Exposición del primer salmo
dividida en seis sermones
por Constantino Ponce de la Fuente
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Sermon tercero

Y será este tal como el arbol plantado a las corrientes de las aguas, que dará su fruto a su tiempo, cuya hoja no se caerá, y todo quanto hiziere será prosperado.



    Las cosas que en la divina escritura se hallan, los grandes bienes y grandes favores que a los hombres son prometidos, exceden tanto en grandeza, son tan contra el juizio y parecer de la carne que si no uviese mas de esto, no avria quien no desmayase, parte por falta de fe, parte por falta de esfuerço. Facilmente entendereis esto, si consideraredes quan lexos está un hombrezillo del mundo de la costumbre, del conocimiento, de la experiencia y de la razon de todas las cosas del cielo. El es pobre y miserable, combidanlo a tan grandes riquezas; quando el mismo se ha medido, hallase sin vaso y sin capacidad para ellas, y apocado y escasso para recibirlas. La hechura y la manera de lo que le dan es en grande manera lexos de lo que el suele tener y acierta a dessear. Habituado a sus grosserias y tan hecho a sus baxezas, no sabe estimar cosas tan grandes ni aplica su entendimiento ni su voluntad a ellas. Combidanle a cosas de espiritu, el es carne. Llamanle desde el cielo, el es tierra. Dizenle que buele, no tiene alas. Ofrecenle vida, el anda siempre con muerte. Combidanlo con bienaventurança, el no es sino miseria ni quiere sino miseria. Pidenle justicia, es captivo del pecado y hallase bien con el. Mandanle que vença al mundo, que pelee con todas las fantasmas y peligros de el, veese flaco y sin armas, Como ninguna

cosa de estas entiende a ninguna se aficiona; tienelas por impossibles y por nuevas de camino. Al aldea donde nació, a la baxeza del linage de donde viene, a la carne que lo ha criado, a la miseria de la tierra que es, alli se le va el juizio y alli se le van los ojos. Menester es que a este hombre lo despierten a grandes bozes y lo esfuercen con grande esfuerço; que le enseñen a conocerse y que de ai venga a estimarse de justa y de santa estima; que le hagan saber y le certifiquen el linage de donde viene, el estado de que cayó, la grandeza de su herencia, el camino de su remedio para que en alguna manera se aficione y sospire por el.

    Para todo esto es necesario que intervenga prenda de grande seguridad con la qual el se pueda sustentar y estar en alguna manera cierto que es verdad lo que le prometen. Esta es la palabra de Dios, la qual el ha puesto y firmado con los hombres; y está tantas vezes repetida, tantas vezes afirmada y confirmada con tantas seguridades, con tanto encarecimiento, con tantas prendas, tan asseverada y jurada porque conoce la misericordia divina la grande flaqueza del hombre y la estrañeza que tiene para con el y para con sus cosas. No quiero llegar esto mas adelante sino aplicarlo al proposito de lo que al presente tratamos. Prometemosle al hombre bienaventurança y que desde aqui començará a ser bienaventurado. Dezimosle que se aparte de consejo de malos, de carrera de pecadores, de silla de pestilencia, que enamore su voluntad de la ley de Dios, que se exercite en ella de dia y de noche. A todo esto responderá que el no halla camino como ser bienaventurado; que el mal consejo lo tiene de sus vezinos y amigos y dentro de su coraçon; que la carrera de los pecadores es muy usada y no halla otra; que si no se assienta en silla de pestilencia se quedará cansado y en pie y burlado de los otros. Que la ley del señor es muy aspera, y mucho tiempo el dia y la noche para gastarlo todo en ella; que perderia entre tanto muchas cosas que le son muy importantes. Y sobre todo que ya que el se determine a estas cosas ¿quien le assegurará el salir con ellas y poder llegarlas al cabo? Si no sigue consejo de malos, tratarle han muy mal los malos. Si no va por carrera de pecadores, irá por camino muy trabajoso y dará en grandes peligros. Si huye de los assientos de pestilencia no le queda plazer en el mundo, será de fuerça que biva rnuy triste. Si sigue la voluntad del señor hallará muchos enemigos que lo persigan y lo maltraten. De dia manifiestos peligros, de noche fantasmas y sombras que le traigan siempre con temores y sobresaltos. Perderá su hazienda, perderá su honra, perderá su vida, no saldrá con lo que comiença, quedaráse con malaventura y sin el otro mundo y sin este. Pues para que el hombre esté seguro que si el quiere, se podrá ganar y, si se pierde, será por su culpa, interpone el profeta la promessa de Dios de parte de el y con espiritu de el, en que afirma que ay remedio para todo esto y lo ofrece y lo assegura por tan firme y por tan cierto como la justicia y la verdad de Dios es firme y cierta. Será este hombre de quien tratamos como el arbol que está plantado a las corrientes de las aguas, que dará su fruto a su tiempo, que su hoja ni se caerá ni se marchitará, que todo lo que hiziere terná prospero fin.

    Entre tanto que bivimos en la tierra y estamos tan hechos y tan habituados a los modos y a las cosas de ella, condeciende la divina clemencia a hablarnos y a enseñarnos por maneras y por comparaciones de las cosas de la tierra. Solamente se nos pide una condicion: que pues para la grosseria de nuestro juizio nos dan estas semejanças toscas, nuestra fe se despierte y se levante a considerar de alli la grandeza de las promessas y a subirlas de la poquedad de la tierra a la grandeza del cielo, y de la miseria de aca a la riqueza de alla, y de lo que dan y pueden los hombres y las otras criaturas a lo que da y puede Dios, criador y señor de todo. Esta comparación de hazer semejante al varon justo a arbol que está verde y está hermoso, es muy frequente en la divina escritura. El justo florecerá como palma, y extenderá sus ramos como cedro del monte Libano (Salmo 91). Y en los cantares (7) se dize que la estatura de la esposa es semejante a la palma, y otros muchos exemplos que se podrian poner. Agora digamos la razon de la comparacion y luego la aplicaremos al varon bienaventurado, que porque es justo le ponen desde aqui nombre y oficio como de bienaventurado.

    Entre lo que vemos aca, es cosa muy hermosa un arbol, y no ay nadie que no se alegre con verlo y que no buelva los ojos a el. Imaginad pues un arbol que por junto a sus raices passan corrientes de agua que nunca jamas en todo el año le falta; que está muy verde, muy sano, muy lleno de hoja. Cierto está que de este tal árbol se terná por averiguado que dará buen fruto. Ponensele estas condiciones particulares porque despues se entienda mejor la comparacion. Dezimos que sea arbol plantado a las corrientes de aguas. Que sea de los que tienen todo el año hoja, porque estos son los que ordinariamente quieren agua. Tal arbol corno este, hará muy grande ventaja a todos los otros arboles. Porque los otros estan en duda si ternán agua o si no. Hales de llover del cielo; esto es cosa incierta, ni se sabe si será ni a que tiempo será. En parte del año ternán hoja, en otra no la ternán. Unas vezes la ternán verde, otras la ternán seca o desmayada. Un año dará fruto, otro no lo dará; una vez buen fruto, otras vezes dañado. Y será necessaria cosa que oy le halleis con una enfermedad, mañana le halleis con otra; y que quando mas seguro estuvieredes, lo halleis seco.

    Es muy al reves de todo esto lo que tiene el otro arbol. Tiene el agua segura; que llueva, que no llueva, no le puede faltar humor, las corrientes de las fuentes passan por donde el está plantado; su hoja nunca se cae, porque el tiene aquella naturaleza y nunca le falta agua con que la sustente siempre verde y hermosa. Tienese por cierto el fruto porque no ay defecto por donde se pueda temer lo contrario, de parte del cielo ni de parte de la tierra. De esta manera dize nuestro profeta que será el varon que apartandose de mal consejo y de mal camino y de todos los otros males, se enamorare de la ley del señor, y tuviere exercicio en ella de dia y de noche. Será como un arbol que, puesto caso que está plantado en la tierra, tiene perpetuas corrientes de favor del cielo. Y assi como el arbol del campo que corren los arroyos junto a el, tiene el agua donde el mas la ha menester y mas provecho le haze -que es cabe las raizes- assi el justo tiene las corrientes del favor del cielo para esfuerço y para favor de las raizes en que está fundado, que son fe y esperança y caridad y todos los otros dones de arriba. Por el agua aqui aveis de entender el favor del espiritu de Dios, el qual en la divina escritura es significado por agua, assi como el justo es significado por arbol. La mayor necesidad que la tierra tiene es de agua; sin esta ella es luego seca y esteril, todo se consume y se pierde, no queda mantenimiento para plantas

ni para animales ni para hombres; no se espera de la tierra seca sino cosas venenosas, enfermedades y pestilencias. Por el contrario, el agua lo recrea y lo alegra todo, lo reverdece y lo resucita, da nuevo parecer y nuevo ser a las cosas. No se puede imaginar otra comparación más propia en el mundo para el espiritu y favor del cielo embiado por medio de Jesu Cristo, librador y señor de los hombre, para remedio y renovacion de ellos. Assi para significar el bien de la venida del redemptor dize el profeta Esaias (35) que se bolverá el lugar seco en estanque de agua, y la tierra sedienta en manantiales perpetuos, y que en los lugares donde los ladrones hazian cueva, nacerán cañas y juncos, por la grande humidad que avrá en ellos. Y en otra parte: Derramaré aguas sobre la tierra sedienta, corrientes sobre la sequedad; esparziré mi espiritu sobre tu simiente, y sobre tus plantas mi bendicion (44). Combidando y exhortando a los fieles que vengan a recibir los dones de espiritu santo, dize (55) que vengan a tomar

agua, dando a entender juntamente la grandeza de la miseria en que los hombres estavan y del remedio que les venia. Ellos son como tierra seca, sin fruto y, sin vida. Lo que les viene es renovacion, refrigerio y abundancia.

