EL APOCALIPSIS Ó REVELACION

DE

SAN JUAN EL TEÓLOGO



CAPITULO 1.

1 LA revelacion de Jesu-Cristo, que Dios le dió, para manifestar á sus
siervos las cosas que deben suceder presto: y [las] declaró, enviándo[la] por
su ángel á Juan su siervo,

2 El cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de
Jesu-Cristo, y de todas las cosas que ha visto.

3 Bienaventurado el que lee, y las que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo [está] cerca.

4 JUAN á las siete iglesias que [están] en Asia: Gracia [sea] con vosotros,
y paz del que es, y que era, y que ha de venir, y de los siete espíritus que
están delante de su trono;

6 Y de Jesu-Cristo, [que es] el testigo fiel, primogénito de los muertos, y
el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de
nuestros pecados con su sangre,

6 Y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios, y su Padre; á el [sea] gloria
é imperio para siempre jamás. Amen.

7 Hé aquí que viene con las nubes, y todo ojo lo verá, y los que lo
traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así
sea. Amen.

8 Yo soy el Alpha y la Omega, el principio y fin, dice el Señor, que es, y
que era, y que ha de venir, el Todopoderoso.

9 Yo Juan vuestro hermano, y participante en la tribulacion, y en el reino,
y en la paciencia de Jesu-Cristo, estaba en la isla que es llamada Patmos por
la palabra de Dios y el testimonio de Jesu-Cristo.

10 Yo fuí en Espíritu en el dia de Domingo, y oí detrás de mí una gran voz
como de trompeta,

11 Que decia: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y el último: Escribe en un
libro lo que ves, y envía[lo] á las siete iglesias, que están en Asia; á
Efeso, y á Smirna, y á Pérgamo, y á Tiatira, y á Sardis, y á Filadelfia, y á
Laodicéa.

12 Y me volví á ver la voz que hablaba conmigo: y vuelto, ví siete
candeleros de oro;

13 Y en medio de los siete candeleros, [uno] semejante al Hijo del hombre
vestido de una ropa que llegaba hasta los piés, y ceñido por los pechos con
una cinta de oro;

14 Y su cabeza y [sus] cabellos [eran] blancos como la lana blanca, como la
nieve, y sus ojos como llama de fuego;

15 Y sus piés, semejantes al laton fino, ardientes como en un horno; y su
voz como ruido de muchas aguas.

16 Y tenia en su diestra siete estrellas: y de su boca salia una espada
aguda de dos filos. Y su rostro [era] como el sol [cuando] resplandece en su
fuerza.

17 Y cuando yo le ví, caí como muerto á sus piés. Y él puso su diestra sobre
mí, diciéndome: No temas: Yo soy el primero y el último;

18 Y el que vivo, y he sido muerto; y hé aquí que vivo por siglos de siglos.
Amen. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte.

19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser
despues de estas:

20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los
siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete
iglesias; y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.



CAPITULO 2.

1 ESCRIBE al ángel de la iglesia de Efeso: El que tiene las siete estrellas
en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice
estas cosas:

2 Yo sé tus obras, y tu trabajo, y paciencia; y que tú no puedes sufrir los
malos, y has probado á los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has
hallado mentirosos:

3 Y has sufrido, y tienes paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has
desfallecido.

4 Pero tengo contra tí que has dejado tu primer amor.

5 Recuerda por tanto de donde has caido, y arrepiéntete, y haz las primeras
obras; pues si no, vendré presto á tí, y quitaré tu candelero de su lugar, si
no te hubieres arrepentido.

6 Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaítas, los cuales yo
tambien aborrezco.

7 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias: Al que
venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraiso de Dios.

8 Y escribe al ángel de la iglesia de Smirna: El primero y postrero que fué
muerto, y vivió, dice estas cosas;

9 Yo sé tus obras, y tu tribulacion, y tu pobreza, (pero tú eres rico,) y la
blasfemia de los que se dicen ser Judíos, y no lo son, mas [son] sinagoga de
Satanás.

10 No tengas ningun temor de las cosas que has de padecer. Hé aquí, el
diablo ha de enviar [algunos] de vosotros á la cárcel, para que seais
probados, y tendréis tribulacion de diez dias. Sé fiel hasta la muerte, y yo
te daré la corona de la vida.

