El movimiento husita

por Cristina Granda Gallego


  Cuando en 1315 el predicador checo Juan Hus es condenado a la hoguera por el concilio de Constanza, nadie puede prever la reacción que en toda Bohemia se va a producir, ocasionando lo que Lambert ha calificado como el mayor movimiento herético de la Edad Media.
  Dicho movimiento, resultado de la conjunción de diversos factores -entre los que destacan el religioso, el social y el nacional-, presenta por ello una gran complejidad y unas raíces anteriores al propio Hus.
  Bohemia había conocido en el siglo XIV el esplendor que le proporcionó Carlos VI (1346- 1378). Este monarca culto accedió al título imperial, mejoró Praga urbanísticamente -al construir la Ciudad Nueva- y fundó en 1348 la primera universidad de Centroeuropa. Esto coincidió con el desarrollo económico originado por las minas de plata de Jilhava y Kutna Hora. Pero este auge, acompañado de un incremento demográfico, tiene su contrapartida en el aumento de las masas de desposeídos urbanos, entre los que habían acudido a Praga atraídos por su actividad (a fines del siglo XIV tenía 35.000 habitantes).
  A la muerte de Carlos VI las diferencias sociales eran evidentes y se podía encontrar una nobleza y un alto clero enriquecidos, en especial este último, que contaba con un tercio de las tierras checas; un patriciado urbano en su mayoría alemán; los artesanos y burgueses de las corporaciones; una masa de desposeídos urbanos (hasta el 40 por 100 de la población de Praga), y, finalmente, un campesinado en frecuente oposición a las ciudades.
  Por otra parte, la crisis general europea tendía a reflejarse en Bohemia, y en especial la religiosa: el cisma estaba presente en todos los pensadores; así como las tendencias heréticas del momento (valdenses, libre espíritu...). Ello influyó en la reforma checa. Su punto de arranque, la universidad de Praga, fue escenario de la imposición paulatina de tendencias nominalistas de los estudiantes checos frente al dominio alemán, y de la llegada, como rechazo, de las ideas realistas de Wyclif en 1930.   
  Por otra parte, la predicación en Bohemia de Conrado de Waldhausen originó una corriente de pensadores reformistas entre los que destacaban Milic de Kromerice, Matías de Janow y Tomás de Stitné. Las líneas generales de estas reformas venían marcadas por un gran fervor eucarístico, el uso de la predicación como denuncia de los problemas de la Iglesia, un deseo de imitatio Christi en la línea de la Devotio Moderna, un renovado interés por la Biblia y su difusión y la lucha contra el Anticristo, idea que obsesionó a Janow, profundamente afectado por el cisma. A través de estos hombres y de la iglesia de Belén, construida para la predicación en checo, llegamos a Hus.

La personalidad de Hus

  Juan Hus es el punto donde confluyen todas estas ideas reformistas. Chaunu lo califica como un producto del cisma y de la promoción de los universitarios checos, insertos en la piedad del XV sin perder la tradición medieval. Capellán de la iglesia de Belén desde 1402, desarrolla una labor pastoral importante, predicando sobre el Nuevo Testamento, difundiendo a Wyclif, escribiendo en su lengua natal obras como La Postilla y los Opúsculos contra la Simonía, entre otras, traduciendo la Biblia al checo sin que ello le impida escribir en latín De Ecclesia, de inspiración wyclifita.
  Su creencia en la cooperación de toda la Iglesia para lograr la reforma le lleva a acudir en defensa de sus ideas al concilio de Constanza, apoyado por un salvoconducto del emperador Segismundo; pero allí es condenado, junto a Jerónimo de Praga, por hereje y discípulo de Wyclif. La extremada dureza del concilio ante un hombre cuyas teorías, como veremos, tenían un mínimo contenido herético, sólo puede explicarse como un golpe de fuerza para afirmar la preeminencia conciliar en un momento tan crítico para la cristiandad.
  De Vooght ha señalado en la ideología de Hus la influencia de San Bernardo, de San Agustín y, sobre todo, de Wyclif, aunque se ha discutido el grado de contribución de este último. En líneas generales, la base del pensamiento de Hus es la siguiente:
 
   a) Eclesiología: Conjuga las ideas tradicionales de la Iglesia como congregación de fieles, con las tomadas de Wyclif de tipo heterodoxo: Ecclesia est omnium praedestinatorum universitas (La Iglesia es la congregación de todos los predestinados), haciéndolas compatibles.
 
