¿Un Dios inactivo, inesperado, e inusual? 

por D. Martyn Lloyd-Jones



Segundo artículo de la serie: El extraño proceder de Dios en la historia

El mensaje de Habacuc es muy necesario en estos días en que tantas personas están perplejas ante el problema de la historia. Por lo tanto comenzamos con la afirmación de los hechos: El proceder de Dios es misterioso


Su inactividad


Lo primero que descubrimos cuando estudiamos las acciones de Dios, es que pareciera estar en silencio e inactivo en situaciones provocativas. ¿Por qué permite Dios que ocurran ciertos acontecimientos? ¿Por qué la Iglesia cristiana está hoy en esta condición? Observemos su historia en los últimos cuarenta o cincuenta años. ¿Por qué ha permitido Dios estas condiciones? ¿Por qué ha permitido el surgimiento del modernismo con su efecto negativo sobre la fe, y aun negando sus verdades fundamentales? ¿Por qué no aplasta y da muerte a estas personas que profieren sus blasfemias y sus negaciones de la fe, cuando debieran estar proclamándola? ¿Por qué permite que se hagan tantos males en su nombre?


Por otra parte, ¿por qué no ha respondido Dios a las oraciones de su pueblo fiel? Hemos estado orando por un avivamiento por muchos años. Nuestras oraciones han sido sinceras y celosas. Hemos lamentado el estado de los eventos y hemos clamado a Dios. Sin embargo, parece que nada ocurre. Al igual que Habacuc, muchos se preguntan: «¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?» Este no es sólo el problema que acosa a la Iglesia en general, sino también la preocupación que enfrentan muchos en forma personal. Hay quienes han estado orando por un ser querido por muchos años, y Dios parece no responder. Razonan dentro de sí de esta manera: ¿No es acaso la voluntad de Dios que se salve? He estado orando por esta persona por todos estos años y parece que nada ocurre. ¿Por qué? ¿Por qué permanece Dios en el silencio? Muchas veces esta impaciencia se apodera de los creyentes. ¿Por qué no contesta Dios nuestras oraciones? ¿Cómo podemos comprender que un Dios santo permita que su Iglesia esté como lo está hoy?


Sus providencias inesperadas


Lo siguiente que descubrimos, es que a veces Dios responde a nuestras oraciones en forma inesperada. Esto, más que nada, fue lo que espantó a Habacuc. Por un largo tiempo, Dios parece no responder en absoluto. Luego, cuando contesta, lo que dice parece ser más misterioso aún que su aparente negación a escuchar nuestros ruegos. Habacuc tenía bien claro en su mente que lo que hacía falta era que Dios castigara a la nación y que luego enviara un gran avivamiento. Cuando Dios le dijo que iba a levantar al ejército caldeo para arrasar y destruir las ciudades de Israel, esto fue sin duda lo último que hubiera imaginado Habacuc. Sin embargo, esto fue lo que Dios le dijo y más aún, fue lo que en efecto ocurrió.


Juan Newton escribió una poesía que describe una experiencia personal similar. Él sentía que quería algo mejor en su vida espiritual, por eso, clamaba por un conocimiento más profundo de Dios. Él esperaba tener una maravillosa visión de Dios rompiendo los cielos y descendiendo para derramar la bendición en su vida. Sin embargo, en lugar de esto, Newton tuvo una experiencia durante la cual, por varios meses, parecía que Dios le había abandonado en las manos de Satanás. Fue tentado y probado más allá de su comprensión. Finalmente llegó a entender y vio que esa era la manera en que Dios respondió a su oración. Dios había permitido que descendiera hasta lo profundo para enseñarle a depender enteramente de él. Cuando Newton aprendió esta lección, Dios le sacó de la prueba.


Todos tenemos la tendencia de indicarle a Dios cómo debe responder a nuestras oraciones. Pensamos que Dios sólo puede actuar de una manera, pero las Escrituras nos enseñan que a veces Dios nos responde y permite que la situación empeore antes de que pueda mejorar. En algunas oportunidades hace exactamente lo opuesto de lo que nosotros anticipamos. Quizás nos llegue a abrumar enfrentándonos con un ejército caldeo. Un principio fundamental en la vida y el andar de fe, es que debemos siempre estar preparados para lo inesperado, cuando estamos en relación con Dios. Me pregunto a veces qué hubieran pensado nuestros antepasados si hubieran tenido una visión de la condición en que llegaría a estar la Iglesia. Aun en su tiempo, no estaban del todo felices con la condición de la Iglesia, pues celebraban reuniones para buscar a Dios y rogar por un avivamiento. Si pudieran ver la Iglesia en el día de hoy, se rehusarían a creerlo. Jamás podrían haber imaginado que la Iglesia podía llegar a un nivel tan bajo; sin embargo, Dios lo ha permitido. Es una respuesta inesperada, pero debemos aferrarnos a la esperanza de que Él ha permitido que las cosas empeoren, para que finalmente mejoren.


Sus instrumentos inusitados


La tercera característica sorprendente del proceder de Dios es que a veces utiliza instrumentos extraños para corregir a su Iglesia y a su pueblo. De todos los pueblos contemporáneos de Israel, los caldeos serían los que Dios utilizaría para su castigo. ¡Tal hecho parecía inconcebible! Pero nuevamente nos encontramos ante un hecho que se evidencia a través de todas las Escrituras. Si Dios lo desea, puede también utilizar a un caldeo impío. En el curso de la historia vemos que ha utilizado toda suerte de instrumentos insólitos para llevar a cabo sus propósitos. Este es un factor de relevancia en nuestros días, pues parece ser, según la Biblia, que mucho de lo que está aconteciendo ahora en el mundo debe ser reconsiderado bajo esta luz. Podríamos dar un paso más, y decir positivamente que el comunismo, que es tan temido por tantos cristianos, no es más que un instrumento que Dios está utilizando en su proceder para con su pueblo.


La importancia de todo esto descansa en el hecho de que si no observamos esto correctamente, nuestras oraciones estarán mal concebidas y mal dirigidas. Debemos tomar conciencia del real estado de la Iglesia y reconocer su iniquidad. Debemos comprender que las fuerzas que hoy más antagonizan con la Iglesia, posiblemente las utilice Dios para su propio propósito. La sencilla enseñanza de Habacuc es que Dios puede utilizar instrumentos muy extraños, y en algunos casos, uno que jamás hubiéramos considerado.


Tomado y adaptado del libro Del temor a la fe, D. Martyn Lloyd-Jones, Editorial Desarrollo Cristiano-Hebrón.



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