11 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias: El que
venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.

12 Y escribe al ángel de la iglesia [que está] en Pérgamo: El que tiene la
espada aguda de dos filos, dice estas cosas:

13 Yo sé tus obras, y donde moras, donde [está] la silla de Satanás; y
retienes mi nombre, y no has negado mi fé aun en los dias que fué Antipas mi
testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros, donde Satanás mora.

14 Pero tengo unas pocas cosas contra tí: porque tú tienes ahí los que
tienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba á Balac á poner escándalo
delante de los hijos de Israel, á comer de cosas sacrificadas á los ídolos, y
á cometer fornicacion.

15 Así tambien tu tienes á los que tienen la doctrina de los Nicolaítas, lo
cual [yo] aborrezco.

16 Arrepiéntete; porque de otra manera vendré á tí presto, y pelearé contra
ellos con la espada de mi boca.

17 El que tiene odio, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias: Al que
venciere daré á comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y
en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel
que [lo] recibe.

18 Y escribe al ángel de la iglesia que está en Tiatira: El Hijo de Dios,
que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus piés semejantes al laton fino,
dice estas cosas:

19 Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fé, y tu paciencia, y
tus obras postreras, [que son] mas que las primeras:

20 Mas tengo unas pocas cosas contra tí: porque permites aquella mujer
Jezabel (que se dice profetisa) ensenar, y engañar á mis siervos, á fornicar,
y á comer cosas ofrecidas á los ídolos.

21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicacion, y no se ha
arrepentido.

22 Hé aquí yo la echo en cama, y á los que adulteran con ella, en muy grande
tribulacion, si no se arrepintieren de sus obras:

23 Y mataré sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el
que escudriño los riñones, y los corazones: y daré á cada uno de vosotros
segun sus obras.

24 Pero yo digo á vosotros, y á los demás que estais en Tiatira:
Cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las
profundidades de Satanás, (como dicen,) yo no enviaré sobre vosotros otra
carga.

25 Empero la que teneis, tenedla hasta que yo venga.

26 Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo
le daré potestad^ sobre las gentes;

27 Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de
alfarero, como tambien yo [la] he recibido de mi Padre:

28 Y le daré la estrella de la mañana.

29 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias.

CAPITULO 3.

1 ESCRIBE al ángel de la iglesia [que está] en Sardis: El que tiene los
siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco
tus obras; que tienes nombre que vives, y estás muerto.

2 Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir: porque no he
hallado tus obras perfectas delante de Dios.

3 Acuérdate pues de lo que has recibido, y has oido, y guárda[lo,] y
arrepiéntete. Y si no velares, vendré á tí como ladron, y no sabrás en qué
hora vendré á tí.

4 Mas tienes unas pocas personas en Sardis, que no han ensuciado sus
vestiduras, y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos.

5 El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y
delante de sus ángeles.

6 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias.

7 Y escribe al ángel de la iglesia [que está] en Filadelfia: Estas cosas
dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David; el que abre, y
ninguno cierra; y cierra, y ninguno abre:

8 Yo conozco tus obras: hé aquí he dado una puerta abierta delante de tí la
cual ninguno puede cerrar; porque tú tienes un poco de potencia, y has
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

9 Hé aquí, yo doy de la sinagoga de Satanás, los que se dicen ser Judíos, y
no lo son, mas mienten; hé aquí, yo los constreñiré á que vengan, y adoren
delante de tus piés, y sepan que yo te he amado.

10 Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo tambien te guardaré de
la hora de la tentacion que ha de venir en todo el mundo, para probar los que
moran en la tierra.

11 Hé aquí, yo vengo presto: reten lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona.

12 Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más
saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la
ciudad de mi Dios, [que es] la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo
de con mi Dios, y mi nombre nuevo.

13 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias.

