DEVOCIONAL DE CONFIANZA


Las Escrituras Santas declaran en Romanos 14:8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.

En el pasado se escribió y dijo mucho acerca de cómo prepararse para la muerte y el juicio final. Pero solo sirvió para confundir aun más las conciencias tímidas, porque nada de esto sirve para mostrar el consuelo que se encuentra en las riquezas de la gracia de Cristo. Se dirigía a la gente para que se opusieran, con sus propias obras y su buena vida, a la muerte y al juicio de Dios. Aquel que conoce el Evangelio y su doctrina, realiza su deber y obras en su tarea especifica aquí en la tierra, cumpliendo sus deberes. Se consuela en el hecho de que en el bautismo esta unido a Cristo, recibe el perdón y participa de la Santa Cena para fortalecer su fe, encomendando su alma y cuerpo a Cristo. ¿Por qué habría de temer tal persona a la muerte? Aunque venga en cualquier momento, en forma de enfermedad o accidente, siempre encontrara al cristiano preparado y listo, este despierto o dormido, porque esta en Cristo Jesús.

Por todas estas cosas, el cristiano debe agradecer y bendecir a Dios, teniendo encuenta que no tiene otra necesidad ni puede ganarce algo mejor que lo que ya tiene en la remisión de los pecados, el don del Espíritu Santo y el fehaciente cumplimiento de su llamado, aun cuando deba crecer diariamente en oración y fe.

No podemos pensar en encontrar otra doctrina, fe, espíritu, oración o recompensa mejor que esta, la que tuvieron todos los santos, San Juan el bautista, San Pablo, San Pedro, de hecho todo verdadero cristiano después de su bautismo. Por eso, no es necesario preparar a la gente en forma especial para enfrentarse con la muerte ni inspirarles coraje recordándoles su forma de vivir y como prepararse mejor para ella. Este método no es la respuesta, la muerte no se evitara ni se apartara del camino.

La enseñanza del evangelio es: Cree en Cristo, ora y vive de acuerdo con la palabra de Dios y, entonces, cuando la muerte venga sabrás que eres de Cristo, el Señor. Nosotros, los cristianos, vivimos sobre esta tierra sólo con este propósito, para tener la necesidad del consuelo, la salvación y la victoria sobre la muerte y el infierno.

Que Dios sea nuestra confianza siempre.

Reverendo Presbítero
Carlos Mario Marín O.
"ecclesia reformata semper reformanda" a la luz de la palabra de Dios.

Recursos Relacionados:
Romanos 14:8
www.iglesiareformada.com
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