El Dios de Amor

Joel

Por Gabriel Otero

El libro de Jonás es particularmente interesante puesto que el Señor Jesús atestiguó del mismo. El autor del libro es Jonás tal como lo dice el Cap.1:1: "Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo:..." A Jonás lo vemos también en la parte que corresponde a la historia de Israel en el libro de II.Reyes Cap.14:25, donde la Escritura dice lo siguiente: "El restauró los límites de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar de Arabá, conforme a la palabra de Jehová Dios de Israel, la cual él había hablado por su siervo Jonás hijo de Amitai, profeta que fue de Gat-hefer." Así que, de acuerdo a este versículo que hemos leído, Jonás sin duda alguna fue un personaje que existió. Muchas personas piensan que el libro de Jonás es parte de la mitología hebrea, pero no es así. Jonás no es un personaje desconocido y su libro no es un libro de poesía, sino que es un libro de profecía. Y el versículo que hemos leído en II.Reyes Cap.14:25, así lo atestigua.



En el evangelio según San Mateo Cap.12:39-41, la Escritura nos da también una referencia extraordinaria a Jonás. Dice asi la palabra de Dios en boca de Jesús: "El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres dias y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar." Notamos entonces que ya sea desde el punto de vista histórico registrado en el Antiguo Testamento, o desde el punto de vista contemporáneo a Jesús, el libro de Jonás es conocido y es tomado en cuenta como un libro literal con hechos reales.



El tópico del libro de Jonás en sus cuatro capítulos es muy simple. Le hemos puesto como título: "Un llamado a la responsabilidad" Esta es una frase muy simple pero muy valedera. Vamos a tratar de ver en los cuatro capítulos este llamado a la responsabilidad y observar lo que Dios quiere darnos a conocer.



En el Cap.1, tenemos la evasión al llamado. Dice el Vr.2 que Jehová le dijo a Jonás: "Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí." Es decir, Dios le encomienda un mensaje a Jonás. Los Vrs.3-5, nos dan la reacción de Jonás al mencionado mensaje: "Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partia la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su Dios; echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir." Encontramos aquí en este primer capítulo del libro del profeta Jonás, la evasión al llamado. ¿Cómo se produjo esta evasión al llamado? Se produjo de una manera similar a la que muchos de nosotros imitamos. Dice el Vr.3: "Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis,..." Jonás no rechazó el llamado o no argumentó el llamado, sino que trató de ignorarlo huyendo; tomó hacia la ciudad de Jope y alló una nave que partía para Tarsis. En otra palabra, si bien Jonás conocía lo que Dios quería que hiciera, él siguió sus propios pensamientos, él siguió su propia opinión, él siguió quizás el dictado de sus deseos. La Biblia no nos dice específicamente la razón por la cual Jonás reaccionó de esta manera; quizás un poco de celo de que Nínive fuera salva a través del mensaje; quizás porque no se sentía con voluntad para hacerlo. La razón es que él ignoró el llamado. Y así en una manera muy fuerte y persistente, la Biblia nos enseña que cuando ignoramos el llamado de Dios, Dios nos sigue. Porque en el Vr.4, dice: "Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave." Dios siguió a Jonás y le hizo saber que él no estaba de acuerdo con su actitud. ¡Qué notable! Cada vez que nosotros evadimos el llamado de Dios, Dios a través de las circunstancias nos ha de hacer sentir tan infelices, que vamos a poder sentir dentro de nosotros la presencia de ese Dios de los cielos. Vamos a entender que estamos mal a través de las circunstancias que él va a manejar para hacernos sentir miserables para que finalmente volvamos a sus pasos.



