La Vida Cotidiana

Números

por Gabriel Otero

Estamos frente al cuarto libro de las Sagradas Esrituras. El nombre del libro de Números fue tomado por la necesidad de contar al pueblo de Israel en el desierto de acuerdo a la orden de Jehová. La palabra de Dios nos dice en los Caps.1 al 4 que Israel fue contado, es decir, se hizo un censo del pueblo. Por ello la adopción del nombre "Números". Este nombre se deriva de la palabra griega con el cual fue asignado. En la Biblia hebrea, este libro conforme a la expresión que encontramos en el Cap.1:1: "Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí,..." el título hebreo sería: "En el desierto". Por lo tanto el nombre "Números", volvemos a repetir, deriva de haber contado a Israel en el desierto y el nombre propio en hebreo es: "En el desierto".



En cuanto al autor de este libro no nos cabe duda es Moisés; autor como hemos dicho de acuerdo al trabajo de comparación de las Escrituras que hemos estado haciendo entre el libro de Josué Cap.1:8, donde los cinco primeros libros de la Biblia se llaman la ley de Moisés, y el Cap.24:44 del evangelio según San Lucas, donde a dicha ley de Moisés, Jesús la atestigua y dice que la misma habla de él.



¿Cuál es el tópico que podríamos deducir trae el libro de Números al lector? Este libro es un repórter de Israel caminando a la tierra prometida. En otra palabra, nos habla de ese Israel de Dios caminando a la tierra que El prometió a sus padres. Por consiguiente como ya dijimos, el nombre propio hebreo "En el desierto", es el más adecuado para el libro pues los incidentes, las narraciones que encontramos en el mismo, nos hablan estrictamente de esa vida del pueblo de Israel mientras se encontraba en el desierto caminando en dirección a la tierra prometida.



Vamos primeramente a hacer una sinopsis del libro, es decir, vamos a tomar el libro en sí y a producir dentro de nuestro estudio un resumen general histórico de los eventos, para inmediatamente pasar a lo más importante del libro, o sea a la lección espiritual que el mismo tiene para nosotros.



La sinopsis del libro encierra tres eventos importantes en ese caminar del pueblo de Israel hacia la tierra prometida y son los siguientes:



I.- En primer lugar, el libro de Números nos habla de los eventos que sucedieron antes de dejar Sinaí. Cap.1:1 al 10:10, donde Israel recibió las tablas de la ley.



II.- En segundo lugar, nos habla de los eventos desde el Sinaí hasta Cades-barnea la última ciudad más baja del pueblo canaanita. Cap.10:11 al 14:45.



III.- En tercer lugar, nos habla de los eventos sucesivos desde Cades-barnea hasta Moab del otro lado del Jordán enfrentando ahora a la tierra prometida a los israelitas por el lado este.



Vamos nuevamente a repetir estos tres eventos que el libro nos habla. El primero fue los preparativos antes de salir de la montaña del Sinaí. El segundo la trayectoria desde el Sinaí hasta Cades-barnea. Y el tercero la trayectoria desde Cades-barnea, donde Israel murmuró contra Dios y por consiguiente fue juzgado de tal manera que tuvieron que deambular cuarenta años en el desierto hasta llegar a Moab, donde allí Moisés dejó el Comando del pueblo y Dios levantó a Josué como líder. Estos son los episodios que nos habla el libro, un repórter vivo de Israel caminando a la tierra prometida.



¿Cuál será la lección espiritual que el libro de Números tiene para nosotros? tiene significado alguno para nuestra vida? De ninguna manera. El libro de Números nos habla de eventos, registra episodios históricos propios y firmes, es cierto; pero espiritualmente nos habla de una lección que todos nosotros podemos aprender: La incredulidad cierra la puerta a una vida abundante y feliz.



