¿Perseveraremos en el pecado
para que la gracia abunde?

por John Piper

Romanos 6:1-14
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Uno de los asuntos más grande de la vida
Cuando entramos en Romanos 6, estudiamos uno de los asuntos más grande en la vida cristiana. Y por supuesto, uno de los grandes temas en cualquier vida. Porque la única vida que nos lleva a la vida eterna es la vida cristiana. Lo que estudiaremos en un momento es relevante y crucial para todos, sean cristianos o no. Los musulmanes, budistas, hindú, judíos, espiritualistas, ateístas – cada descendiente de Adán debe conocer la enseñanza de Romanos 6. Lo que Pablo describe aquí no es provincial ni parroquial ni sectario ni regional ni étnico. Se relaciona a todos porque describe la única vida que nos conduce a la vida eterna. Todos somos pecadores y culpables porque somos unidos al primer Adán. Seremos salvos, o no, porque somos unidos por fe a Jesucristo, el segundo Adán. Hay una vida que viene de esta unión con Cristo. Esta vida nos lleva al cielo. Y solamente esta vida. Esta es la importancia de Romanos 6.

Una forma de ver eso es ir al final del capítulo y mirar el versículo 22: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación [o santidad], y como fin, la vida eterna.” Observen cuidadosamente: ¿La vida eterna es el resultado de cuál cosa? Es el resultado de la “santificación” o “santidad” o “libertad del pecado, y la esclavitud a Dios.” En otras palabras, Romanos 6 tiene que ver con el tipo de vida que nos lleve a la vida eterna: Lo que es y cómo vivirla.

Pero ahora regresemos al principio del capítulo para determinar cómo este tema fue introducido y cómo se conecta a la enseñanza de la justificación por gracia a través de la fe que domina Romanos 1-5.

¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
Pablo llegó al final de Romanos 1-5 con un énfasis radical sobre la justificación por gracia a través de la fe, aparte de las obras de la ley. Él enseñó (en Romanos 5:18) que “Así que, como por la transgresión de uno [de Adán] vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno [de Cristo] vino a todos los hombres la justificación de vida.” O sea, nuestra unión con Adán nos llevó a la condenación por causa de su desobediencia; y nuestra unión con Cristo nos lleva a la justificación por causa de su obediencia. Esta es la gracia extrema: La obediencia de Cristo, no nuestra, es el cimiento de nuestra justificación. Dios nos considera justos, y nos acepta, no por causa de nuestros actos hechos en justicia (Tito 3:5), sino por causa de las obras que Cristo hizo en justicia (Romanos 5:18). La razón de introducir a Adán aquí al final de Romanos 1-5 es para hacer peligrosamente clara esta radical y generosa vía de justificación. Somos condenados en Adán porque su pecado se acredita a nosotros; somos justificados en Cristo porque su justicia se acredita a nosotros.

¿Y ahora? ¿Por qué digo que esta enseñanza acerca de Adán y Cristo hace que la justificación por gracia sea “peligrosamente” clara? A causa de lo que la gente puede hacer con esto – como la distorsionan, como llegan a conclusiones que les parecen correctas, pero que en realidad son absolutamente incorrectas. Pablo reconoce cómo distorsionan su radical enseñanza sobre la justificación por la gracia a través de fe aparte de las obras (Romanos 3:28). Por eso la menciona.

Pablo se presenta como su peor enemigo en Romanos 6:1. Como acaba de decir en Romanos 5:20, “Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.” Ahora él pregunta, “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Este es el gran argumento contra la justificación por gracia a través de fe aparte de las obras de la ley. Se parece abrir la puerta a pecados incontrolables. De hecho, se parece que invita más pecados porque si la gracia es el acto de Dios en perdonar y aceptar los pecadores sobre la base de la justicia de Cristo, no sobre nuestra, entonces ¿no sería que la gracia brilla aun más si continuamos en el pecado? Con más pecado, hay más perdón. Y con más pecado, la justicia de Cristo debe ser aun más grande en compensación. Por lo tanto, ¿la enseñanza radical de Pablo sobre la justificación no abre la puerta a vivir negligentemente e indiferencia a la santidad?

