Los Orígenes de Israel
Y la Cuestión Religiosa



por
Claudio Navea Carreño
Iglesia Presbiteriana Nacional



Introducción


Resulta un poco complicado hablar acerca de los Orígenes de Israel en nuestro ambiente
evangélico chileno y sobre todo de la cuestión religiosa, por desconocimiento o porque con demasiada frecuencia se tiende a pensar y enseñar que Israel como nación, prácticamente descendió del cielo, es decir, cuando Dios elige a su pueblo, elige a un pueblo o, a una nación ya constituida, y con una religión determinada. Eso sumado al marcado asunto judaizante  que existe en las iglesias, sobre todo en aquellas iglesias de tradición pentecostal, nos da como resultado un conocimiento precario en este sentido, un conocimiento que obviamente camina al margen del desarrollo alcanzado por  los exégetas, por los biblistas, y por el desarrollo de los historiadores y de las ciencias que nos ayudan y permiten delinear con mayor nitidez  los contornos de la tarea propuesta.
Por otra parte, según me doy cuenta, este conocimiento precario se niega a acercarse al saber y desarrollo de los elementos  que nos permiten y ayudan en la reconstrucción  de la historia  o prehistoria de Israel y de su religión, porque querásmolo  o no, esto enfrentará nuestros presupuestos y  nos obligará a releer  la Escritura como un tratado teológico, el cual no podrá ser leído de forma romántica o idealista como es la costumbre en nuestro país, de ahí la importancia de los últimos descubrimientos, que por sobre todo pretenden ser un aporte al cristiano y a la Comunidad de Fe.

En el presente tratado intento responder algunas preguntas en este sentido, ¿Quiénes eran los primeros israelitas? ¿De dónde vinieron? ¿Conformaban una unidad racial?. Para ello nos remitiremos atrás en el tiempo, pasando por las teorías de cómo emergió Israel, haré un breve esbozo de la importancia estratégica de Israel una vez que esta se asentó en la tierra prometida para después concluir con la cuestión religiosa.



Prehistoria de Israel.
Es conveniente examinar la población de Palestina antes de  la formación de Israel en el siglo XIV
(de 1400 a 1300 a.C).
Palestina en esta época se conoce por dos medios. Por un lado mediante las excavaciones de los montículos de las antiguas ciudades, de las cuales se puede estimar cuántas ciudades estaban pobladas y más o menos cuánto era su población. La otra fuente es una colección de cartas de la cancillería egipcia, cartas que se descubrieron en una localidad de Egipto de nombre Tel-el-amarna. Parte de esta correspondencia diplomática consta de intercambios con los reyes de las ciudades-estado de Palestina, que estaba durante este siglo bajo el dominio del imperio de Egipto.
Lo más significativo que se desprende de estas fuentes es que la población de Palestina estaba concentrada en las partes bajas del país, en la llanura que bordeaba el Mar Mediterráneo y en el Valle de Yisreel, que corta la cordillera central al nivel del Monte  Carmelo y del Lago de Galilea. Estas eran las partes más fértiles del país, y eran además el sitio por donde los caminos que transitaban las caravanas de comerciantes. La cordillera central, que de norte a sur se conoce como los montes de Galilea, Efraín y Judá, eran en este tiempo una zona de bosques y matorrales, poblados por animales salvajes incluyendo leones. Había unas pocas ciudades  en las montañas, de las cuales las más importantes en esta época Jazor, Siquem y Jerusalén.
Las cartas de Tel-el-amarna dan una idea de la situación política del siglo XIV en Palestina. El territorio estaba dividido en muchos reinados pequeños, la mayoría de los cuales constaban simplemente de una ciudad que controlaba las aldeas vecinas y vivía del tributo que recogía de ellas. Otra fuente de ingresos eran los derechos de aduana o pasaje que se cobraba a los mercaderes que transitaban las vías que cruzaban el territorio. Todos estos reyes eran súbditos de Egipto, al cual pagaban tributos. Pero existía entre ellos un estado casi permanente de conflicto. Además, todos estaban plagados por levantamientos de rebeldes que reflejaban un descontento social.
Ahora bien, en nuestra tarea de reconstruir la "historia de Israel", siempre es conveniente tener presente a la Biblia, aunque esta no siempre nos sirva en el objetivo planteado. El relato bíblico nos dice lo siguiente: "y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los Caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán y se quedaron allí", Gén 11:31. "...un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa", Deut 26:5. Pero no nos detendremos en determinar si  Abram salió de Ur de los caldeos o si era como reza el credo, un arameo errante; no es nuestro asunto dilucidar esta cuestión, pero saber esto nos servirá como antecedente para ubicar  a lo menos  una fecha en la prehistoria de Israel y de paso ver lo complicado de la tarea propuesta.
Bright sitúa como punto de partida la primera mitad del segundo milenio (aproximadamente 2000-1550) que nos lleva a la época de los orígenes de Israel, pero como él mismo opina, comenzar  desde tan antiguo puede objetarse, pues la historia de Israel propiamente tal comienza en el siglo XIII. Ahora bien, digamos por lo pronto que Abram y los suyos constituían una pequeña unidad familiar, que en virtud de una meta de subsistencia es impulsado a moverse de un lugar a otro, lo que lo convierte en un seminómada, lo mismo que a sus contemporáneos, que en busca de una mejor vida se ven obligados a descender hacia donde  se encuentra el alimento, en el caso de Abram, según la Escritura, este junto a su familia descendió a Egipto (Gén 12: 10).
Lamentablemente no contamos con una biografía o una historia de Abram o de alguno de los patriarcas, lo que lo constituye en un personaje hipónimo, es decir, un personaje construido por la fe, lo que para una lectura idealista constituiría un inconveniente que debe resolver al acercarse  al  tratar de construir la historia de Israel, dicho de otro modo, es difícil la construcción histórica de Israel, y  resulta aun más difícil la construcción de la cuestión religiosa.
Con  Abram en Egipto aun  no hacemos historia de Israel, en este periodo ni siquiera son Israel, son apenas "Apirú", es decir; unos vagabundos, grupos marginales que descienden a Egipto para poder  sobrevivir. Israel es  entonces  un proyecto de pueblo que se fueron uniendo por necesidades comunes y que al comenzar el éxodo se acentuaron aun más, de tal manera que fue necesaria la inclusión  de diversas familias y tribus, las que obviamente venían con sus propias cargas culturales  y religiosas  para fundirse en este proyecto de pueblo que se encuentra con otras tribus y otras familias al salir de Egipto.