Para entender la lección espiritual que el libro de Números nos presenta, es necesario mirar en el Nuevo Testamento, en la epístola a los Hebreos Cap.3:17-19. Dice así: "¿Y con quiénes estuvo él (él se refiere a Dios) digustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad." El pueblo israelita pereció en el desierto, aquel que salió de Egipto con la excepción de dos hombres: Josué y Caleb. Vemos entonces que la incredulidad cierra las puertas a una vida abundante, cierra la puertas a una vida feliz.



Vamos a mirar acerca de cuatro sucesivas exhortaciones en el libro de Números, con las cuales como cristianos podemos creer firmemente en Dios, para que no se cierre la puerta de la felicidad.



1) En primer lugar, el libro es una advertencia con respecto a la vida cotidiana, pues nos dice que la incredulidad puede cerrar la felicidad de cada día. En el Cap.11:1-3 dice: "Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos." Vemos en el Vr.1: "...el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y ardió su ira,..." Quejarnos de nuestra vida, quejarnos de nuestras circunstancias, quejarnos de tener que llevar cada día sobre nuestros hombros lo que el día nos trae, produce la ira de Dios sobre su pueblo. El incrédulo se queja; el que no tiene a Dios se encuentra desolado, confundido, por momentos desalentado. Pero el que tiene a Dios, el que entiende lo que Dios quiere para su vida, tal persona no puede tener incredulidad con respecto a la voluntad de Dios para su vida. Si nos sentimos infelices hoy, no tratemos de culpar a alguien para dar razón a la causa de nuestra infelicidad. Por el contrario, tratemos en forma precisa de dar a Dios gracias por este día y como resultado de ello, entender que si no creemos que cada día de nuestra vida es planeado por Dios para llevarnos a una vida abundante, entonces hemos cerrado la puertas de la felicidad nosotros mismos.



2) En segundo lugar, la incredulidad cierra las puertas a una vida abundante en lo concerniente a la provisión de Dios. Por ejemplo, en el Cap.11:4-6 leemos lo siguiente: "Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos." Esto es incredulidad con respecto a la provisión de Dios. En Egipto estaban prisioneros; en Egipto estaban sujetos a la voluntad del faraón de Egipto; en Egipto no tenían libertad; en Egipto no tenían casas ni familias libres y eran esclavos. Pero tenían un pedazo de comida diferente; y ahora se quejan, y levantan una voz de incredulidad contra Dios por la provisión que Dios había hecho para esos instantes. El maná del cielo era más milagro que el pescado de Egipto; el maná del cielo era un milagro mayor que la salida de Egipto, y sin embargo el pueblo de Israel no lo ve como milagro, no lo ve como provisión y cierra sus ojos a esa bendición de Dios y se queja. Por consiguiente cerró las puertas de la felicidad a su propia vida, no viendo la abundancia de Dios derramada sobre ellos. Eso también hacemos nosotros cuando nos quejamos de lo que Dios nos dio como salario, como provisión para vivir. Es un milagro de Dios que podemos trabajar, es un milagro de Dios que podemos obtener ciertos beneficios para vivir confortablemente, y no es justo que nos quejemos porque si lo hacemos vamos a cerrar las puertas de nuestra felicidad.

3) En tercer lugar, la incredulidad cierra la puerta a una vida abundante en lo concerniente a las circunstancias. En el Cap.13:33 al 14:3, leemos: "También vimos allí gigantes, (el pueblo de Israel estaba en Cades-barnea, y había mandado espías a Canaán para ver quienes habitaban la tierra) hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos. Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?"



