, Bolton vió la

Ley ceremonial como el acto de proveer a los judíos con una forma

de adoración que anticipaba la obra salvadora de Cristo y es-

tablecía una separación entre el pueblo de Dios y el mundo (los

gentiles). La Ley judicial proporcionó "una regla de equidad común

y pública" en los asuntos civiles. 5

Es evidente en el capítulo 19 de la Confesión de Fe de West

minster—especialmente a luz de la exposición del Catequismo

Mayor de la Ley de Dios—que los autores de la Confesión esta-

ban totalmente de acuerdo con Bolton en estos asuntos. La Ley

de Dios como entregada a Moisés expresa la misma regla perfecta

de justicia que es obligatorio para el hombre creado, aun antes

de la caída (l9:l―2).

El cuerpo de la Ley contenía leyes ceremoniales que tipificaban

la obra salvadora de Cristo y ciertas instrucciones morales relativas

a la separación santa del pueblo de Dios del mundo incrédulo

(l9:3). También contenía leyes judiciales formuladas particularmente

para el antiguo estado civil judío, cuya equidad general siguen

siendo obligatoria para la humanidad (19:4). Aunque la Ley no es

una manera de justificación personal, continúa siendo una regla

___________________________

4. Ibid, págs. 61,62, 66.

5. lbid., pág. 56.




                                       Los Mandamientos de Dios Son una Regla NO -Legalista de Obediencia 141
de vida tanto para los salvos como para los incrédulos; Cristo en

el Evangelio no abroga sino fortalece esta obligación (l9:5-7).

Esto NO Es "Legalismo"

Nos vemos forzados a concordar con la Introducción del

Editor de la reedición de la obra de Bolton contra el antinomia-

nismo: "El estigma del "legalismo" lanzado muchas veces contra los

que formularon la Confesión de Fe de Westminster no encuentra

justificación en esta obra instructiva y edificadora." 6 Mantener

la plena autoridad de la Ley de Dios ―—conclusión a la que cada

enfoque de estudio bíblico nos impulsa —― implica de alguna manera

impopularidad para con mucha gente en la actualidad, y será

tildadn como "legalismo." Juan Murray podía contestar simple-

mente a tal acusación: "De cierto es raro que esta clase de anti-

patía a la noción de guardar los mandamientos sea tomada en

serio por cualquier creyente que es un estudiante sincero del

Nuevo Testamento." 7

En vez de tratar con los numerosos argumentos textuales y

teológico; que apoyan la validez de la Ley hoy en día, algunos

prefieren tomar un camino mas fácil descartando tal idea y ponien-

dole la etiqueta de "legalismo." Pero la etiqueta no se adhiere. Ni

tampoco desaparecerá la esencia de nuestro deber moral ante

Dios por el mero conjuro de una palabra.

_______________________________

6. Ibíd., pág. 12,

7. Principles of Conduct (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1957), pág. 182.