Fuentes para una Historia de Israel.
La Biblia: Gran parte de la Biblia se dedica a relatar la historia de Israel.
A primera vista, el Antiguo testamento parece pintar un cuadro claro de los acontecimientos históricos y parece, por la tanto, el fundamento principal para una visión científica de la historia de Israel. Así lo aseveran aquellos que toman la Biblia como descripción histórica, como por ejemplo los llamados fundamentalistas. Un libro conocido que representa esta línea es "Y la Biblia tenía Razón" de W. Keller. Su enfoque está basado en la convicción de que la Biblia es la revelación de Dios y que, por lo tanto, la Biblia debe ser tomada como descripción histórica inequívoca.
No cabe ninguna duda que los fundamentalistas mantienen su postura frente a la Biblia  y la problemática histórica por un gran respeto  a la Biblia. No obstante debe preguntarse si la confesión de que la Biblia es la inequívoca revelación de Dios necesariamente implica que ella es una  descripción histórica. Solamente una  investigación abierta y profunda puede mostrar cual es el propio carácter de la Biblia como revelación de Dios.
Gran parte de los investigadores científicos llegó a la conclusión de que la Biblia no tiene el concepto de historia como el de los historiadores  modernos. Los escritores de la Biblia no intentaban describir hechos históricos, sino interpretarlos desde su fe para orientar  a sus correligionarios en medio de los desafíos actuales. En esta tarea teológica, no actuaron como agentes pasivos, sino fueron hasta cierto grado determinados por su compromiso, sus intereses y su contexto socio-económico, político, cultural y religioso contemporáneo. Por lo tanto, la Biblia brinda una visión  histórica teológica comprometida y no una historia descriptiva.
Aunque nos cueste aceptar en nuestro contexto el hecho de que la Biblia no siempre nos sirva para una construcción histórica de Israel,  de todos modos siempre es conveniente tenerla en cuenta en nuestro quehacer teológico, pero siempre teniendo presente algunos factores que complican el uso de la Biblia en la reconstrucción de la historia de Israel, pues, por ejemplo; en su carácter de literatura antigua implica la presencia de perspectivas históricas comunes en la antigüedad. A primera vista, estas perspectivas parecen ser elementos históricos, pero no los son. Por ejemplo, el paraíso es un lugar ideal en el tiempo primordial según Gén. 2-3. Una comparación con otros textos del antiguo Oriente muestra que era un concepto bastante común y puede ser entendido como la imaginación de un "siglo de oro", idea que pertenecía a la cosmovisión de muchos pueblos orientales. Además, como otro inconveniente que podemos mencionar se tiene que tomar en cuenta la observación de folkloristas, en donde se produce una ruptura en el proceso de  la transmisión de textos en el momento de fijar de modo escrito la transmisión oral. La fijación escrita, que es ajena a la tradición oral, produce resultados distintos a los de la transmisión oral, porque impide al narrador usar sus técnicas habituales o lo impulsa a usar nuevas técnicas. Esta conclusión restringe aun más la posibilidad de usar la Biblia como fuente histórica.
De todos modos aun subsiste la pregunta de si podemos usar  la Biblia, o al Antiguo Testamento como fuente histórica, la respuesta es sí, se puede; la Biblia es una de las fuentes principales para el conocimiento de la historia de Israel. Pero, después de lo anteriormente dicho está claro que el uso de la Biblia para este fin se complica, ya que por el carácter teológico de la Biblia, por las inseguridades respecto a la datación de los  textos, por el carácter improvisador de la tradición oral y por los elementos literarios en los textos no se puede fijar exactamente la historicidad de la Biblia, es decir, puede ser que el Antiguo Testamento nos ofrezca mucho material histórico, pero eso no significa que a partir de ahí no podamos hacer una reconstrucción histórica de los orígenes de Israel, tampoco hemos de descartarla, simplemente es conveniente acercarnos con espíritu humilde y crítico, pues a pesar de que el Antiguo Testamento no es una historia de Israel, este nos suministra datos con los cuales es posible reconstruir dicha historia. Ahora bien, quizás sería arriesgado prever las futuras actitudes de las investigaciones y la crítica en este sentido; pero lo que no parece arriesgado es afirmar que en cualquier historia  crítica futura de Israel, si no quiere ser una tentativa fugaz destinada a desaparecer prontamente y a no ser un mayor aporte, debiera tener en cuenta a la Biblia. No porque en ella sea todo absolutamente claro: al contrario, pues surgen muchos puntos interrogantes en su narración, pero un punto de interrogación no justifica, en ninguna ciencia una amputación, esta sea quizás la razón científica por la cual todo hombre de Dios se vea obligado a no pasar por alto la narración de la Biblia esperando que los nuevos descubrimientos y estudios  arrojen luz sobre los puntos oscuros.        