    Bolviendo pues a nuestro verso, dize que será el tal hombre como arbol plantado a las corrientes de aguas, en lo qual se da a entender la grande liberalidad que la mano del señor usará para con el. No dize que le darán agua sacada de alguna parte o traida desde lexos, no que lo regarán a mano, por donde pueda temer escasseza, no le señala un tiempo mas que otro, sino que serán corrientes de aguas para todo tiempo y con grande abundancia Será bien que vamos tratando esto algo de espacio. Començarnos a dezir que las raizes del hombre justo estan fundadas en la ley de Dios y en la obediencia de sus mandamientos; y que las raizes son fe, esperança, caridad y todos los otros dones que son menester para contradezir y resistir a todo aquello que tiene enemistad y guerra con la ley y justicia divina y con la bienaventurança del hombre. Estas raizes son favor del ciclo y son espiritu de el y son sustentadas con el. Entiendese tambien por las corrientes de aguas la providencia y, cuidado que Dios tiene sobre el justo para guardarle y librarle de todos los trabajos y peligros de este mundo, de tal manera que no se pierda ni dañe en ellos ni halle impedimento alguno para ser bienaventurado.

    Dize señaladamente que este arbol está plantado y no nacido de si mismo como otros que la tierra produze sin industria ni manos de hombres. Este ser plantado es la elección divina, la qual es el verdadero fundamento del justo y la verdadera seguridad de su bienaventurança. Esta no tiene otro fundamento ni otra razon sino sola la voluntad divina, la qual haze de sus criaturas lo que a ella bien le parece, porque Dios es el señor y el hazedor de ellas y como tal se puede servir de las obras de sus manos. No os eligieron por los que vos erades, porque vos nacistes ayer y vuestra eleccion está con-

certada desde los dias de la eternidad; no por lo que aviades de ser, pues sabia el señor que os eligió que aviades de nacer enemigo suyo y en pecado y en condenación. Eligióos en Jesu Cristo para que fuessedes redimido por el y tornado y restaurado a la gracia que perdistes. De aqui aveis de considerar quan poco teneis de que ensoberveceros por ser elegido, pues os eligieron tantos años antes que tuviessedes ser; y quantas gracias deveis al señor pues que no hizo la eleccion por las obras que vos aviades de hazer, pues vuestra primera obra o vuestro primer nacer avia de ser en pecado. Deveis juntamente ser agradecido todos los dias de vuestra vida pues el señor que os crió no dexó en vuestro escoger lo que avia de ser de vos, porque lo perdierades y os perdierades teniendo enemigos tan grandes. Asseguróos con un elegiros el, con tomaros a su cargo, con teneros en sus manos, de las quales no os podrá sacar todo el poder del infierno. Lo que resta a vuestro cargo es que para mas seguridad y mas paz de vuestra misma conciencia, y para que tengais una como certinidad de ser elegido por Dios, fructifique en vuestras obras, como es razon que lo haga el que es escogido de Dios y plantado en su elección (2 Pet. l).

    En todo esto que avemos dicho se ha declarado quales son las señas y obras del varon bienaventurado y justo y de qué manera es favorecido y socorrido del cielo. Porque ni el haria tales obras si no tuviesse tal favor y tales corrientes de aguas, ni ternia tal favor, si el no se aplicasse a el, si no se holgase de alcançarlo y tenerlo, y de fructificar y hazer obras conformes a tal socorro. Facil cosa es conocer por lo que avemos dicho qual es la primera y principal condicion del justo: esta es humildad y verdadero conocimiento de si mismo. Porque el no se plantó, sino plantaronlo. Fuera esteril y desaprovechado, si no tuviera corrientes de aguas, las quales no son de si mismo sino venidas y encaminadas de lexos. Esta consideración es en grande manera necessaria para el hombre que quiere servir a Dios y tiene tal exercicio: que sepa que, antes que pudiesse hazer bien ni mal, lo eligieron y señalaron para que fuesse justo y, por justo, bienaventurado. No fue esto por sus obras ni por su merecimiento pues tantos años antes que el pudiesse obrar fue elegido. No se efectuara esta eleccion si para el efecto y obras de ella no le viniera del cielo el favor. El mismo que lo elegió, el es el que lo justifica, el es el que lo favorece y sustenta, para que conforme a la eleccion haga obras, semejantes a las obras de su unigenito hijo, pues fue elegido y señalado para que fuesse semejante a la imagen de el (Rom. 8. 9).

    Queda pues de aqui en limpio que lo primero que ha de hazer el hombre, y hecho con grande atencion, y hecho ordinariamente, es dar gracias a Dios que lo eligió de su sola liberalidad y misericordia. Responderá que el no sabe si es elegido antes duda mucho de ello; y es gravissimamente tentado de lo contrario; y sus obras le dan ruin testimonio. Diremos después a lo de las obras y agora diremos de lo primero. Lo que deve de hazer es remitir estas cosas todas a la bondad y a la justicia divina, confiandose de ella con grandissima seguridad, creyendo firmissimamente que no puede ser ni pensarse cosa mas derechamente guiada que lo que ella tiene concertado. Todo lo demas le da muestras de grande favor, de llamarlo Dios, de procurar con grande diligencia su salvacion. La razón con que el mismo se ha de convencer para esto, y persuadirse de todo esto, y resistir a las tentaciones, es la misma que el salmo pone, que es verse plantado y nacido cerca de corrientes de aguas.

    La cuenta ha de ser esta. La misericordia divina ordenó que naciesse entre cristianos, entre gente que tiene verdadera noticia de Dios; donde antes que tuviesse juizio para conocer ni bien ni mal, ni si era hombre u otra cosa, fui baptizado, limpio del pecado en que nací, revocada mi condenacion, libertado de mi captiverio, fortalecido con dones de Dios, recibido en su amistad y gracia, contado en el numero de su hijos. De forma que si estonces partiera del mundo tenia por cierto el cielo y la bienaventurança. Y pues estonces no me llevó el señor quando yo estava en su servicio, señal es que me dexó para mas servirse de mi si yo no huigo de su servicio. Quando crecí y tuve conocimiento halléme cabe corrientes de aguas, en iglesia cristiana alumbrada con lumbre y aviso del cielo, donde está la revelación de la palabra de Dios y el uso de sus sacramentos, adonde estan sus promessas y las prendas y fianças de las promesas. Hallé enseñadores de todo lo que me conviene, sin que me cueste otra cosa mas de quererlo yo oir; quien me administre los sacramentos, con que yo quiera y me apareje para llegar a ellos. Soy cada día llamado, cada dia exhortado, esforçado y castigado con la palabra divina. Todo esto corrientes de agua son y corrientes son del cielo. ¿Qué queda, sino no huir de ellas? Señal es, pues me pusieron tan cerca, que para mi las embian; no ay otra mala señal sino apartarme yo mismo por mi sola voluntad. Si me allego, seguro está todo; y para poderme allegar, cerca estoy. De mis obras soy juez; en esto solo me conviene entender. Veo que las puedo hazer buenas y las hago malas. Quiero trocar el camino pues por aqui dize Dios que me ha de juzgar; favores veo de mi parte; no puede faltar la palabra divina que me tiene prometido socorro para que yo pueda obrar bien y defenderme del mal. Quierolo pedir, que darmelo han y aprovecharme con el para las cosas a que soy llamado. Esta que avemos dicho es la cuenta que deve de hazer el cristiano y todos los otros secretos remitirlos a la sabiduria de Dios y fiarlos de su bondad y de su misericordia, y con esforçado y alegre animo procurar de bever de las aguas que vee que corren tan cerca de si.

