Jonathan Edwards en Un Verdadero Día de Acción de Gracias

Jonathan Edwards tiene palabras que difícilmente podrían ser más atinadas para estos días si él aún viviera. Tiene que ver con el fundamento de la gratitud.

La verdadera gratitud o agradecimiento para con Dios por su bondad hacia nosotros surge de un fundamento previamente establecido, el amor a Dios por lo que El es en si mismo; mientras que una gratitud natural no tiene el antecedente de este fundamento. La gracia inspiradora del agradecimiento a Dios por las bondades recibidas, viene siempre de una reserva de amor existente en el corazón, establecida en un primer momento en otros ámbitos, viz. La excelencia propia de Dios.[1]

En otras palabras, la gratitud agradable a Dios no es antes que nada deleitarse en los beneficios que Dios nos da (aunque es parte de ello). La verdadera gratitud debe tener sus raíces en algo más que viene primero, es decir, un deleite en la belleza y excelencia de Dios. Si este no es el fundamento de nuestra gratitud, entonces no estamos sobre lo que el "hombre común" experimenta, lejos del Espíritu y la nueva naturaleza en Cristo. En ese caso, la "gratitud" hacia Dios no es más agradable a Dios que las demás emociones que los no creyentes sienten sin deleitarse en El.


Usted no se sentiría honrado si yo le agradeciera a menudo por los regalos que me ha dado, pero no tuviera una profunda y espontánea consideración por usted como persona. Usted se sentiría ofendido, sin importar cuánto yo le agradezca por sus regalos. Si su carácter y personalidad no me atraen ni disfruto al estar cerca de usted, se sentiría utilizado, como una herramienta o una máquina para producir las cosas que realmente me gustan.


Así es con Dios. Si no estamos capturados por su personalidad y carácter, todas nuestras declaraciones de agradecimiento son como la gratitud que una esposa siente por su esposo por el dinero que recibe de él y lo usa en un romance con otro hombre. Esto es exactamente lo que nos dice Santiago 4:3-4. Santiago critica los motivos de la oración cuando se trata a Dios como un esposo engañado: "Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios" Porqué llama "adúlteros" a estas personas que rezan? Porque, aunque rezan, están traicionando a su esposo (Dios) al ir tras un amante (el mundo). Para empeorar las cosas, le están pidiendo a su esposo (en oración) que patrocine el adulterio.

Asombrosamente, esta misma dinámica espiritual defectuosa se da a veces cuando la gente agradece a Dios el haber enviado a Cristo a morir por ellos. Usted talvez ha escuchado a las personas decir cuán agradecidos deberíamos estar por la muerte de Cristo ya que eso demuestra cuánto Dios nos valora. Cuál es el fundamento de esta gratitud?

Jonathan Edwards la llama gratitud de hipócritas. Porqué? Porque,

ellos primero se regocijan y elevan con el hecho de que fueron hechos por Dios; y en este sentido, El parece en cierta forma, amoroso para ellos. . . . sienten una enorme satisfacción al saber cuánto Dios y Cristo hicieron por ellos. Su regocijo entonces es un regocijo en si mismos, no en Dios.[2]

Es terrible saber que actualmente una de las formas más comunes de responder a la cruz podría ser la descripción de un natural amor a sí mismo, sin ningún valor espiritual.


Hacemos bien al escuchar a Jonathan Edwards. No es cierto que él simplemente deletrea para nosotros la verdad Bíblica de que debemos hacer todas las cosas, inclusive dar gracias, para gloria de Dios (1 Corintios 10:31)? Y que Dios no es glorificado si el fundamento de nuestra gratitud es el valor del regalo y no la excelencia del Dador? Si la gratitud no se basa en la belleza de Dios antes que en el regalo, es probablemente idolatría disfrazada. Que Dios nos dé un corazón para deleitarnos en El, por lo que El es, de manera que toda nuestra gratitud por sus regalos sea eco de nuestro regocijo en la excelencia del Dador!



Extraído de John Piper, Una Vida en pos de Dios (Hermanas, Oregon: Multnomah, 1997), 213-214.

  Notas
↑ Jonathan Edwards, Afecciones Religiosas, Trabajos de Jonathan Edwards, Vol. 2, New Haven: Imprenta de la Universidad de Yale, 1959, orig. 1746, p.247.
↑ Jonathan Edwards, Afecciones Religiosas, Trabajos de Jonathan Edwards, Vol. 2, New Haven: Imprenta de la Universidad de Yale, 1959, orig. 1746, p.247.
Jonathan Edwards en Un Verdadero Día de Acción de Gracias

Jonathan Edwards tiene palabras que difícilmente podrían ser más atinadas para estos días si él aún viviera. Tiene que ver con el fundamento de la gratitud.