Los textos extra-bíblicos: Fuentes importantes para nuestro conocimiento de la Historia de Israel son los textos extra-bíblicos. Son mayormente textos de países vecinos de Israel, como Egipto, Mesopotamia, Persa, Canaán, Grecia y otros. Brindan informaciones importantes sobre la historia, la política, la economía, las leyes, las religiones y las culturas del antiguo Oriente, que permiten al historiador colocar y entender los datos veterotestamentarios dentro de un marco internacional. Además, se conocen textos israelitas antiguos fuera de la Biblia que ofrecen informaciones adicionales sobre algunos aspectos de la historia de Israel.
En la lectura de los textos extra-bíblicos surgen los mismos problemas mencionados en cuanto a la lectura de la Biblia: carácter literario, historicidad, fecha, perspectivas antiguas. Por lo tanto, los textos extra-bíblicos deben ser usados como fuentes históricas con la misma precaución de los textos bíblicos.
Textos importantes encontrados en Israel mismo son entre otros: el Calendario de Gueser, que informa sobre los períodos agrícolas del año; la Piedra d Mesa, un elogio del rey moabita Mesa; inscripciones encontradas en Jerusalén y otros lugares sobre algunos hechos históricos; un texto encontrado en Deir Alla (Jordania) sobre un  tal Balaam; varios documentos escritos en pedazos de vaso.