En el Cap.2 encontramos la oración para que Dios restablezca el llamado que había hecho antes. Jonás es puesto dentro del mar y dentro del corazón de un pez. Y dice la Escritura en los Vrs.1-10: "Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y el me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra." Notamos entonces que en este capítulo hay una reacción espontánea, vívida, rápida, de Jonás. El quiere volver a aquel camino que Dios le había llamado. Pero en el vocabulario de Jonás encontramos un vocabulario triste, como si él hubiera llevado sobre sí mismo el peso del infierno. Vemos en Jonás el hecho más radiante y poderoso ya que él dice: "Descendí a los cimientos de los montes;..." Jonás carga sobre sí responsabilidades que claramente no podemos entender a menos que miremos este libro en forma espiritual. En su profecía Jonás nos da un cuadro demostrativo de la muerte del Señor Jesucristo. Nuestro Señor en tres días de sufrimiento llevó sobre sí mismo la eternidad de un infierno, para que al pasar la eternidad de ese infierno, el Señor pudiera tener el crédito necesario para salvarnos.



Por eso en el libro de Jonás el sufrimiento del Salvador es declarado, lo es al volver Jonás con esta oración tremenda al llamado del Señor: "Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;..." Jesús dijo en el momento de la muerte: "Señor, no me dejes, no me dejes". Hay un llamado profundo desde el vientre del pez hacia afuera, un llamado que nos habla rotundamente de una convicción, un llamado de oración que nos habla de una restauración. Por eso dicen los Vrs.9-10: "Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra."



Aquí estamos frente a una lección práctica. Cuando Dios nos llama a una tarea ya sea enseñar en la Escuela dominical, quizás limpiar el templo, quizás ayudar al pastor en la visitación, sea lo que fuere, cuando Dios nos llama en una manera específica, cuando Dios nos llama, entonces debemos bajo todos los medios responder. Pero, ¿qué pasa si no respondemos? Indudablemente la ira de Dios se vuelca hacia nosotros poniendo circunstancias y diferentes formas de su manifestación para hacernos saber que él no está complacido con lo que hacemos. Pero al instante que oramos, al momento que decimos: "Padre eterno, sálvanos", en ese mismo momento cuando decimos: "Señor, sálvanos", cuando volcamos a Dios todo nuestro corazón, él responde instantáneamente. Lo cual quiere decir que si en algún momento hemos dejado de lado el llamado de Dios, es hora de orar a Dios con toda nuestra convicción, pedirle de todo corazón se mueva hacia nuestro beneficio, y Dios instantáneamente reabilitará nuestra vida y permitirá que también podamos servirle en espíritu y en verdad.



El Cap.3 nos habla seguidamente de la restitución del llamado. Hemos visto el rechazo o la evasión del llamado por Jonás; hemos visto la oración hecha por éste que fue llamado a servir; ahora vemos la restitución del hombre que fue llamado a servir a Dios. Este Cap.3 comienza en el Vr.l igual que el Cap.1. Dice: "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:..." Pero observemos cómo dice: "...por segunda vez..." ¿Y cuál fue el mandato de Dios?: "Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona en ella el mensaje que yo te diré." Fijémonos en el Cap.1:2, donde leemos: "Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;..." Vemos que en esta segunda oportunidad el llamado es el mismo. Dios le dio una vez más la oportunidad de llegar hasta Nínive y de predicar Su palabra, pero fue el mismo llamado. Repetición del llamado. Cuando Dios dice blanco es blanco y cuando dice negro es negro. Dios no cambia su llamado ni su palabra. "...en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación." (Santiago Cap.1:17b). No tratemos de nogaciar con Dios, porque Dios no se agrada de aquellos que quieren negociar con él. Dice el Vr.3: "Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová..." Jonás respondió a la palabra de Dios. "...Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruída. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo." En otra palabra, Dios volvió sobre su propia palabra. En 2.Crónicas Cap.7:14, dice que si su pueblo se arrepintiere, Dios cambiaría su sentencia. Sin cambiar su justicia, Dios hace justicia al cambiar su sentencia. He aquí un pueblo arrepentido, he aquí un pueblo llamado a la convicción de pecado, he aquí un pueblo entero que desde el rey hasta el más pequeño, ahora entiende lo que Dios quiere y comprende su situación delante de Dios. Por lo tanto, Dios se vuelca hacia ellos en misericordia y en gracia.