   b) Papado: Se muestra radical, considerando a Cristo la única cabeza posible de la  Iglesia; ésta puede regirse sin papa como al principio. En todo caso, no es el cargo lo que comporta su dignidad, sino su virtud.

   c) Eucaristía: Pese a ser condenado por no aceptar la transubstanciación, en su obra De Sacramento Corporis et Sanguinis Domini, sus propias palabras lo desmienten: El sacerdote, como ministro de Cristo hace con el poder y las palabras de Cristo lo que Cristo hace con su propio poder y sus propias palabras, transubstanciando el pan en su cuerpo y el vino en su sangre. De importancia posterior será la idea tomada de Jakoubek de Stribro, de comunión frecuente bajo las dos especies: ya que en la Consagración sub utraque specie manet Christus totus y no por separado el cuerpo y la sangre.

    d) Problemas de la Iglesia: Critica especialmente la simonía, la venta de indulgencias, la riqueza del clero y su bajo nivel moral. Pese a todo, no niega la obediencia a un superior indigno, pues el cristiano debe creer en su virtud, a priori.

   e) Pensamiento social: Ha sido resaltado por Macek, y se encuentra, esencialmente, en los Opúsculos contra la Simonía. La crítica al clero es también al estamento privilegiado, pero en ningún caso preconiza más que la lucha espiritual.



La explosión husita

  Todo este componente ideológico no hubiera prendido con la fuerza que lo hizo si su muerte no le hubiera convertido en un héroe nacional y al emperador Segismundo en un traidor . Constanza había sido una afrenta, pues nunca un checo fue un hereje, según afirmaba un refrán popular .
  De 1415 a 1419 se fue gestando la revolución; la sociedad en crisis de Bohemia se había convulsionado. Pero la homogeneidad no pudo mantenerse ni siquiera desde el principio: la nobleza y la universidad no eran partidarias de la violencia, mientras algunos predicadores la consideraban necesaria. Esto tuvo su máxima expresión en la figura de Juan de Zeliv, y en sus sermones, que llevaron en junio de 1419 a las masas praguesas a arrojar por la ventana a los consejeros municipales de la Ciudad Nueva.
  En 1420, tanto el emperador como el papa condenaban a los husitas. Martín V proclama la primera cruzada contra ellos, la alta nobleza checa se pone del lado católico y el resto de la población se divide en dos grandes bloques.
  - Utraquistas. Representan la reforma oficial checa. La encabeza la universidad y cuenta con la baja nobleza y la burguesía. Su nombre: utraquistas, calicistas, pragueses o calixtinos, deriva fundamentalmente de su símbolo: el cáliz, y de la comunión sub utraque specíe, que, además, será su más importante meta. Sus objetivos son los llamados Cuatro Artículos de Praga, fijados con motivo de la primera cruzada y que consisten fundamentalmente en:

1) La libre predicación en checo.
2) La comunión bajo las dos especies.
3) La vuelta a la primitiva pobreza de la Iglesia.
4) El castigo de los pecados públicos por el poder civil.