La Arqueología: La arqueología es la búsqueda y el estudio de los materiales de la antigüedad. Aunque los restos materiales encontrados pueden ser textos, la arqueología no se concentra tanto en los textos sino en restos no-textuales como edificios, cerámica, herramientas, estatuas, fosas y todos los demás elementos materiales que brindan informaciones acerca  de las culturas antiguas. La arqueología en Palestina empezó como una búsqueda de tesoros por algunos aventureros. Pero, hacia el fin del siglo pasado surgió un interés más científico, especialmente por los aportes del inglés W.M. Flinders Petrie. Él comprendía que el montículo formado por las ruinas de lugares antiguos -tal montículo se llama tell- consiste de varias capas. Cuando una ciudad fue destruida, los escombros formaron una capa. Se solía reconstruir la ciudad en el mismo lugar, encima  de la capa originada por los escombros de la ciudad anterior. Cuando  fue destruida  la ciudad reconstruida, se formó una nueva capa encima de la anterior. Así,  las capas de un tell representaban varios períodos  de la existencia  de una ciudad, la capa  más baja sigue siendo la más antigua y la de más arriba la más nueva.
Además, Flinder Petrie descubrió que se podía identificar la capa de un tell por el tipo de cerámica. Ya que la forma y la decoración de la cerámica se desarrollaba continuamente, cada período tenía, según Flinders Petrie, sus propios tipos.
Eso también hizo posible relacionar la capa de un tell con una capa de otro tell. Si se encontraba un dato en una capa de un tell, que indicaba su fecha, se podía datar todas las capas de los demás tells que contenían el mismo tipo de cerámica.
Después de Flinders Petrie, la arqueología ha alcanzado un desarrollo continuo que tiene que ver con el afinamiento de  la metodología y de las técnicas arqueológicas que guardan relación con la datación más exacta  de los hallazgos encontrados y que permitan de esta forma acercarse un poco más  a la historia, más o menos a como se desarrollaron los eventos, o bien como eran las culturas en esas épocas.
Un desarrollo importante tiene que ver  con el objetivo de la arqueología  en Palestina. En un comienzo, la arqueología de Palestina era principalmente una arqueología bíblica; es decir, que intentaba ilustrar los relatos bíblicos con hallazgos materiales. Una de las tareas principales del arqueólogo era vincular sus datos materiales con los datos bíblicos.
Aunque en el principio no hay nada contra tal objetivo, en la práctica surgían muchos problemas con ello, a veces más de lo que los arqueólogos mismos querrían conocer. El problema está especialmente en la interpretación de los datos arqueológicos.  Los datos no son muchas veces suficientemente específicos para relatarlos con datos bíblicos. Por ejemplo, los elementos dentro de una casa de un tell  que indican una destrucción militar de la ciudad  normalmente no permiten constatar quien era el destructor. De todos modos, a pesar de que la arqueología con todos los aportes que nos hace respecto la construcción de Israel, tarea difícil por cierto, en ocasiones no siempre nos servirá, pero esto no significa que hemos de prescindir de ella, pues esta es y seguirá siendo una herramienta importante en nuestra tarea de reconstruir la prehistoria o los contornos de Israel.
 
Con todo el origen de Israel es una cuestión difícil del resolver, y para ello se han propuesto tres teorías o tres modelos  acerca de los orígenes de Israel:

Modelos acerca de la conquista de Israel.
El Modelo de la Conquista: Según este modelo, aquellas familias que ingresaron a Egipto en busca de alimento estarían  realizando trabajos forzados, lo que generaría  el descontento entre la población oprimida, y que comprendía no solo a los hebreos, también a otros pueblos, este descontento o malestar habría motivado su salida de Egipto. Estos grupos de hebreos  junto a otros grupos de nómadas habrían conquistado Canaán  en una campaña relativamente rápida. Los defensores de este modelo como Albright, afirman que las investigaciones arqueológicas prueban que los restos de más de diez ciudades cananeas muestran señales de destrucciones que pueden ser datadas hasta el fin del siglo XIII y durante el siglo XII.
En el presente, el modelo de la conquista ya  no tiene muchos defensores. Las críticas al modelo de Albright afirman que la ponderación de los datos arqueológicos no puede ser apoyada  a la luz de los nuevos entendimientos en la arqueología  moderna, por otro lado  el uso que Albright daba  a los textos bíblicos era de un carácter histórico, en consecuencia  que no hay documentos extra-bíblicos  que apoyen la visión de los relatos bíblicos, es decir, no es apropiado usar a la Biblia como fuente histórica.

El Modelo de la Inmigración Pacífica: Este modelo sostiene que la conquista era poco probable y en consecuencia la presencia de los israelitas  debe ser vista como un asentamiento pacífico. Este modelo fue desarrollado en Alemania por Albrecht Alt, seguido luego por Martin Noth. Este modelo o teoría postula la oposición entre Canaán como el conflicto entre quienes se dedicaban a pastar animales en ella. Este conflicto no derivó en grandes tensiones que gatillaran en choques militares, al contrario la convivencia era pacífica con los sedentarios cananeos.
Los seminómadas israelitas eran grupos de pastores que en épocas secas entraban en las regiones cultivadas para luego retirarse después de las lluvias, luego en un proceso de algunas generaciones comenzaron a asentarse entre las ciudades cananeas. Desde un punto de vista económico la adopción de ganado mayor, es decir, menos móvil y quizás la presión de otras tribus nómadas que ocupaban los pastos de invierno en el desierto, motivaría  a los israelitas, como  ya dijimos, a sedentarizarse en un proceso de algunas generaciones.
Este modelo ejerció mucha influencia hasta los años setenta, de hecho gran parte de los historiadores habían aceptado esta hipótesis, pero surgieron críticas contra este modelo, y una de ellas es que los resultados recientes de las ciencias sociales han mostrado que algunos elementos  de la hipótesis son equivocados en cuanto a la sedentarización de nómadas. Otra crítica  dice que la continuidad entre la cultura de los israelitas y la de los cananeos no es fácilmente demostrable, lo que implica que los israelitas no eran inmigrantes extranjeros sino descendientes de los cananeos. De todos modos no esta mal decir que Israel  se nutrió de otros  pueblos  y eso quizás lo podamos comprobar al reconocer lo inclusiva de las geneologías que aparecen en la Biblia.