Esta es la pregunta que Romanos 6 (de veras 6-8) quiere contestar. Y la respuesta está en el versículo 2, “¡En ninguna manera!”

¿Por qué no?
En primer lugar, su respuesta es, “No!” “En ninguna manera!” No debemos continuar en el pecado para que abunde más la gracia. Esta es una conclusión equivocada de esta radical enseñanza sobre la justificación por gracia a través de la sola fe. Pero ahora, ¿por qué? Este es el contenido de Romanos 6 – ¿por qué las personas justificadas por la gracia a través de la sola fe no siguen en el pecado? Se puede ver que esto es tremendamente práctico. Las personas justificadas no continúan en el pecado para que la gracia abunde.

Hoy quiero dar una muy breve presentación de su respuesta. Más tarde estudiaremos algunos aspectos más. ¿Cuál es la respuesta de Pablo de por qué los que son justificados sobre la base de la justicia de Cristo, por la gracia, a través de la sola fe, no siguen en el pecado para que la gracia abunde?

Antes de oír la respuesta de Pablo, verifiquemos que no interpretemos mal su respuesta. Esto es crucial. Su respuesta no es que la objeción ha entendido mal el carácter radical de la gracia justificadora. Pablo no dijo, Bien, usted lo interpretó mal – yo no quería decir que la justificación viene totalmente de la gracia y está basada totalmente en la justicia de Cristo y que la obtiene sólo por fe sin obras. Él no dijo, Lo que sí quería decir es que después de todo, la justificación está basada en el comportamiento del individuo. Él no dijo que la justificación no nos lleva a una condición sin la ley porque guardar la ley es parte de lo que se debe hacer para ser justificado. Pablo podría corregir a sus oponentes de esta manera, si pensaba que esto era su error, pero no lo hizo. Esto no era su error. Ellos observaron algo correctamente: la justificación es por la gracia a través de sola fe, sobre la base de la sola justicia de Cristo. Esta es la forma en que somos justos ante Dios. Este es el cimiento de la vida cristiana. Esta perspectiva radical de la gracia es lo que causa el problema.

Por lo tanto, ¿cuál es la respuesta de Pablo de por qué las personas justificadas por la gracia a través de la fe no siguen en el pecado? La respuesta está en el versículo 2. Después de decir, “No, ¡en ninguna manera!” nos da la base de su respuesta en la forma de una pregunta: “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Esta es su respuesta en la forma más breve. El resto del capítulo la explica.

¡No podemos!
Verifiquemos que entendemos esta breve declaración. Es una pregunta retórica. Quiere decir que Pablo no espera una respuesta. Él espera que veamos ya la respuesta dentro de la pregunta, cuando dice, “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” La respuesta es, no se puede. En otras palabras, las preguntas retóricas no esperan respuestas; hacen declaraciones. Por ejemplo, niños, si su papá dice, “¿Cómo vas a mantener limpio tu dormitorio si dejas tu ropa en el piso y nunca la cuelgas ni la guardas en las gavetas?” Él no está esperando una respuesta. Él hace una declaración: Tú no mantienes organizada tu habitación si dejas tu ropa en el piso y no la cuelgas. O si su mamá dice, “¿Cómo esperas que las personas serán tus amigos si no eres amable?,” ella no espera una respuesta. Ella hace una declaración. Quizás una exhortación. No tendrás amigos si no eres amable.

De la misma manera, Pablo usa la pregunta retórica en Romanos 5:2. No anticipa una respuesta; está declarando algo: “¿Cómo es posible que los muertos al pecado todavía viven en el pecado?” No hay respuesta a esta pregunta de “cómo”. No podemos vivir en el pecado si hemos muerto en él. Esta es su declaración. Esta es la respuesta a la objeción.

Así que, para resumir:

Objeción: Si la justificación es sobre la base de la justicia de Cristo, y no la de nosotros, por la gracia a través de la fe sola, ¿por qué no continuamos en el pecado para que la gracia abunde?
Respuesta: ¡No!
Razón: Porque si está muerto en el pecado, no se puede vivir en el pecado. O para expresarlo claramente: Los muertos no pecan.
El resto de Romanos 6 es la explicación. Hoy estudiamos la estructura de la explicación, y en dos semanas exploremos la enseñanza práctica de cómo esta enseñanza funciona en nuestras vidas diarias.