   Con todo esto mitad que todo lo que fructificare, y todo aquel aparejo que para fructificar tiene, son mercedes de mano agena, pues ni el se plantó, ni crió la agua, ni guió las corrientes de ella. Conoce que de si mismo no es suficiente, ni aun para un buen pensamiento con que Dios sea servido. En pecado fue engendrado y en enemistad del cielo; subgecto a ley de prevaricacion y a malas inclinaciones. Si assi se lo dexaran arbol fuera en tierra esteril y seca, plantado solamente por mano de hombres, cuyo fruto fuera espinas con gusano del demonio y de su propia traicion. Si otra cosa es, por agena liberalidad lo es, y por liberalidad del señor a quien el avia ofendido gravemente y que ninguna necessidad tiene de el ni de sus frutos ni hojas. Si provechoso es, para si mismo lo es; suya es la necessidad, y suyo es el peligro. ¿Qué tienes, hombre, que no recibiste? y si lo recibiste ¿por qué te ensoberveces y presumes de ello, como si no fuesse ageno ni dado por otra mano? (1 Cor. 4). Mira el peligro en que estás que por grandes que sean tus bienes, el dia que los tuvieres por tuyos y no los agradecieres a cuyos son, esse mismo dia los pierdes; y si algo te queda de ellos solamente es la sombra, que del verdadero fruto y provecho tu misma sobervia te dexó vazio (ep. Jud.). Eres tan ciego

y tan ignorante de parte del linage de donde vienes, del pecado en que te hallaste, de la locura y, enfermedad que en ti mismo y en tus raizes tuviste, que aun todavia te persiguen los pensamientos de tu vanidad, la sobervia de tu desvario para querer presumir que eres lo que no eres, que vales lo que no vales, que mereces lo que te dieron, que tienen necessidad de ti, que te deven y que ganaste y todo esto son las reliquias de tus perdiciones antiguas.

    Menester es que pelees con estas flaquezas pues por bien librado que estés, no puedes bivir sin ellas. Quanto mas combatido eres y mas las tienes en tu coraçon, tanto tienes mayor necessidad de resistencia y contradicion. No te dexas de conocer porque no esté bien claro y bien manifiesto aquello que deverias de conocer. Tus ojos tienen la culpa que lo demas todo facilmente lo verias. Procura pues de abrirlos y con atenta consideracion mirar tus bienes y males, y verás que los males son tuyos, y son agenos los bienes. Buelve atras a lo que fuiste, y mira que hallarás quan mal arbol y quan mal fruto. Conoce quanto te persigue la carcoma de tus ruines inclinaciones, y entenderás que si daño ay en el fruto, de aqui procede. Para mientes que viene del cielo hermoso, que las aguas son claras y limpias, y que por solamente passar por ti, sale con defectos y rugas. Considera, ya que fructifiques, quan poco es el f ruto que das por tu sola culpa por tu escasseza y miseria; que la mano que te plantó larga es; las aguas con que te riegan en grande abundancia las embian. Entiende que si no eres tan bien proveido, no es porque no te plantaron cabe las aguas, sino por los estorvos que tu te buscas y por la pereza que tienes en quererte llegar a ellas. Estos argumentos todos, y otros muchos que tu hallarás si quisieres entrar en ti mismo, hechos verdaderamente sin mezcla de tus lisonjas, concluirán contra ti; y harán prueva de tus muchas faltas; y harán que sepas conocer los defectos de ti mismo; que bivas con mayor cuidado; que entiendas los bienes que tienes y de cuya mano los tienes. Castigarán juntamente tu sobervia, desterrarán tu pereza, y encenderán tu codicia y zelo. Baste esto para declaracion de aquella parte del verso en que dize que el justo será como arbol plantado a las corrientes de las aguas.

    Passemos agora adelante a dezir de los frutos de este arbol, los quales han de ser muy semejantes a las raizes que tiene y al favor con que es regado y curado. Diximos que las raizes eran fe y esperança y caridad y los otros dones que acompañan y adornan estas virtudes. Los favores y riego son conforme a las raizes; razon es que el fruto sea conforme al favor y raizes. Assi da por señas del justo y del bienaventurado que dará fruto a su tiempo. Que assi como del arbol bueno y sano y bien plantado, de buen natio, y regado de buena agua y curado con diligencia, se espera el fruto a su tiempo con mucha certinidad, assi este hombre bienaventurado dará su fruto a su tiempo. ¿Qual es el fruto? Fruto de fe, de esperança y de caridad. ¿Qual es el tiempo? El que le señala el que le plantó. Los pecadores de quien primero tratamos, para sus malos frutos señalan ellos mismos sus tiempos. Fructifican sus malas obras quando las pide su loco juizio, y su vana sabiduria. Siguen en esto el antojo de su sobervia, de su ira, de su avaricia, de su deleite y su torpedad. El justo tiene por sazon de su fruto la que la justicia divina le pide. La prudencia humana confiada de si misma, de sus experiencias y avisos, enemiga de la simplicidad de la fe, mide y tantea sus tiempos, teniendo por cosa muy cierta que por alli ha de acertar. En los unos está muy sobervia, en los otros muy covarde. Esto es quando ella está muy libre y desapassionada a lo que de si misma juzga. Quando está señoreada de las passiones y afectos que agora diximos, sobervia y todo lo demás, no tiene otras sazones sino las de sus mismos afectos.

    El justo como tiene por principal y por primera raiz la fe assi el primer fruto que da es fruto de fe, que es confiar el tiempo de todas sus obras de la providencia y de la ley divina. Quandoquiera que le mandan ir entonces va; no sabe poner excepciones, no sabe alegar prudencias, para de dia y de noche no tiene otra luz ni otra regla sino la ley del señor. Exemplo de este tal fruto tenemos en Abrabam quando le mandaron sacrificar su hijo. ¡Qué de excusas pusiera alli la sabiduria humana! que no era razon que el mismo fuesse matador de su hijo; que era contra ley humana, contra toda inclinación de hombres; que ¿qué servicio podia ser para Dios la muerte de un niño innocente? Saliera la infidelidad por otra parte con falso color de fe, diziendo que por alli se impedia la verdad del señor y el cumplimiento de su palabra, por la qual avia prometido que de la sucession de Isaac avia de salir el remedio del mundo. ¿Como podia ser esto muriendo sin sucession? Atrevierase a glosar y entender de otra manera lo que el señor le mandava y a cumplir con alguna hipocresia que le fuera poco costosa. Resistiera juntamente el propio interesse y la propia afeccion de padre. Querialo para heredero y el autor de las mercedes. Fructificó la esperança porque legitimo matrimonio y nacido en su vegez.

    Todo esto calló en Abraham porque prevaleció la fe en que el estava fundado, la qual le enseñava que no avia otro tiempo para sus frutos y obras sino el que señalasse el señor y el autor de las mercedes. Fructificó la esperança porque no dexó de esperar y tener por cierto que el linage y sucession de aquel niño avia de ser multiplicado sobre las estrellas del cielo, como las arenas de la mar; que de alli avia de salir la bendicion de las gentes. Tuvo esperança contra esperança y lo que por una parte le quitava la razon humana, le confirmava por otra la palabra y verdad de Dios. Assi como al principio, quando le fue prometido el hijo, no consideró su vegez, ni la esterilidad y noventa años de Sara, sino que tuvo por cierto lo que el señor prometía; assi despues no dudó en la sucession de su hijo, ni en la bendicion del mundo, aunque se lo mandavan sacrificar siendo de tan pocos años (Rom. 4). Menos estuvo alli esteril la caridad, porque tambien dio su fruto corno quien era. Pospuso el amor propio y el amor de la vida del hijo al amor que se devia a Dios, y assi alegremente se determinó a matarle. Hizo tambien esta caridad verdadero fruto para con el hijo y tuvo en ella regla y camino de amarlo acertadamente, porque conoció quanto mejor le estava a aquel niño morir siendo sacrificio de la voluntad y obediencia de Dios que bivir muchos y muy prosperos años para la possession y riquezas del mundo.