El Modelo de la Insurrección Campesina: Esta teoría está asociada con el norteamericano Norman K. Gottwald. Israel se habría originado en un conflicto intercananeo, es decir un conflicto entre las  autoridades de las ciudades-estado y cananeos explotados por ellos, especialmente campesinos pobres. Esta revolución no estalló bajo la concepción que nosotros tenemos del término, sino más bien, fue un proceso que duró algunas generaciones en donde grupos de magistrados, grupos de pobres descontentos huyeron de las ciudades estado a las zonas montañosas donde no había muchas ciudades. Una vez allí comenzó un proceso de asentamiento  y se formó una sociedad alternativa que atraía  a los "hapirú", a los pastores, a los artesanos, etc. la llegada hasta  estas  montañas de personas con algún oficio, posibilitó el desarrollo y la llegada de algunas nuevas técnicas facilitó la agricultura en las montañas. Israel se constituyó lentamente en pueblo por medio de un proceso de retribalización consciente.
La dificultad de esta teoría es la ausencia de textos que hablen de insurrecciones en Canaán, quedando en los textos solamente la memoria de la insurrección de Egipto.

Las teorías o modelos anteriormente expuestos no dan como resultado el origen de Israel, al contrario solo amplía el abanico de posibilidades en relación con la formación de Israel, pues el origen y la formación de Israel es una  de las cuestiones más complejas y polémicas, de manera que resulta difícil establecer consensos en medio de tesis tan distintas, pero el conocerlas nos ayudará en la tarea de entender con mayor  claridad el tema, y será tarea de la iglesia lograr una interpretación que no vulnere nuestra fe  y que por otro lado no constituya un ataque a nuestra intelectualidad.

La ubicación de la tierra de Israel.
Una vez que Israel se asentó en la tierra que Dios le  prometió, Israel, como es lógico se mezcla con otros pueblos y familias que ya se encontraban en aquella zona y lentamente fueron constituyendo un pueblo que más tarde se convertiría en Israel, un Israel con sus preceptos, con sus obligaciones con su forma de culto y su deidad, un Israel que en más de una oportunidad se vio envuelta en un conflicto internacional de proporciones, pues lamentablemente, si lo podemos describir de esta forma, la tierra de Israel tenía una ubicación especial; su ubicación era de importancia estratégica para quien habitara aquella tierra.
Como ya lo hemos venido diciendo, el tema acerca de los orígenes de Israel presenta cierta complejidad, y no lo es menos lo que se relaciona con la ubicación  de la tierra, pues para empezar no es fácil fijar su ubicación, porque la historia que allí se desenvolvió no llegó a abarcar toda la población. No obstante eso, datos que en la actualidad se poseen y los relatos que la Biblia nos aporta, aunque esta no es en ningún modo, como ya hemos dicho, un relato científico o histórico, nos entrega antecedentes que para la tarea a realizar sirven.
Podemos decir que la ubicación de la tierra de Israel está limitada por el Mar Mediterráneo y el desierto de Arabia. Es parte de aquella faja costera en donde la vegetación depende de las lluvias venidas del mar. Por otro lado la tierra de Israel se ubica entre dos grandes sistemas fluviales, entre el Nilo y el Eufrates.
La ubicación de Israel resulta bastante accidentada, diversificada, segmentada, pues en este conjunto de faja costera hay una depresión jordánica, sierras de la Cis y Trasjordania rodeadas de valles y planicies que están  insertas en una pequeña extensión de tierra. A pesar de lo complejo del terreno, no es menos cierta la promesa de Dios al pueblo de Israel, "Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios y sacarlos de aquella tierra a una  tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heveo y del jebuseo" (Ex.3.8). y para ser exactos, esto no era ninguna exageración, pues a pesar de estar circundadas por estepas y desiertos poco productivos al este y al sur, la tierra prometida al pueblo de Israel ofrece buenas condiciones para la vida y en esta tierra deben haber vivido aproximadamente 1.000.000 de personas que además incluían  sus enseres. Sin duda, esta es la tierra que fluye leche y miel prometida al pueblo de Dios, pero eso no es todo, el relato bíblico también habla de los pueblos con los que debía enfrentarse el pueblo de Israel para tomar posesión de la tan anhelada tierra, los cananeos, los jebuseos...etc,  pueblos con los que no solo se enfrentaría, también se mezclaría. Esto nos indica que la ubicación de la tierra es de importancia para quienes vivan allí, pues la tierra se nos presenta con las condiciones necesarias para la vida; la geografía así lo permite. Posee además, una ubicación estratégica, porque se transforma en una ruta necesaria para el comercio internacional, paso prácticamente obligado de quienes deseaban comerciar con otros pueblos sus especies y porque además es el puente que une a Egipto y la Mesopotamia. Siendo la ubicación de esta tierra  una ruta importante, no es difícil entender porque Israel se vio envuelta en tantos conflictos  de política internacional, los que en algún momento le significaron verse sometida a servidumbre.
Había rutas comerciales importantes y quien controlaba estas rutas controlaba los principales accesos de una localidad a otra y podía establecer no solo guarniciones militares y conquistar ciudades que le permitieran el abastecimiento de sus tropas, sino que además fijaba los precios que debían pagar quienes se movían de un lugar a otro con fines comerciales entre otros, es decir, estas rutas se habían constituido en verdaderas aduanas y en una interesante fuente de ingreso monetario para quien, como ya dijimos, las controlaba.
Israel, por la  ubicación que tenía debía enfrentarse a sus vecinos, hacer algunas alianzas y también mezclarse,  estos vecinos  en algunos casos eran una verdadera potencia al lado del pequeño Israel, razón por la cual; la historia del pueblo de Dios, es también la historia de otros pueblos que en ocasiones pugnaron y subyugaron a los israelitas, pues a decir verdad, las tierras de Israel contaban con una ubicación geográfica y políticamente importantes. En tanto Israel constituyera un verdadero puente y una ruta obligada  para quienes se movían por fines comerciales o militares desde Egipto a Meopotamia  o viceversa, Israel, su historia y su ubicación geográfica cobrarán  vital importancia para quienes deseen aproximarse a este pueblo, desde aquel lejano contexto  o del nuestro.