Indudablemente nos damos cuenta que la palabra de Dios nos habla fuertemente de ese amor de Dios para con aquellos que le aman. Y sin lugar a dudas ese amor de Dios es fijo, es efectivo, es progresivo y es paciente. Paciente con el predicador Jonás, que ahora aparentemente ha obtenido un gran suceso, él es el hombre de la hora. La palabra de Dios ha sido creída y como resultado de ello, el pueblo se arrepiente y Dios suspende la sentencia de destrucción anunciada en el mensaje de Jonás. El pueblo se salva y Jonás llega a ser un predicador gigante. ¿Recordamos lo que leímos en el Cap.1?: Jonás no quería ir. Algunos de nosotros que estamos en el frente de las filas del evangelio estudiando y predicando la palabra, también nos asociamos con Jonás. Hubo algún momento en nuestra vida cuando no queríamos ir. Hubo momentos en nuestra vida cuando dudamos si realmente Dios nos había llamado a predicar este mensaje, o cuál era el llamado de Dios. Pero sin lugar a dudas, Dios está haciendo Su obra, una buena obra, pues está llamando a hombres a humillarse primeramente y luego a servirle en un espíritu de verdad. El Cap.3 entonces nos habla de la restitución del hombre que fue llamado. Ahora vemos a un hombre humilde, un hombre manso, a un hombre que pregona la palabra de Dios, la anuncia al pueblo y como resultado de ello vemos el arrepentimiento de un pueblo al borde de la destrucción por parte de Dios.



El Cap.4 nos habla de la imperfección del hombre que fue llamado. Y alguien dirá que quizás este capítulo sería uno de esos capítulos que nos hablan de una victoria total, ¿verdad? pero, somos de carne y hueso, seres humanos, y como tales sujetos al fracaso. En los Vrs.1-4, leemos: "Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?" Notamos que Jonás en lugar de sentirse feliz, en lugar de proclamar a los cuatro vientos la victoria, en lugar de proclamar al son de la trompeta el éxito de la palabra de Dios, en lugar de hacer todas estas cosas, Jonás se puso triste. Y fijémonos lo que dice el Vr.2, el cual nos da la clave del porqué él huyó cuando recibio la primera orden: "...Por eso me apresuré a huyir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente..." En otra palabra, Jonás sabía el resultado que iba a producir el mensaje de Dios. Cuando el mensaje de Dios se presenta con verdad y con amor, produce el resultado que la misericordia de Dios tiene sobre el pecador. La palabra de Dios nos habla en forma profunda y fuerte acerca de un evento muy común en la historia del hombre. Dios llama a una persona y ésta evade el llamado. Luego tal persona ora para ser restaurada, y después que es restaurada se asombra de lo que Dios hace. ¿Es nuestro corazón así? ¿Nos llenamos de envidia porque otros conocen a nuestro Dios? ¿Nos llenamos no de odio pero sí de rencor porque otros también participan de nuestro gozo? ¿Somos tan egoístas? Compartamos el mensaje de Cristo con el pueblo que está alrededor nuestro, para que podamos participar juntos del gozo de la salvación.



El libro de Jonás es un libro que nos habla de que no podemos independizarnos abiertamente de Dios, y nos muestra que el resultado del mensaje que proclamamos no está en nuestras manos, sino en las manos de Dios. Jesús mismo dice que este libro habla de la obra de Dios, por cuanto él tuvo que sufrir todo lo que el Cap.2 dice; él tuvo que descender a los cimientos de la tierra, llevar sobre sí mismo el peso de un infierno eterno, y luego resucitar para que nosotros nos gocemos de la salvación que tenemos. Gracias sean dadas a Dios por su misericordia demostrada a través del tiempo y manifestada por medio del profeta Jonás.


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