    Este que aveis oido, y de la manera que lo aveis oido, es el tiempo y la sazon en que da el hombre justo su fruto. Arboles ay que dan en invierno fruto, mas no lo dan en verano; otros que lo dan en verano, más fatales en invierno. Aqui tomamos por comparacion arbol que nunca le falta agua y que siempre tiene hoja, para que tenga condicion y aparejo de dar fruto por todo tiempo. Leemos en el evangelio (Mat. 21) que passando el redemptor por cerca de una higuera que estava muy adornada y cubierta de hojas se llegó a ella para coger higos y que, no hallando sino solas hojas, la maldixo, y se secó, no siendo tiempo en que las higueras suelen tener fruto. Lo qual pone a muchos admiracion y buscan la causa por que nuestro redemptor maldixo al arbol que no tenia fruto en tiempo que no lo avia de tener segun regla de naturaleza. La causa es la que aveis oido. En aquel arbol que no sentia y que no era capaz de injuria ni de castigo, enseñó el hijo de Dios a los hombres como avian de tener fruto en todo el tiempo que el lo pidiesse, y los amenazó con el açote que les estava aparejado si no lo hiziessen assi. La misericordia da exemplo de castigo en lo que no siente el mal del castigo. Castiga la divina clemencia al arbol que es sin sentido, y da termino al hombre y espacio para que se convierta a el. Es luego la general regla que este arbol del justo no tiene de si el parecer, ni la eleccion del tiempo en que ha de dar fruto, sino que lo ha de dar conforme a la voluntad del señor.

    Y assi como le enseñamos que se apartasse de andar en consejo de malos, de estar en carrera de pecadores, de assentarse en silla de pestilencia declarando que por estas tres cosas se entendian todas las acciones malas; y luego le amonestamos que tuviesse en la ley de Dios su voluntad, y se exercitasse en ella de dia y de noche, que quiere dezir en todas sazones y en todas sus obras, assi agora le dezimos que tome por guia de sus elecciones la ley y voluntad del señor, y que esté aparejado para dar fruto en todo tiempo, pues en todo tiempo lo riegan y tiene perpetuas para este efecto las corrientes de las aguas. Todos los frutos de los arboles son semejantes a su origen y a su linage, y conformes a la virtud y principio que tienen en sus raizes. Pues por este camino pedimos aqui los frutos. Las raizes son de fe. Si verdaderas son produzirán fruto de fe. Ninguna adversidad, ninguna pobreza, ningun trabajo, ninguna afrenta será bastante para bolver atras en la confession del nombre de Dios, en manifestar y mantener su verdad, en seguir su justicia y sus mandamientos, en permanecer y estar firme en ellos, en crecer y tener por cierto que lo que dize Dios es verdad, que son sus promessas sin falta, que es grande merced que le haze, que lo guia por buen camino, que le dará prospero fin, que lo sacará con victoria y grandes mercedes y premios. Que ninguna cosa de estas ni de otras muchas que se podian pensar tenga fuerça ni sea bastante para estorvarle aquella alegria que nace de la esperança. Que en medio de los trabajos, en medio de los tormentos le dé consuelo un plazer que ha de ver a Dios, que ha de gozar de estar en su compañía y servicio para siempre jamas, que le ha de sacar alegre de todos los trabajos y tentaciones en que se viere. Que no aya necessidad, no atadura que le estorve para que no tenga caridad con su proximo. Que en todo tiempo halle su hermano abierto su coraçon para perdonarlo y para quererlo y para rogar a Dios por el; en todo halle aparejada su lengua para honrarlo, sus manos para favorecerlo, y que la necessidad agena sea la regla y el verano de su fructificar. Que con estas mismas armas vença siempre al demonio y al pecado.

    Con la fe esté tan firme en lo que manda Dios que no basten todos los interesses que le prometiere el demonio para desasirle de ella. Con la esperança esté tan alegre que no trueque su plazer, ni la paz de su conciencia, ni el zelo de la gloria de Dios por todos los deleites, por todos los contentamientos que pueden venir del pecado; su plazer tenga por el verdadero, y el del demonio por feo, por falso y por venenoso. Que tenga tanta caridad con su proximo que no pueda el demonio con todas sus artes y mañas alçarle las manos ni ojos para contra su fama, ni contra su honra, ni contra su hazienda ni contra su muger, ni contra su hija, ni otra cosa que le tocare.

    Oido aveis de las raizes, oido del fruto y del tiempo en que se ha de dar. Agora es bien que oigais de las hojas. Ya sabeis que ay muchos arboles que en acabando de dar el fruto pierden la hoja. Otros ay que aunque ayan fructificado quedan siempre con su hoja como con promessa y fiança del fruto que han de tornar a dar. A esta comparacion apunta aqui el profeta diziendo que el arbol a quien es comparado el justo, aunque ha dado fruto, no se le cae ni desmaya la hoja. Por esta comparacion amenaza Dios a los malos en Esaias, diziendo (1): Sereis como arbol a quien se le envegece y se cae la hoja y como huerto a quien falta el agua. Las hojas hazen hermoso al arbol; danle buen parecer y alegria para quien lo mira; son señal de estar bien regado y curado; sirven de guarda y amparo para la fruta. De esta manera tiene sus hojas el varon justo; son santas muestras y santos exemplos, sin escandalo de nadie.

    Una de las cosas que mas convienen al cristiano es tener tal compostura y tal concierto en su vida, en sus platicas y en su habito y en todas las otras muestras, que edifique en el proximo buen exemplo, de manera que nunca se vea en el ni una sospecha de menosprecio del escandalo que puede dar a su hermano. Para lo qual ha de condecender en muchas cosas para con la flaqueza de los otros, aunque para el no le haga mas al caso el dexarlas que el tomarlas. Muchos arboles hallamos que tienen hoja y no fruto, como tenia la higuera en el tiempo que nuestro redemptor llegó a ella. Assi ay hombres de mucha aparencia y que en las muestras quieren dar a entender que tienen fruto, aunque no lo tengan. Tienen tan compuesta la hoja algunos de ellos que basta para engañar a los hombres. A Jesu Cristo no pueden engañar, como no lo engañó la higuera. La ira que contra estos tiene declarólo en maldezirla y en secarse en aquel punto.

    Arbol que tenga fruto y no hoja, cosa es que no lleva camino. Mala sazon tiene el fruto del arbol sin hoja; cosa es siempre desaprovechada. Por estos tales arboles es figurada otra suerte de hombres no menos vanos que los primeros, los quales quieren dar por desculpa del escandalo de su vida, de las aficiones de sus interesses, de la libertad que se quieren tomar, cierto espiritu que tienen de dentro, cierta privança con Dios, cierta intencion santa y buena, segun ellos dizen, con que quieren no ser juzgados, y juzgar ellos; menospreciar y excusar lo que se les pide y la razon les demanda, pretendiendo no ser como otros y particulares licencias para no serlo. De estos siempre uvo muchos en la iglesia de Dios, y los avrá siempre. Contra los quales escrive en muchos lugares el apostol san Pablo enseñando que en todo quanto la ley de Dios sufre y no viene en dirninucion de la verdad y, gloria del evangelio, se tenga paz con los hombres. Bien podia el comer carne sin punto de ofensa de Dios, y sabia que importava muy poco comer o no comer de lo sacrificado (1 Cor. 10), y con todo esto dize (1 Cor. 8) que si viesse que de ello se escandalizava su hermano la dexaria de comer todo el tiempo de su vida, Bueno, dize, es no comer carne ni bever vino y dexar de hazer qualquiera cosa por donde tu hermano tropieça o se escandaliza o recibe flaqueza. Tu dizes que tienes fe y que sabes lo que es necessario y lo que no es necessario; lo que haze al caso o no haze; bien has dicho, guarda essa fe y essa certinidad para contigo y para con Dios, mas en las muestras de fuera ten respecto y consideracion a la flaqueza del proximo (Rom. 14). En caso de cumplir el mandamiento de Dios a que somos de fuera obligados no ay respecto de hombre poderoso ni no poderoso, sabio ni no sabio, ni ay muerte ni vida, por quien se aya de dexar. En todas las otras cosas grandes consideraciones se han de tener al sossiego y a la paz de la conciencia del hermano; y en muchas cosas ha de tener el hombre por bien de perder su contentamiento y su libertad por fin y respecto de conciencias agenas y de juizios agenos.

    Grande libertad era la que tenia el apostol pues tenia la del evangelio y la del espiritu de el, la qual el muy bien entendia; con todo esto dize (1 Cor. 9) que muchas vezes se subgetava a cosas de la ley no teniendo subgeccion a ella. Con los judios se hizo como judio, con los flacos como flaco; finalmente con todos se hizo todo por poder aprovechar a todos. Grande es la libertad que el evangelio permite mas grande consideracion se ha de tener a que so color de libertad de espiritu no sigamos libertad de carne, el qual engaño siempre fue muy dañoso y perjudicial en la iglesia cristiana. Prosiguiendo adelante las hojas de nuestro arbol digo generalmente que cada uno en su estado y en su vocacion ha de estar siempre no solamente con fruto, mas tambien con hoja, y con hoja verde y de buen parecer. Y que es burla y engaño muy grande el que excusa su libertad o lo que quiere hazer con dezir que da fruto de obras ciertas y verdaderas y que no ha menester tener hoja. La diferencia de la vocacion que cada uno tuviere hará que aunque en la fruta sea semejante con todos los otros, en la hoja haya alguna diferencia; mas todos han de tener fruta y todos han de tener hoja. El que se viere llamado al oficio de la palabra de Dios no solo se ha de contentar con hazer las obras que deve, como uno de los otros, que es el fruto de que para consigo mismo tiene grande necessidad, mas ha de tener hoja para con todos, sin la qual no tiene excusa con dezir que fructificó para si y que no es menester mas. Si evangelizare, dize el apostol (1 Cor. 9), nada se me deve por ello, ¡y ay de mi si no evangelizare! En este tal la hoja será la doctrina y toda la otra diligencia que conforme a tal oficio deve de tener para la vida y para la palabra.