La cuestión Religiosa de Israel.
Si tratar de construir la historia de Israel es una cuestión difícil, tanto más compleja resulta la cuestión religiosa  de este pueblo; si no es fácil ubicar una fecha en la historia  para dar inicio al pueblo de Dios, tampoco será fácil establecer el cómo Israel se convirtió en un pueblo monoteísta, un pueblo que rinde culto a Yavé como el dios único en el proceso de su conformación como nación.
El que Israel se destaque como un pueblo monoteísta, no significa que Israel siempre lo haya sido y mucho menos que lo haya entendido de esta forma, sino más bien, el que la fe de Israel se constituyera en una fe universal es el resultado de un proceso de evolución religiosa que derivó en un dios único, en este caso; Yavé el Dios de Israel que ha sido capaz de trascender de manera absolutamente racional las culturas y los pueblos  hasta nuestros días. Israel, el pueblo de Dios, sin embargo ha tenido que transitar un largo camino para convertirse en un pueblo monoteísta, pues en sus comienzos no lo era.
Es conveniente en esta etapa ubicarnos en la prehistoria de los patriarcas, de quienes no contamos con un documento histórico que acredite su existencia, pues sus comienzos no se encuentran allí donde la designación o nombre de todo el pueblo aparece documentalmente por primera vez,  sino donde aparecen por primera vez aquellos grupos, que más tarde se habían de ensamblar para constituir todo un pueblo, que se consideró como Israel. Lo que al correr de los tiempos y en virtud de comunes vicisitudes y experiencias se convirtió en Israel, es el resultado de un proceso histórico y religioso aproximadamente igual al que viviera cualquier otro pueblo, solo que en comparación con algunos de los vecinos de los hebreos, estos partieron tardíamente en el escenario de la historia, quizás sea por eso  que Dios los eligiera; en este estado bastante atrasado y con un desarrollo cultural y tecnológico  precario, era fácil poder establecer una fe única y era relativamente fácil poder moldear este pueblo.
Entonces la cuestión religiosa en esta época ha de entenderse dentro del contexto de los patriarcas, es decir, los jefes de las casas, de las familias. La religión de la casa, o de la familia es esencialmente la religión  del padre, dicho de otro modo, la religión del patriarca. Dios es el dios del padre, probablemente sin otro nombre específico que el nombre del jefe del clan. Este dios es el patrono que los protege y su culto se trasmitió a través de las generaciones y además  se constituye en el verdadero Dios de los padres, en consecuencia esta divinidad, que no necesariamente es Javé, pertenece al patrimonio familiar. Como divinidad de la familia, ella asegura a la familia donde quiera que vaya; este dios, es también un dios nómada  que no está circunscrito a una región determinada, pues este se mueve junto con la familia. A pesar de que existían otras divinidades como el gran dios, quien por ser considerado demasiado trascendente, no se daba  bajo esta concepción, realizar una práctica religiosa concreta. De manera  que en esta etapa no se conocen sacerdotes ni santuarios, pues es el jefe de la familia quien hace las veces de sacerdote y la ubicación de las tiendas indica el templo.
En este contexto, es siempre conveniente tener presente que el dios del padre es solo el dios más importante y no el único dios existente. Existen otros dioses al lado del dios de la familia o del padre, de todas formas, la Escritura nos da indicios de un politeísmo (Js. 24:2).
En este proceso de evolución religiosa, el encuentro de tradiciones religiosas diferentes era una cuestión  relativamente frecuente,  produciéndose de esta forma tensiones entre los universos religiosos diferentes de cada tribu, de suerte que el grupo, o tribu más poderosa y que con toda seguridad contaba entre sus filas a un jefe carismático, fue imponiendo, lentamente quizás, al dios de  la tribu más poderosa. El conflicto  que se producía no era necesariamente religioso, pero este aspecto jugaba un papel importante en esta situación. En todo caso se produce un proceso de asimilación de elementos religiosos  de las diferentes tribus alrededor de un núcleo central.
Respecto el origen de Javé, se puede decir que ya poseía una existencia  pre-mosaica. Era  probablemente  el dios que protegía a las tribus nómadas del desierto del Sinaí, en particular de los madianitas y de los quenitas, de todos modos esta cuestión aun permanece un poco incierta.
Aquellas tribus que vinieron de Egipto, propagaron sus experiencias histórico-relgiosas, por otro lado, la vecindad en el mismo suelo, la referencia a un antepasado común, favoreció un proceso general de asimilación religiosa dentro de la confederación de los hijos de Israel. La importancia política de las tribus del Exodo estaba de hecho en la base real de la importancia religiosa de su dios tribal, que como ya dijimos, no era precisamente Javé, y de sus experiencias particulares como el paso por el Mar de los Juncos o Mar Rojo, las maravillas en la travesía por el desierto, etc. favorecieron de alguna manera, la centralización del culto a Javé, ahora bien, en continuidad con este mismo proceso, el dios de estas tribus, vale decir Javé;  fue asimilando lentamente los trazos de los otros dioses del panteón de los cananeos, trazos y costumbres religiosas que de una u otra forma nutrieron  a la cultura religiosa de Israel, o mejor dicho de los hijos de Israel. En consecuencia, las tradiciones de las diferentes tribus se fueron organizando alrededor del eje de la fe javista.