La verdadera gratitud o agradecimiento para con Dios por su bondad hacia nosotros surge de un fundamento previamente establecido, el amor a Dios por lo que El es en si mismo; mientras que una gratitud natural no tiene el antecedente de este fundamento. La gracia inspiradora del agradecimiento a Dios por las bondades recibidas, viene siempre de una reserva de amor existente en el corazón, establecida en un primer momento en otros ámbitos, viz. La excelencia propia de Dios.[1]

En otras palabras, la gratitud agradable a Dios no es antes que nada deleitarse en los beneficios que Dios nos da (aunque es parte de ello). La verdadera gratitud debe tener sus raíces en algo más que viene primero, es decir, un deleite en la belleza y excelencia de Dios. Si este no es el fundamento de nuestra gratitud, entonces no estamos sobre lo que el "hombre común" experimenta, lejos del Espíritu y la nueva naturaleza en Cristo. En ese caso, la "gratitud" hacia Dios no es más agradable a Dios que las demás emociones que los no creyentes sienten sin deleitarse en El.


Usted no se sentiría honrado si yo le agradeciera a menudo por los regalos que me ha dado, pero no tuviera una profunda y espontánea consideración por usted como persona. Usted se sentiría ofendido, sin importar cuánto yo le agradezca por sus regalos. Si su carácter y personalidad no me atraen ni disfruto al estar cerca de usted, se sentiría utilizado, como una herramienta o una máquina para producir las cosas que realmente me gustan.


Así es con Dios. Si no estamos capturados por su personalidad y carácter, todas nuestras declaraciones de agradecimiento son como la gratitud que una esposa siente por su esposo por el dinero que recibe de él y lo usa en un romance con otro hombre. Esto es exactamente lo que nos dice Santiago 4:3-4. Santiago critica los motivos de la oración cuando se trata a Dios como un esposo engañado: "Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios" Porqué llama "adúlteros" a estas personas que rezan? Porque, aunque rezan, están traicionando a su esposo (Dios) al ir tras un amante (el mundo). Para empeorar las cosas, le están pidiendo a su esposo (en oración) que patrocine el adulterio.

Asombrosamente, esta misma dinámica espiritual defectuosa se da a veces cuando la gente agradece a Dios el haber enviado a Cristo a morir por ellos. Usted talvez ha escuchado a las personas decir cuán agradecidos deberíamos estar por la muerte de Cristo ya que eso demuestra cuánto Dios nos valora. Cuál es el fundamento de esta gratitud?

Jonathan Edwards la llama gratitud de hipócritas. Porqué? Porque,

ellos primero se regocijan y elevan con el hecho de que fueron hechos por Dios; y en este sentido, El parece en cierta forma, amoroso para ellos. . . . sienten una enorme satisfacción al saber cuánto Dios y Cristo hicieron por ellos. Su regocijo entonces es un regocijo en si mismos, no en Dios.[2]

Es terrible saber que actualmente una de las formas más comunes de responder a la cruz podría ser la descripción de un natural amor a sí mismo, sin ningún valor espiritual.


Hacemos bien al escuchar a Jonathan Edwards. No es cierto que él simplemente deletrea para nosotros la verdad Bíblica de que debemos hacer todas las cosas, inclusive dar gracias, para gloria de Dios (1 Corintios 10:31)? Y que Dios no es glorificado si el fundamento de nuestra gratitud es el valor del regalo y no la excelencia del Dador? Si la gratitud no se basa en la belleza de Dios antes que en el regalo, es probablemente idolatría disfrazada. Que Dios nos dé un corazón para deleitarnos en El, por lo que El es, de manera que toda nuestra gratitud por sus regalos sea eco de nuestro regocijo en la excelencia del Dador!



Extraído de John Piper, Una Vida en pos de Dios (Hermanas, Oregon: Multnomah, 1997), 213-214.

  Notas
↑ Jonathan Edwards, Afecciones Religiosas, Trabajos de Jonathan Edwards, Vol. 2, New Haven: Imprenta de la Universidad de Yale, 1959, orig. 1746, p.247.
↑ Jonathan Edwards, Afecciones Religiosas, Trabajos de Jonathan Edwards, Vol. 2, New Haven: Imprenta de la Universidad de Yale, 1959, orig. 1746, p.247.

Cómo No Cometer Idolatría cuando
Damos Gracias a Dios

por John Piper
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