    De estos arboles haze mencion el profeta Ezechiel (47) en la vision en que se le representó la ciudad de Jerusalem, por quien se entiende la iglesia. Entre muchas cosas de las que alli vido es una el arroyo de agua que salia del santuario e iva siempre creciendo hazia la parte de oriente. De la una y de la otra parte de este arroyo dize que avia arboles con mucha fruta, que cada mes acudian con ella, y las hojas de ellos eran para medicina. Este arroyo es las corrientes de agua de quien avemos tratado que proceden del santuario, que es la presencia de Dios. El crecimiento que siempre lleva es la abundancia de la misericordia y la largueza con que se nos comunica. Los arboles de la una y de la otra ribera son los justos. Nacer de una y de otra parte significa la palabra y misericordia divina no ser esteril, sino que halla en los hombres en quien haga su efecto con grande poder y eficacia. El fruto son las buenas obras y guarda de la ley de Dios. Y este dize que era para manjar, del manjar que Cristo nuestro redemptor dize que tenia hambre quando aviendo hablado con la Samaritana, respondió a sus dicipulos que el tenia un cierto manjar de que ellos no tenian conocimiento [Juan. 41. Las hojas son las muestras y buenos exemplos de que ya diximos que son para medicina de los enfermos.

    No ay mayor medicina para el sobervio que el exemplo del humilde. No otra para el injuriador que la paciencia del injuriado. No otra mayor afrenta ni mayor açote para el engañador que la bondad y simplicidad del justo. Si tu enemigo, dize Salomon, tuviere hambre, dale de comer y haz cuenta que encendiste brasas sobre su cabeça (Prov. 25), avergoçastelo con tu obra, provocastelo con tu buen exemplo a que siga la virtud. Para los infieles y naciones estrañas, medicinas son las hojas del pueblo cristiano, si son quales deven de ser. Mas por nuestros pecados si agora entrasse un moro o un turco, no teniendo conocimiento de la verdad de nuestra doctrina, sino queriendo juzgar por lo que viesse en nosotros la certinidad de la ley que seguimos ¿qué medicina hallaria en nuestras hojas quando viesse nuestras sobervias, oyesse nuestras locuras, experimentasse nuestras venganças, conociesse nuestras supersticiones, alcançasse a entender el uso y la pratica de nuestras mentiras, de nuestras deshonestidades, de nuestra avaricia y de nuestros robos; la profanacion de las cosas sagradas, la blasfemia y el menosprecio de la misma religion que dezimos que tenemos? No ay, duda sino que juzgaria siniestramente de la grande verdad que Dios nos ha revelado; engañariase el y haria engañar a otros. Y de todos estos engaños nosotros seriamos y somos la causa. Y bien se parece en los castigos que de la divina mano nos han venido quan ofendida tenemos su magestad con este pecado, por dar tan mal olor en el mundo de los bienes y mercedes que nos ha hecho sobre todos los otros hombres.

    Dexemos agora esto y passemos a lo que unos a otros devemos, y la manera con que nos pagamos, ya que de las naciones estrañas no hagamos caso. En todos los estados la hoja será aquello que cada uno generalmente o particularmente deviere en las muestras y señales que ha de dar para con los otros. Si esta regla es verdad, ¡quan sin excusa quedarán muchos que pretenden que son cristianos que, ya que no los juzguemos en las obras y guarda de los mandamientos, a lo menos ponen gran diligencia, y sabemos que la ponen, en no tener buena hoja! Hojas son las palabras, hojas son los exercicios, hojas son los vestidos y adereços de la persona y hojas son otras muchas cosas y maneras con que se biven.

    La licencia que en todo esto ay, la soltura y, demasia ha llegado a tales terminos que de lexos ni de cerca no hallareis hoja de la que nuestro salmo pide, no buen parecer ni color, sino arboles secos y tristes (ep,Jud.) y que con todo esto porfian que estan cargados de fruta y que no es menester mas. Si queremos parar mientes en la mayor parte de las palabras y platicas que se usan, las unas son todas sobervias, todas son amenazas, todas son fieras, todas son vanidades, todas son grandezas; las otras todas son torpedades y desverguenças y si todo esto no es claro para los ciegos, no lo dexa de ser para los que veen aunque sean cortos de vista. Esto es lo que suena por las calles, lo que se trata en conversaciones; que ya el menor inconveniente y la mejor hoja que en este caso se puede hallar es que sean palabras ociosas y que juntamente no sean viciosas. ¿Qué platica ay ya que no sea en perjuizio del proximo para quien la oye, o muestra de vanidad y locura para quien la dize? ¿o que no dé ocasion de ruines pensamientos, de locos y vanos acuerdos y de malos exercicios? En todo ha de ser santa la conversacion del cristiano. Grande mansedumbre ha de aver en sus tratos. Exhortar tiene con la palabra. Grande reprehension han de tener sus muestras contra los que se desmandaren ya que su lengua no hable. Finalmente, en todo lo que sus hermanos pudieren juzgar acerca de lo exterior ha de hazer representacion con que dé testimonio que es criatura y hechura de Dios, alumbrada por la palabra de su unigenito hijo y zelosa de su gloria.

    Hojas son estas de quien hablamos las quales sirven para ojos agenos y para conversacion del buen fruto. El dueño del arbol contentarse ha por ventura con que su planta lleve buenos frutos y no se matará por las hojas. Mas el que passa por el carnino quiere buena sombra y buen parecer. El dueño del arbol Dios es que sabe vuestro coraçon; y vos tambien sois el que en alguna manera lo sabeis. Para con el y para con vos, quanto a lo que toca al fruto, rematada teneis cuenta; el es testigo de vuestra fe, de la simplicidad de vuestro coraçon y de la limpieza de vuestras obras. Mas dize con esto que no os plantó para si solo; porque a ser de esta manera, plantaraos en un rincon adonde el solo os viera y solo gozara de vos. Tened atencion a que os puso en publico campo y en publica huerta del mundo, y que no solo quiso el el fruto mas que juntamente diessedes a los que os mirassen recreacion, plazer y contentamiento con vuestras hojas y sombra, y les diessedes ocasion a que por este respecto bendixessen al señor que os plantó.

    Mucho parece que me he detenido en esto, porfiando y repitiendo unas mismas sentencias, porque sé que aun con toda esta porfia no lo entendereis, o a lo menos no lo querreis entender. Y pues yo he ya cumplido con lo que parece que soy obligado, bien será que dexemos esto porque podamos proseguir lo que resta para entera declaración del verso. Mas con todo, primero que demos fin a este lugar, es bien que sepais las condiciones de las hojas que nacen de nuestro arbol que es no solo no caerse, mas no marchitarse. Esto quiere dezir tambien alli -por presuposicion- el vocablo hebraico. La hoja que no se marchita ni se descolora no se cae. ¿Qué quiere dezir esto? Quiere dezir que este zelo y cuidado de buen color no ha de desdezir ni afloxar en el buen cristiano. Como ay diligencia para la fruta, la ha de aver para esto. Quiere dezir mas: que este arbol de quien tratamos está siempre en un ser. Al verdadero cristiano lo que le conviene de su fruto y de sus hojas para un tiempo segun el estado de su vocacion, aquello mismo es lo que le conviene para otro tiempo, si la caridad no le enseñare otra cosa mejor.