En este proceso de asimilación de las diferentes culturas religiosas con las que los hijos de Israel convivían, faltó poco para que la creencia del antiguo dios nómada sucumbiera y la religión del éxodo se cananeizara completamente con las deidades agrícolas de los cananaeos.
En todo caso, la religión de los hijos de Israel una vez que surgieron los sacerdotes no era un monoteísmo, sino más bien, era una  fe en un dios principal,  harto distinto del Dios que nosotros conocemos y del Dios  que nos ha llegado producto de esta evolución religiosa de la que Él se ha valido para revelarse hoy.
Una vez iniciada la monarquía, la cuestión religiosa cobra mayor importancia, pues este aspecto se transforma en un elemento de presión, en un factor coercitivo; se produce una suerte de manipulación religiosa cuyo objetivo es legitimar el poder del rey y de esta forma mantener al reino unido. No fue el caso de Saúl, pues aparentemente Saúl solo fue el  resultado de las intenciones de quien por aparente  voluntad de Javé lo ungió, pero de algún modo David y Salomón se valieron de este importante aliado para poder lograr mayor tranquilidad en su reino. Para lograr este propósito, nada más efectivo que la religión y para eso era necesario centralizar el culto. La centralización del culto acompañó la centralización general, el monoteísmo se volvió oficial. Se permitió la entrada al extranjero y esto facilitó la entrada de otros dioses y los lugares altos de cada ciudad que habían sido heredados de los cananeos con quienes había una convivencia pacífica, ahora estaban totalmente integrados y continuaron con frecuencia sus cultos, pues estos no desaparecieron completamente. Al mismo tiempo,  un  gran templo central fue construido en la ciudad jebusita de Jerusalén el que  estaba dotado de un buen grupo de funcionarios  religiosos.
El templo de Jerusalén se convirtió de este modo en el símbolo de  la unidad nacional y alrededor de este se desarrollaron las actividades literarias alcanzando estas un desarrollo y nivel extraordinarios. Pero la edificación del templo no solo obedecía a poder centralizar el culto para poder establecer una fe nacional, también obedecía a poder establecer un mayor control sobre el reino y lograr de este modo el reconocimiento del pueblo que no se ajustaba a los  modelos gubernamentales  importados  de otros pueblos, como en el caso de Salomón  que adoptó  el aparato administrativo egipcio. En todo este proceso de asimilación, podemos decir que la fe se dividió en el dios del reino y el dios de la provincia, pues no necesariamente el Javé del reino es el mismo Javé de la provincia, en donde subiste con influencia aun el profetismo que no se conforma a este sistema de cosas que se traduce en una verdadera manipulación religiosa con fines políticos.
De todos modos,  no todo ha sido manipulación religiosa, en las etapas prehistóricas de la fe javista y en la época de los patriarcas, la fe en un dios único atravesó verdaderos filtros, si podemos llamarlo de este modo, en consecuencia  es conveniente siempre tener presente que durante el proceso de fijación de residencia se realiza al mismo tiempo la dominación de los dioses locales del país, como ya lo dijimos, por parte de los dioses de los patriarcas. Estos van tomando posesión de los lugares altos, es decir, en donde se venera y establecen lentamente su propio culto, que ha sido legitimado por la aparición de su dios. En realidad, aquí se está en una fase final de la fe de los patriarcas. También se ha de entender que la divinidad no se revela en el lugar sacro de un santuario autóctono, sino que se manifiesta a una personalidad, que como garante de una auténtica experiencia de  Dios determina también la fe de los miembros del grupo y de sus descendientes, ahora bien se impone la conclusión de que la formula "el Dios NN" no solo se transmite la fe en una divinidad, sino que al mismo tiempo el respectivo receptor de la revelación no es ninguna ficción y que tiene que haber sido una personalidad histórica.
Para nosotros es imposible esclarecer la historia de los patriarcas hasta sus mismos comienzos y tan solo podemos documentarlos en sus  fases limitadas a Palestina, de manera que de un punto de vista histórico, las tradiciones de los patriarcas no nos permiten descubrir otra cosa sino las pequeñas y complejas etapas iniciales de una ocupación de terreno por parte de los hebreos y de otros grupos tribales que se amalgamaron en un proyecto de pueblo, que mediante el curso de la historia plasmó su cultura y su fe. 