  - Taboritas. Paralelo a este movimiento se produce en toda Bohemia una huida de los desposeídos hacia las montañas y las cinco ciudades consideradas santas, en especial la colina de Hradiste, a la que se dio el nombre bíblico de Tabor. Para este grupo, constituido en forma de campamento militar, los Cuatro Artículos constituyen una corta aspiración. Parte de su ideología la definirán en 1420 los Artículos Milenaristas de Tabor.
  Bohemia es el pueblo elegido en espera de la segunda venida de Cristo, quien, al llegar , destruirá al que no esté en las montañas y luego instituirá aquí su iglesia para alabanza y gloria como nunca lo fue la Iglesia Primera. Pero para conseguir esto habrá que eliminar antes a los enemigos de Cristo, lo que confiere al movimiento intensos tintes revolucionarios.
  Al igual que en Hradiste, o en Tabor, nada es mío ni nada es tuyo, porque todo es de propiedad común..., se cita en los Artículos Milenaristas. En efecto, los taboritas estaban dotados de una organización de tipo comunal, sin propiedad privada, y subsistían de lo que tomaban a sus enemigos. Había, igualmente, una organización religiosa con algunos predicadores y un obispo a la cabeza: Nicolás de Pelhrimov; sus ritos se reducían a la lectura evangélica y los cánticos.
  En el seno de la comunidad taborita se encontraba un sector más radical: los picardos, quiliastas o adamitas, de procedencia desconocida, que con Martín Huska al frente rechazaban toda la teoría eucarística husita quitándole importancia y negando la presencia real, considerándose incluso superiores a Cristo y preconizando la exterminación total de sus enemigos. Parece, también, que este grupo practicaba la desnudez ritual y el amor libre, aunque, según Macek, esto fueron calumnias hechas para justificar la brutal represión que los propios taboritas les aplicaron.
  Será el grupo taborita el que domine los años comprendidos entre 1419 y 1421, debido, sobre todo, a la excepcional figura de Juan Zizka el Ciego, su hetmán (comandante en jefe de los ejércitos), que con una gran capacidad militar extenderá el poderío husita, derrotará a las tres primeras cruzadas exteriores y se encargará de la depuración del extraño grupo picardo, en gran medida ajeno al propio husismo.
   Después de esto, Tabor pierde su preeminencia y da paso a un dominio moderado desde 1421, y en especial desde 1424, con la muerte de Zizka. Su sucesor, Procopio el Grande, vencedor en la cuarta y quinta cruzada y preconizador de expediciones husitas por Silesia, Sajonia y Turingia, se muestra partidario de la negociación con Roma. Así se hace en el concilio de Basilea de 1433, donde las ideas husitas son mejor acogidas que en Constanza, aunque los católicos se darán cuenta de su debilidad: su división interna; y así, apoyando a los moderados, les será más fácil vencer a los taboritas.
  El 30 de mayo de 1434, Procopio es derrotado en Lipany. Este fracaso se debe en parte al cansancio producido por tantas guerras, al debilitamiento económico y al abandono de los utraquistas, que se darán por satisfechos con la proclamación de los Compactata en la Dieta de Jilhava en 1436. Dichos Compactata constituyen las bases de la posterior iglesia Calicista y son esencialmente los Cuatro Artículos de Praga muy atenuados, aunque nunca serán reconocidos por los católicos.
  Tras la elección de Jorge Podiebrad, en 1458, como rey de Bohemia, abierto el período de la monarquía nacional, las tendencias moderadas se vieron favorecidas, y después de la paz de Kutna Hora, en 1485, la iglesia Galicista pudo desarrollarse con tranquilidad como proyección del utraquismo, con Juan de Rokycana a la cabeza. y con la pretensión progresiva de crear una nueva ortodoxia.
  En paralelo a esta iglesia Calicista, Pedro Ghelcicky inspirará nuevos movimientos de reforma popular, que culminarán con la Unidad de los Hermanos. basada en los principios taboritas despojados de violencia y en el pensamiento valdense. Desde 1476 serán independientes tanto de Roma como de la iglesia praguesa y lograrán más adelante la unión de la reforma husita con la luterana.
  En efecto, tanto calicistas como miembros de la Unidad acabarán integrados en el protestantismo. Son evidentes los préstamos husitas a Lutero reconocidos por él mismo y por Melanchton. E incluso los radicales como Ulrich de Hutten y Müntzer se proclamaron sucesores de los taboritas. Según Ghaunu, puede considerarse a Wyclif y a Hus como el punto de partida de la reforma protestante, que no llegó a cristalizar porque la Iglesia aún tenía fuerza para reprimirlos. Pero quedan claros muchos puntos en común que García Villoslada ha señalado: parte de su eclesiología, el menosprecio al papa, la importancia de los laicos, la lucha contra las indulgencias, la lengua nacional para la Biblia, el uso primordial de las Escrituras...
  Además de calar en la reforma protestante, el movimiento husita ha tenido importantes repercusiones en la historia posterior checa. Dejará profunda huella en su religiosidad, influirá en su sentimiento nacional, especialmente en el siglo XIX (la historia de Palacky, la música de Dvorak, la literatura...) y, por su aspecto social y revolucionario, repercutirá en el nacimiento del movimiento obrero checo e interesará a Marx y a Engels...
  En la historiografía actual el husismo tiende a ser contemplado en su faceta de revolución social, en especial por autores checos como Macek, mientras que los aspectos religiosos, y la figura de Hus, en concreto, están algo relegados ( exceptuemos los estudios de De Vooght). Otros autores, como Kaminski, piensan que es un movimiento más político, económico y cultural que religioso. Nuestra visión es que, predominando unos sobre otros en determinados momentos, el husismo conjuga elementos revolucionarios y reformistas. Reformistas porque se plantean reivindicaciones de importancia frente a Roma y surgen grupos en su seno marcadamente extremistas en sus aspiraciones religiosas. Revolucionarios, también, porque la división interna entre las distintas maneras de entender la religión se corresponderá a grupos sociales diferentes enfrentados entre sí .

Cristina Granda Gallego





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