    Seria largo processo si quisiessemos particularmente proseguir esto en todos los estados y declarar quales son las hojas que cada uno en su profession deve tener, y como no se han de caer ni han de perder su color. Aunque ninguno avrá que verdaderamente dessee poner su voluntad en la guarda de la ley del señor que este mismo desseo no baste para enseñarle todo aquello que por la brevedad del tiempo aqui queda por enseñar. En una cosa han de convenir todos, la qual es regla y doctrina general para todos, esto es la obediencia exterior de la iglesia, señalada para el concierto y unidad de los fieles para la conformidad y enseñamiento de su doctrina, para el exemplo que entre si han de dar unos a otros y todos juntos a los infieles, para la administracion y participacion de los sacramentos. Estas son hojas de santa y de verdadera religion, que en el verdadero cristiano presuponen verdadero fruto y el mismo fruto las quiere y demanda para compañia y conservacion de si mismo. Ay entre estas cosas unas de mayor necessidad y mayor importancia que otras, mas ninguna ay tan liviana en quien no se aya de tener gran respecto al escandalo del proximo y a la muestra de la obediencia que cada uno deve de dar. No aveis de entender aqui que sea obligado el cristiano a seguir las invenciones que cada uno quisiere inventar y quisiere introduzir. Con la iglesia avemos de tener cuenta porque esta es nuestra madre, y esta es nuestra enseñadora, y esta es a quien devemos particular obediencia; y no ha de tener nadie atrevimiento de por la invencion y norte de su cabeça tomar autoridad de iglesia, y pedir y enseñar nuevas obligaciones a los fieles, ni ellos las han de recibir por tales.

    Concluyendo con nuestro verso digo que, assi como ninguna contradicion ni adversidad basta para poner estorvo al verdadero cristiano que no dé fruto a su tiempo de aquello que es obligado a tener en su coraçon, assi no ay cosa que baste para hazer que se le caiga la hoja de la profession exterior,

y del exemplo que deve de dar corno arbol que tiene en si verdadero y cierto fruto. Digo mas: que no solamente no se le ha de caer esta hoja, mas no se te ha de desmayar, ni ha de mudar el color. Quiere dezir que nunca ha de señalar muestra de flaqueza de bolver atras en aquello que te manda Dios. De esta hoja estuvieron siempre acompañados los santos rnartires y los santos confessores. Con esta estuvieron siempre verdes aquellos grandes varones que fueron provados y exercitados con muchos y muy diversos trabajos y diversas tentaciones. No solo quiere Dios que te den fruto, no solo quiere

que le sirvan, mas que le den y que le sirvan alegremente. Ninguna razon ay para que caya ni desmaye la hoja. en el santo arbol del justo; siempre tiene agua, siempre tiene abrigo y favor ¿por qué no ha de tener siempre hoja y hermosa hoja? Los arboles a quien les falta el agua no es maravilla que algun tiempo esten tristes y sin hojas y sin fruto, mas el arbol siempre favorecido e igualmente favorecido nunca deve de estar sin ello.

    Es bien que entendais agora que en esto que avernos dicho ay juntamente promessa de parte de Dios y lo que de parte de si ha de obrar el varon justo. Digo que estas mismas palabras: »será como arbol plantado a las corrientes de las aguas» &, son promessa que haze Dios para con el y son demanda de lo que el ha de hazer para con Dios. El señor dize que el le favorecerá y terná cuidado de el para que siempre tenga aparejo de dar fruto al tiempo que se le pidiere y para que nunca le falte ni se le desmaye la hoja. Y le demanda que el corresponda de tal manera que nunca lo hallen sin fruto y que nunca lo hallen sin hoja. Los favores de parte de Dios son, como ya diximos, fe, esperança y caridad y estos mismos son las raizes del arbol. El fruto y hojas de estas raizes es lo que se le demanda, que es la execucion de las obras de fe y de esperança y de caridad; y el pedirselo es grande favor pues le ayudan para ello.

    Estas raizes planta Dios en el escogido y en el que se siente necessitado de ellas y las busca con grande desseo, y las pide con grande congoxa, y las pide al que las tiene. Estas son siempre sustentadas con corrientes de continuos favores en el que no las quiere perder y conoce que en tenerlas tiene bienaventurança; y en la hora que le faltan es esclavo de la perdicion y de la malaventura. El favor con que mas se sustentan es el exercicio de ellas. Las ocasiones del exercicio favores son de Dios. Todas las vezes que el hombre se vee despertado o se vee forçado a que si no se quiere perder haga obra de su fe, que se afirme y se fortalezca en su esperança, se comunique y aproveche a otros con su caridad, corriente es que le viene del cielo para el sustentamiento de sus raizes, para la fertilidad de su fruto, para la hermosura y multiplicacion de sus hojas. En las plantas materiales ay muchas que se dexan vencer de las injurias del tiempo. El invierno es su adversidad y no ay en ellas poder para no quedar maltratadas y despojadas de todo.

    Los arboles de nuestra justicia tienen una condicion: que lo que por una parte parece su adversidad, por otra es su prosperidad y su riego. Trabaja el demonio por derribarle; pide el socorro a Dios que es el señor de la huerta y el que primero lo plantó en ella y a quien se le deve el fruto. Favorecele de tal manera que aquel invierno es su verano. Sale de aquella porfia con las raizes mas afirmadas, con el fruto mas abundante, con la hoja mas hermosa, con aparejo y mas fuerça para ser mejor adelante. Porque no se torna el demonio con el sino con el señor que le favorece y le embia las corrientes, el qual no sabe faltar quando le llaman los suyos. Cerca está el señor, dize el mismo profeta, de los que le llaman si le llaman de verdad (Salmo 144). Llamarle ha de verdad el que conociere de verdad su flaqueza y pusiere cierta y firme confiança en la palabra y promessa divina. Si los hombres se exercitassen de dia y de noche, como dize nuestro salmo, en la palabra y ley de Dios ternian muy a mano sus avisos, muy continuos sus exemplos, muy etitendidas sus maravillas, muy tratados sus misterios y no seria possible que no se aficionassen tanto a ella, ni que dexassen de entender tanto de la misericordia y bondad divina, que en sus trabajos y adversidades no conociessen el favor y la mano

poderosa de Dios y los caminos por donde los guia para ser bienaventurados. A estos tales no les es adversidad la injuria, no la pobreza, no la persecucion, no la enfermedad ni la muerte. Por parte del mundo y por parte del demonio que siempre anda entendiendo en esto, esterilidad son para los buenos arboles, heladas para destruirlos y para no dexarles fruto ni hoja. Mas por parte de Dios que tiene cuidado de ellos y tiene su favor prometido crecientes son para sus raizes y para hazerlos mejores.

    Fiel es el señor que tenemos; ninguno permite que sea tentado sobre las fuerças que tiene y haze que en la tentacion quedemos aprovechados (1 Cor. 10). Es tan encarecidamente fiel que no mide la tentacion con solas las fuerças que nosotros tenemos, sino con las que el pone con nosotros. Es suyo

lo mas del caudal y el provecho todo nuestro. Y pretende honra en favorecernos y en sacarnos vencedores, si nosotros pretendemos su gloria en cumplir sus mandamientos. Ninguna cosa ay en el mundo que pueda acontecer al hombre que si el anda en la ley de Dios no entienda y experimente que son corrientes del cielo, para que mas fructifique y mas ganancia atesore en su bienaventurança. El pobre que ha menester tu hazienda, el perseguido y necessitado de tu favor, la verdad por quien padeces, el trabajo que te busca, pruevas son de tus raizes, ocasion para que fructifiques y, si assi es, corrientes del cielo son. No ay porque apartarte de ellas pues te demandan lo que te dieron, dante lo que te han prometido, pidente lo que prometiste y añaden sobre lo que tienes.

    Suele ser la cruz en el mundo cierta compañia del justo. Con esto suele el pagar la justicia que aborrece. Con esto toma vengança de la verdad con que es afrentado. Esta es la ultima diligencia con que el demonio quiere desarraigar a los buenos de la obediencia y heredad del señor. Y como el y el mundo son a una en este caso -y son tan grandes artifices- son tambien muy grandes los trabajos en que se veen los justos si quieren permanecer justos entre tanto que estan en el mundo. Mas de todos los saca Dios, y los saca con tal victoria que ellos son mas bienaventurados, y el mundo y el demonio quedan mas vencidos y con mas afrenta, porque este es el genero de mayor injuria con que los quiere maltratar el señor. El medio y el instrumento con que Dios afrenta al demonio y al mundo son los justos quando salen vencedores en la adversidad y en la tentacion. Exemplo de esto tenemos en Job, a quien el opuso contra toda la victoria y vigilancia de Satanas (Job l). Assi el demonio, como aquel que se tiene por afrentado de ser vencido del justo, desesperado ya de sus fuerças huye de el, segun el apostol dize: Resistid al demonio y huirá de vosotros (Jac. 4).

    Resta agora que digamos de la ultima condicion que tiene el arbol de nuestra comparacion. Esta es que todo lo que hiziere será prosperado. Grande es esta promessa en que David con espiritu del cielo en nombre y con palabra de Dios afirma que todo aquello en que el justo pusiere las manos saldrá con prospero fin. No entiende esta prosperidad ni la puede conocer el juizio del mundo. Con ojos de fe la avemos de penetrar y entender, para los quales es cosa muy clara. La hora que tuvieremos cierto en nuestro coraçon que el poder de Dios está con nosotros para favorecernos, que nos guia su sabiduria y nos busca su misericordia, seguros podemos estar que todo lo que hizieremos saldrá con prosperidad y con muy grande ganancia. De lo primero ha de estar cierto el que sigue la ley de Dios, de donde se sigue luego. que lo segundo es regla infalible y sin falta.