Conclusión.
Los temas tratados no son fáciles de abordar y dada la extensión de los mismos, es muy probable que aun subsistan muchas dudas al respecto, pero la anteriormente expuesto nos servirá  al menos para hacernos  una idea.
La cuestión de los orígenes de Israel no es algo que podamos dilucidar en estas líneas, sobre todo cuando en nuestro contexto existe resistencia a la comprensión acerca del origen de Israel, pues como ya se ha planteado, se cree aun, que Israel ha nacido como un pueblo ya constituido. Nada más lejos que eso. Se impone entonces la necesidad de plantear los orígenes de Israel de manera coherente, de una forma que no se produzca un atentado a nuestra fe y a nuestra intelectualidad, por eso se hace necesario informar adecuadamente a la comunidad  de fe el cómo, según los estudiosos,  se dieron las cosas en el pueblo de Dios, para a partir de esta base establecer puntos de referencia y dejar de lado las ideas preconcebidas acerca de esta cuestión.
Como hemos podido apreciar, Israel no nació como un pueblo ya constituido, ni constituían mucho menos una unidad racial, al contrario, este se nutrió de otros pueblos con intereses afines para dar paso al Israel de Dios. Los hebreos eran un proyecto de pueblo que se fue construyendo lentamente en la historia, con una fe politeísta que evolucionó en el monoteísmo, un monoteísmo de contornos universales y con una fe de acentos únicos en la historia de las religiones. Esta fe particular ha sido el resultado de un largo proceso de asimilación y elección de diversos elementos religiosos que dan como resultado, producto de la mano de Dios, a un Dios que trasciende las épocas  y que se hace personal y universal. El entender el origen de Israel y su fe universal, ha de enriquecer nuestra vida de fe aquí y ahora, el poder entender que Israel es hijo histórico de muchos pueblos y culturas y que su fe, producto de la soberanía de Dios fue atravesando verdaderos filtros hasta convertirse en una fe universal, lejos de querer entorpecer nuestra búsqueda y comunión con Dios, la enriquece, nos ayuda y conocer estos tópicos se constituye en un verdadero aporte a nuestro cristianismo.
Será tarea de la iglesia sin embargo el establecer las pautas y consensos a seguir en la búsqueda de aquellos elementos que le permitan realizar  una exégesis y una contextualización adecuadas  para su mutua edificación.



Bibliografía:

.Historia de Israel. De los orígenes a la cautividad.   Giuseppe Ricciotti.

.Historia de Israel. John Brigth.

.Historia de Israel desde los Pobres.  Jorge Pixley.

.Los Contornos de la historia de Israel.  Stephan de Jong.

.Historia de Israel. Lugar y Origen.  Milton Schwantes.

.Cómo Israel se convirtió en Pueblo.  Cladovis Boff.

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