Y ahora estos hombres del pueblo israelita se revelan contra las circunstancias. Dios, en once días de jornada transporta aproximadamente 1.800.000 hombres, mujeres y niños desde el Sinaí hasta las mismas puertas de la tierra prometida. Dios espera que ese pueblo conquiste la tierra para Su nombre; y lo primero que el pueblo hace de acuerdo a los Vrs.32-33, es quejarse debido a que las circunstancias son muy dificiles. Esto nos suena muy parecido a lo que nosotros hacemos, ¿verdad? Dios nos salvó, Dios nos dio a su Hijo unigénito Cristo jesús, lo colocó dentro de nuestro corazón, lo puso de una manera firme y total; nos dio una vida espiritual abundante. ¿No nos dará Dios con él todas las otras cosas que necesitamos para vivir? Y todos los cristianos dirían por supuesto que sí. La Biblia también lo dice. ¿Y por qué desesperamos? ¿Por qué nos quejamos de la vida? ¿Por qué nos quejamos de las dificultades y obstáculos que se nos presentan? ¿Por qué? Porque no creemos que Dios es suficiente para vencer nuestras circunstancias. Pensemos en esto: Dios es suficiente para conquistar las circunstancias de nuestra vida.



4) La incredulidad cierra la entrada a una vida abundante, no solamente en lo que concierne a cada día de nuestra vida, en lo que concierne a la provisión de Dios, o en lo que concierne a las circunstancias que nos rodean, sino también en lo que concierne a nuestros lideres. En el Cap.16:3 leemos estas palabras: "Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?" Es decir, ellos culparon a Moisés y a Aarón como líderes, diciendo: Ustedes están sobre nosotros. ¿Acaso se olvidaron que en el libro de Exodo Cap.3 y 4 Dios había elegido a Moisés y no Moisés a sí mismo? En el Cap.4:1-4 de dicho libro dice: "Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huia de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano." Y asI le dio una experiencia a Moisés mostrándole que Dios quería usarlo. Moisés entendió que esa era la vara de Dios y que lo que él iba a hacer era lo que Dios quería que hiciera y no lo que Moisés quería.



Y ahora volviendo al Cap.16 del libro de Números, encontramos incredulidad por parte del pueblo de que Moisés es su verdadero líder y se revelaron contra Dios. Esto podemos aplicarlo muy bien a nuestra vida espiritual en la iglesia. No debemos revelarnos contra nuestros pastores, contra los diáconos, contra los maestros. Ello muestra incredulidad de que Dios ha apuntado a esos hermanos para el liderato en el área local donde vivimos, y consecuentemente nos va a traer infelicidad. Si algunos de ellos presentan fallas, como humanos que son, la Biblia no dice que debemos criticarlos, sino que debemos exhortarles y ayudarles a sobrepasar cualquier dificultan que tengan. No cuidar nuestra lengua puede traernos infelicidad.



En el Cap.20:2-5, ellos se quejaron acerca de la voluntad deDios para sus vidas. Dice así: "Y porque no había agua para la congregación, se juntaron cotra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni de aun de agua para beber." En otra palabra, era la voluntad de Dios de acuerdo al libro de Génesis que el pueblo de Israel viviera en el territorio que había prometido a Abraham. ¿Y qué vemos aquí? El pueblo dice que ni hay agua para beber en ese lugar. ¿Qué es lo que estamos haciendo? Estamos viviendo en un lugar equivocado. Evidentemente, la incredulidad cierra las puertas a una vida abundante. Dice la palabra de Dios en Hebreos Cap.3:19 así: "Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad." La infelicidad que hoy estamos sobrellevando no se debe a Dios. No se debe a que el plan de Dios es tan severo y tan estricto que no lo podemos sobrellevar, no. Los problemas que muchas veces traemos a nuestra vida, los traemos por causa de nuestra incredulidad a la palabra de Dios, y también a la ignorancia acerca de la voluntad de Dios para nuestra vida.



El pueblo de Israel sabía que Dios tenía un plan para su vida y ese plan era vivir en la tierra de Canaán, que sería tierra israelita, territorio del pueblo de Dios. El pueblo se quejó antes de llegar a ese territorio.



En conclusión, Dios tiene un territorio para nosotros, el territorio de la iglesia de Cristo, un territorio espiritual. ¿Hemos de quejarnos de vivir en ese territorio? Dios quiera que no.


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