    Si el hombre fuesse el que trata sus negocios propios podria justamente dudar si ternian prospero fin o si lo ternian adverso. Mas siendo Dios el que los trata ¿como puede aver tal duda? Si el señor es con nosotros ¿quien contra nosotros? (Rom. 8). Imaginad vos que uviesse un cierto genero de mercaderia en que estuviesse muy cierta la ganancia por qualquiera via que fuesse y que en ninguna manera se pudiesse aventurar peligro de perder en ella. Que si se hundiesse en la mar, ganasse mucho su dueño por averse hundido; si llegasse en salvo a la feria, ganasse mucho, si la robassen los enemigos, si se carcomiesse, o si se dañasse de qualquiera cosa de estas, se le recreciesse grande ganancia. Que de qualquiera manera que viniesse la nueva se alegrasse el mercader y diesse albricias al mensagero, sabiendo de cierto que por alli se le encaminavan grandes tesoros. De esta manera son los negocios del justo puestos en la mano de Dios. Señor y señor Dios mio, dize en otra parte nuestro profeta, en vuestras manos estan mis suertes (Salmo 30). Si estuvieran en otras manos o estuvieran en las mias biviera con grande recelo si me avian de salir buenas o me avian de salir malas; mas estando en vuestro poder, en vuestro saber y misericordia, cierto estoy de buena salida. Mi buena dicha no está en mas de querer yo poner mis suertes en vuestras manos y de contentarme de ello, que en todo lo que saliere cierto estoy de buena dicha.

    Vieneme de vuestra mano la enfermedad; si quiero yo conocer que de ella viene, y, tomarla como tal, grandes son las riquezas y la buenaventura que me trae mi enfermedad; si me viene salud, riquezas vienen con la salud. Si vos, señor, sois servido que yo sea pobre, grandissimos son los tesoros que estan encubiertos con esta pobreza; si permitis que sea rico por el camino de vuestros mandamientos, los tesoros de la pobreza se passan a la riqueza. Pusistesme en estado de honra, seguro bivo que se me guian por aqui grandes y prosperos fines; bivo afrentado y perseguido en el mundo, en esto está mi ganancia. Tengo de comer en la tierra,.a logro me ha de salir; vengo a morir de hambre, la misma ganancia tengo. Muero de la enfermedad, grandissimas son las riquezas que estan secretas en esta muerte; dexaisme, señor, con la vida, para grandes bienes me dexais bivo. Finalmente: no puede escapar sin ganancia el que confia sus suertes en la mano del señor.

    La manera de ponerlas en sus manos es la guarda de sus mandamientos, con cierta y con firme fe que le guia la providencia y misericordia divina para darle prospero fin. En estas manos tenia puestas sus suertes el apostol san Pablo que a todo se hallava y todo lo tenia por bueno. Tener hambre y tener de comer, sentir sobra o sentir falta; para todo, dize, soy y con todo me hallo bien en virtud y poder de aquel que me da esfuerço para todo ello (Filip. 4). No nos devemos de maravillar que los grandes amigos de Dios, de quien la divina escritura haze mencion, recibiessen tan grandes mercedes en los favores de esta vida y de la otra y alcançassen tan grande testimonio de la boca del mismo señor que los favoreció, pues tan grandes ventajas nos hizieron en confiar sus negocios de la voluntad y mano de Dios teniendo certissima fe que no apartandose ellos del cumplimiento de sus mandamientos, teniendo aficionado a esto su coraçon, nunca siguiendo otros caminos ni otros consejos, todo les avia de suceder con grande prosperidad. Los sucessos y buena dicha de Abraham de esta raiz procedieron. Nunca dudó de su felicidad y de la alegre salida de sus trabajos aunque se halló en tierra agena, perseguido de cananeos, huido y desterrado de nuevo por grande hambre, despojado de su muger, sin legitima sucession de hijos para herencia de su patrimonio y para la grande esperança de su linage. Como lo tenia todo remitido a la bondad, a la misericordia y a la promessa divina, de todo salió prosperamente. A la grande pobreza y miseria en que tantos años se vio en la tierra de Canaan sucede grande autoridad, grande abundancia de riquezas y bienes en la misma tierra. Esté restituida su muger, con grande temor que Dios puso en los que se la tomavan; alcança victoria de sus enemigos; en el extremo de la vegez y de la esterilidad de Sara recibe hijo de bendicion y de quien salga la bendicion de todas las gentes.

    Por este mismo camino fue guiada la prosperidad de Jacob: en Siria se le multiplican los hijos y la hazienda; sale alegre y victorioso de la persecucion de Laban; halla amansada la ira de su hermano Esau; alcança con el paz y favor; en el fin de sus trabajos muere prospero y honrado en Egipto, cercado de todos sus hijos, de grandissima multitud de los de su sucession y linage. De esta misma raiz nació el grande estado y mando de Josef, que despues del peligro de la muerte que sus hermanos le querian dar, despues de vendido por ellos mismos, y padecidas las persecuciones y las carceres de Egipto, llega a ser principe tan poderoso, sustentador de toda la tierra y de su propio pueblo. Por aqui se encaminó la prosperidad de Job con restitucion de doblada hazienda de la que avia perdido; con darle de nuevo Dios tales hijos y tales hijas; con hazerlo tan principal y tan señalado en las regiones de Oriente; y con tan largos años de vida. De aqui nuestro profeta David tuvo tal salida de sus trabajos y afrentas, de aqui es tantas vezes librado de la mano y persecucion de Saul, de aqui tantas victorias de sus enemigos, de aqui buelto a la possession de su reino, de aqui pacificado y confirmado en el, de aqui despues de su muerte vale tanto su memoria para delante el señor en quien el puso su confiança, que siendo sus decendientes tan malos y por esto duramente castigados en medio de los castigos dize Dios que por amor de David no quiere rematar su linage ni quitarlo de la possession del reino; que su voluntad es que quede siempre candela encendida y hombre de aquella sucession que sea rey y se assiente en la silla de David, en prueva y memoria de la grande fe y amistad que con el tuvo.

    Fueron estos santos varones tentados gravissimamente, provados con grande rigor, acompañados con durissimas cruzes, tuvieron sus prosperidades grandes principios y grandes medios y grandes mezclas de adversidad; mas tuvieron en todo tan grande fe y tan grande constancia que nunca por esso se apartaron de los mandamientos de Dios; antes se confirmaron mas en ellos y hizieron grandissimas penitencias por qualquier caso que aun livianamente les uviesse hecho titubear. Estuvieron ciertos que si ellos no se apartavan de la voluntad del señor nunca el se apartaria de hazer con ellos como quien el es. Las adversidades imputavanlas a sus propias culpas. Pareciales que eran muy liviano castigo para la grandeza de sus pecados. Conocian que todo aquello era piadosa diciplina de misericordiosissimo padre que los queria emendar y poner uno como freno para que no se perdiessen. Sentia su carne el amargor de los trabajos y persecuciones, desseava cosas conforme a su gusto; mas su espiritu se esforçava y experimentava grande contentamiento de que la voluntad del señor se cumpliesse, de fiarlo todo de sus manos, de esperar siempre la salida que su misericordia quisiesse dar conociendo que de tan buena mano no podrá salir sino buena suerte. Las prosperidades que les sucedian no los alegrava tanto por lo que a ellos tocava -que aparejados estavan para mayores trabajos- quanto porque conociessen los hombres quan buen señor era el que ellos seguian, quan amigo de sus amigos, quan cierto y quan verdadero en lo que prometia y que, aficionados a estos regalos, començassen a entrar en el conocimiento de su grandeza y poco a poco fuessen despertados a entender quan acertada cosa era confiarse del todo en el. Por esto la divina escritura los pone por exemplo de lo que han de hazer los hombres para con Dios, y de quien es Dios para con los hombres.

    El que los quisiere imitar en la fe no ha de pedir salida que forçadamente tenga en este mundo color de prosperidad. No ha de tassar reino de David, ni riqueza de Abraham, ni la multiplicacion de los bienes de Job. La hora que porfiadamente los quiere imitar en esto, ya no los imita en la fe. Ni ellos dexaran de ser fieles aunque nunca les sucederia. Ni sucedió assi a todos los fieles, ni igualó con grande cantidad la prosperidad que en esta vida alcançaron con la cruzes y tormentos con que fueron exercitados. Muy otro es el sentimiento que ha de concebir de estos tales exemplos el varon espiritual. Darános el señor espacio con que podamos tratar esto otro dia. Basta agora que en suma saquemos de aqui una regla para el hombre que quiere ser cristiano y para verdadera declaracion del verso de nuestro salmo.