¿Por qué los muertos no pecan?
¿Es importante entender eso? Vamos al versículo 3 para la respuesta de Pablo. Después de dar su explicación de resumen – los muertos no pecan – él pregunta, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” “¿No sabéis?” ¿No han sido enseñados? Sin duda saben estas cosas. Sin duda alguien le explicó el significado de su bautismo. En otras palabras, Pablo cree que es importante saber eso y que es sorprendente que los cristianos no lo saben. Entonces si les hemos fracasado y no se lo hemos enseñado, crezcamos juntos ahora mismo en el conocimiento y en la gracia de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 3:18).

Se puede resumir en tres pasos la explicación que Pablo da acerca del por qué los muertos no pecan:

Cuando Cristo murió, los creyentes en un sentido crucial murieron en él y con él.
Cuando Cristo se resucitó, los creyentes en un sentido crucial se resucitaron en él.
Por eso, los creyentes son ordenados a llegar a ser en la práctica lo que somos en Cristo: muertos al pecado y vivos a Dios.
Observemos algunos textos para estos tres pasos.

1. Cuando Cristo murió, los creyentes en un sentido crucial murieron en él y con él.
Romanos 6:5,” Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte…”
Romanos 6:6, “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.”
Romanos 6:8, “Y si morimos con Cristo…”
Hay una unión con Cristo que permite que lo que ocurrió a él sea válido para nosotros en él. Cuando él murió, nosotros murimos. Esta es la clave para entender por qué los justificados no siguen pecando. Los muertos no pecan. Por supuesto esto llama la atención a la cuestión del perfeccionismo y si de veras estamos libres del pecado. Examinamos eso en las semanas que vienen.

2. Cuando Cristo se resucitó, los creyentes en un sentido crucial se resucitaron en él.
Romanos 6:4b: “…a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”
Romanos 6:5, “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.”
La unión del creyente con Cristo no solamente significa que morimos cuando él murió, pero también que en su resurrección nuestra nueva vida con Dios es segura. En algún sentido morimos con él y resucitamos a Dios con él. Pablo tiene cuidado aquí, y no dice que levantamos (tiempo pasado) con él. En las siguientes semanas examinamos las razones (véase 2 Timoteo 2:18).

3. Por eso, los creyentes son ordenados a llegar a ser en la práctica lo que somos en Cristo: muertos al pecado y vivos a Dios.
Romanos 6:11, “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Romanos 6:13, “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”
Observen cuidadosamente que Pablo no enseña una obediencia mecánica ni automática como resultado de nuestra muerte y resurrección con Cristo. Él no dice, “Debido de que todos ustedes murieron al pecado en Cristo y que son vivos a Dios en él, no hay necesidad de ordenarles a hacer nada, y no hay acto de obediencia. Hay solamente un resultado automático y mecánico de no pecar. Murieron al pecado; pues automáticamente no pecan. Son vivos a Dios; pues automáticamente sirven a Dios. No hay necesidad de mandatos.” No, esto no es lo que dice. Al contrario, dice que murieron y por eso considérense ustedes mismos muertos. Son vivos, y por eso considérense ustedes mismos vivos a Dios. Ustedes son . . . por eso ahora lleguen a ser lo que son.

Somos justificados por gracia a través de la sola fe por causa de nuestra unión con Cristo, cuya justicia cuenta como nuestra. Y ahora vemos que esta misma unión con Cristo explica por qué no continuaremos en el pecado. Espero que puedan ver la importancia de eso y que continúen conmigo y que aprendan conmigo cómo vivir como personas justificadas. Oh seríamos tan libres, tranquillos, gozosos y radicales si juntos aprendemos esto. Yo haré lo mejor posible para que lo podamos comprender. Oren conmigo que lo veremos y que lo viviremos – para la gloria de Cristo: nuestra justicia.


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