    Lo primero que este tal deve de hazer es tomar por cierta y universal regla de su bienaventurança la guarda de la ley de Dios y el cumplimiento de su voluntad. Entre tanto que en esta vida estuviere, para remedio suyo y de los que tuviere a su cargo, aprovecharse ha de los medios que la misma ley y la providencia divina le tiene enseñados y permitidos. Huirá de tentar a Dios y terná siempre en su memoria que bive en tierra de trabajo y de cruz; y que está contra el pronunciada sentencia que con el sudor de su rostro coma el pan de su mantenimiento (Gen. 3). Nunca admita socorro ni consejo que no fuere conforme a la palabra divina, ni por muerte ni por vida ni por todos los bienes ni males que en esta vida pueden contecer a un hombre. Quando esto tuviere assentado en su coraçon y pedido favor a Dios para llevarlo adelante, lo segundo que ha de hazer es concebir una verdadera fe y una esperança muy segura y muy firme que todo le ha de suceder bien y que todas sus cosas han de tener prospera y alegre salida; que llegandose el a Dios, fuente de todos los bienes, no puede huir de el la buenaventura. Lo tercero que ha de hazer y en que consiste la llave de

todo es no hazerse el juez de su prosperidad ni de su adversidad, ni de los bienes ni de los males. Solamente ha de tener cuenta con el estudio y con la diligencia que pone en guardar la ley del señor. Mirar qué estima tiene de ella dentro de su coraçon; qué tan enamorados de su hermosura tiene los ojos del anima. Para esto ha de entrar en juizio con su misma conciencia y oir de ella la amistad o la enemistad que tiene con el pecado. Con esta ley mida todas sus obras y sus pensamientos. En lo demas no se entremeta. Confielo todo de la voluntad de Dios tomando solamente por guia la lumbre de sus mandamientos.

    Grande es la sobervia del miserable hombre que se atreve a poner tassa a tan grande señor para la manera de su prosperidad, que quiere primero mostrarle la hechura de los bienes que ha menester para que por aquella medida se los embien. Hombre loco ¿y qué sabiduria es la tuya para dar consejo a la de Dios? ¿Qué bondad puedes tu señalar que no sea misera y no sea escassa para la fuente de tan grandes bienes? ¿Qué puede pedir tu pobreza quando mucho te ayas alargado para delante de los tesoros de aquella potencia infinita? ¿Qué puedes tu dessear ni querer para ti mismo que no esté tanto mas alargado en las manos de la misericordia del señor que te crió y te redimió, y que en lo que quiere hazer por ti quiere mostrar quien es el? ¡Quanto acertarias mejor si con sospecha de ti mismo huyesses de tu juizio y te pusiesses silencio, para que tu locura y tu escasseza no destruyessen tus bienes, y confiarte en todo de quien quiere emplear su sabiduria en guiarte, su poder en favorecerte, sus tesoros para tus riquezas, su bondad en comunicartela, su justicia para limpiarte, su misericordia para que tengas victoria contra todos tus enemigos!

    Grande es la contradicion que el hombre tiene para todo esto; grande resistencia ha de aver en el favor que es menester del cielo, pedirlo tiene ordinariamente y no se lo negarán. Quando sintiere la poderosa mano de Dios consigo, aprovechese de tal socorro para alcançar tan grande victoria. Menosprecia el mundo a los tales hombres. Claro está, tienelos por locos y por perdidos. Mas ¡quanto mayor razon tienen ellos de tener a el por perdido de perdicion sin remedio! Quieroos preguntar una cosa. Si fuese por caso assi que vos tratassedes unos negocios y mercaderias de grandissima importancia, y que juntamente con esto fuessedes tan ignorante que ni conociessedes moneda ni supiessedes de cuenta ni entendiessedes subtilezas, teniendo por contrarios en vuestra ganancia y en vuestra hazienda hombres de acutissimos ingenios, de grandes trampas y de grandes engaños. Pongamos con esto que vos tuviessedes un padre que os amasse excessivamente, que tuviesse grandissimo desseo que os fuesse muy bien en vuestra mercaderia y pusiessé toda diligencia para este efecto; el qual fuesse expertissimo y sumamente avisado en todas las cosas; que hiziesse notable ventaja en toda manera de saber no solo a vuestros contrarios, mas a todo lo restante del mundo, y que este tratasse secretamente todos vuestros negocios y vuestras cuentas y quanto fuesse menester para vos, ¿no os parece que podriades andar seguro y dormir, como dizen, a sueño suelto y reiros con grande razon de quien de vos se riesse? Pues esta es propia semejança para lo que agora tratamos.

    Piensa el mundo loco que no trata nadie los negocios de los siervos de Dios; que como por cosa baldia y sin dueño se pueden entrar por ellos y hazer quien quisiere lo que quisiere; que la simplicidad está sin amparo; la justicia no tiene juez; la paciencia no quien la vengue; la verdad no quien buelva por ella. Y bive muy engañado, que señor tiene todo esto. Y señor grandemente poderoso y que lo ama y lo zela a ello y a quien lo sigue. Bien puede el cristiano dormir seguro que en manos estan sus negocios que sabrán darles buena salida. En paz, dize nuestro profeta, dormiré y reposaré porque vos, señor, me aveis dado un grande privilegio de cierta y segura esperanza (Salmo 4) pues está en medio vuestra palabra. Todo le es para mejor al cristiano y para mayor ganancia, si el quiere conocer y tener por bueno el camino de la ganancia. De donde no saldrá el hombre con prosperidad pues sale con ella de la persecucion y tentacion del demonio y, como arriba diximos, sale con mayores fuerças, con mayores avisos y con mayores mercedes. Adelante va esta prosperidad. Del pecado sale con ganancia si quiere el pecador salir de el. Queda la gloria de Dios mas ensalçada con perdonarle porque la cosa de que mas el señor se precia es de perdonar al pecador que lo busca. El queda con mayor humildad y conocimiento de si propio; con mayor cuidado de llamar a Dios; con mayor enemistad y recelo de su pecado, como aquel que conoció sus obras y su fealdad; con mayor agradecimiento para con el señor que de tanto mal lo libró. De manera que ninguna cosa ay de que el hombre que busca a Dios no saque prospero fin. A los que aman al señor todo les es ayuda y favor para que alcancen mas bien (Rom. 8).

    No se puede encarecer el desastre y el grande mal que es para el hombre ofender a Dios. Mas es el mismo señor ofendido tan misericordioso que encamina al pecador a la penitencia; despiertalo y favorecelo para ella, recibe sus lagrimas y su gemido; perdonale su pecado; restituyelo en la primera amistad; hazele tantas mercedes como si nunca lo uviera enojado. El pecador que esto conoce ¡con quanta ganancia sale! ¡Quan provechoso le es el castigo que lo despertó de su sueño, que le dio nueva de la ira del señor contra quien pecó, que le escarmentó y le avisó para de ai adelante! Primero, señor, que yo fuesse castigado, dize David (Salmo 118), hallé error en mis obras; agora allegome a vuestros mandamientos como a verdadero aviso y solo remedio mio. Pues si de cosa tan perdida y de tan mala suerte como es el pecado saca el pecador ganancia no por mas sino porque se buelve a las manos de Dios, de las quales no puede salir sino toda buenaventura ¿qué duda podemos tener de la buena dicha que nos sucederá si guardamos sus mandamientos? ¿Qué cosa nos negará quien no nos niega perdon de averle menospreciado? ¿Como nos olvidará en esta vida quien tanto haze por darnos la otra?

    Resta luego que si tenemos centella de fe, y si debaxo de nombre de cristianos no tenemos otra religion de las que tienen las gentes perdidas, sino ponemos nuestra bienaventurança en lo que ellas la pusieron y ponen, que hagamos verdadera penitencia de nuestros pecados, conociendo que ellos son la verdadera miseria y el camino de perpetua perdición; que estos solos nos apartan de Dios, lo airan contra nosotros y son causa que de criaturas hechas a su semejança representemos imagen de su enemigo el demonio, en cuya compañia estarán para siempre jamas los que imitaren sus obras y no oyeren las bozes de quien los llama porque no se pierdan. Conozcamos pues quanto somos obligados a servir aquella bondad, aquella mansedumbre y misericordia tan sin. medida del señor que para tanto bien nuestro nos busca. Aposentemos en nuestro coraçon sus mandamientos, biviendo con cierta seguridad que todo nos ha de suceder prosperamente assi en los bienes de la tierra como en los bienes del cielo.