14 Y escribe al ángel de la iglesia de los Laodicenses: Hé aquí dice el
Amen, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creacion de Dios:

15 Yo conozco tus obras, que ni eres frio, ni caliente. ¡Ojalá fueses frio,
ó caliente!

16 Mas porque eres tibio, y no frio ni caliente, te vomitaré de mi boca.

17 Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad
de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable, y pobre, y
ciego, y desnudo;

18 Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas
hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

19 Yo reprendo y castigo á todos los que amo: sé pues celoso, y
arrepiéntete.

20 Hé aquí, que estoy á la puerta, y llamo: si alguno oyere mi voz, y
abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.

21 Al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo
he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

22 El que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias.



CAPITULO 4.

1 DESPUES de estas cosas miré, y hé aquí una puerta abierta en el cielo: y
la primera voz que oí, [era] como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo:
Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser despues de estas.

2 Y luego yo fuí en Espíritu: y hé aquí un trono que estaba puesto en el
cielo, y sobre el trono estaba uno sentado.

3 Y el que estaba sentado, era al parecer semejante á una piedra de jaspe y
de sárdio; y un arco celeste [habia] alrededor del trono, semejante en el
aspecto á la esmeralda.

4 Y alrededor del trono habia veinticuatro sillas: y ví sobre las sillas los
veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenian sobre sus
cabezas coronas de oro.

5 Y del trono salian relámpagos y truenos, y voces: y siete lámparas de
fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete espíritus
de Dios.

6 Y delante del trono [habia] como un mar de vidrio semejante al cristal; y
en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro animales llenos de ojos
delante y detrás.

7 Y el primer animal [era] semejante á un leon; y el segundo animal
semejante á un becerro; y el tercer animal, tenia la cara como de hombre; y
el cuarto animal, semejante á un águila volando.

8 Y los cuatro animales tenian cada uno por sí seis alas alrededor; y de
dentro estaban llenos de ojos; y no tenian reposo dia ni noche, diciendo:
Santo, santo, santo el Señor Dios Todopoderoso, que era, y que es, y que ha
de venir.

9 Y cuando aquellos animales daban gloria, y honra, y alabanza al que estaba
sentado en el trono, al que vive para siempre jamás,

10 Los veinticuatro ancianos se postraban delante del que estaba sentado en
el trono, y adoraban al que vive para siempre jamás; y echaban sus coronas
delante del trono, diciendo:

11 Señor, digno eres de recibir gloria, y honra, y virtud: porque tú criaste
todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser, y fueron criadas.



CAPITULO 5.

1 Y VÍ en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro
escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.

2 Y ví un fuerte ángel, predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el
libro, y de desatar sus sellos?

3 Y ninguno podia, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra,
abrir el libro, ni mirarlo.

4 Y yo lloraba mucho, porque no habia sido hallado ninguno digno de abrir el
libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

5 Y uno de los ancianos me dice: No llores: hé aquí el Leon de la tribu de
Judá, la raíz de David, que ha vencido para abrir el libro, y desatar sus
siete sellos.

6 Y miré, y hé aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio
de los ancianos, estaba un Cordero como inmolado, que tenia siete cuernos, y
siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados en toda la tierra.

7 Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado
en el trono.

8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales, y los veinticuatro
ancianos, se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas
de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos:

9 Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de
abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con
tu sangre, de todo linaje, y lengua, y pueblo, y nacion:

10 Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinarémos sobre
la tierra.

11 Y miré, y oí voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los
animales, y de los ancianos; y la multitud de ellos era millones de millones;

13 Que decian en alta voz: El Cordero que fué inmolado es digno de tomar el
poder, y riquezas, y sabiduría, y fortaleza, y honra, y gloria, y alabanza.

13 Y oí á toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de
la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están,
diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, [sea] la bendicion,
y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.

14 Y los cuatro animales decian: Amen. Y los veinte y cuatro ancianos
cayeron sobre sus rostros, y adoraron al que vive para siempre jamás.



CAPITULO 6.

1 Y MIRÉ cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí á uno de los cuatro
animales diciendo como con una voz de trueno: Ven, y ve.

2 Y miré, y hé aquí un caballo blanco: y el que estaba sentado encima de él,
tenia un arco; y le fué dada una corona, y salió victorioso, para que tambien
venciese.

3 Y cuando él abrió el segundo sello, oí al segundo animal que decia: Ven, y
ve.

4 Y salió otro caballo bermejo: Y al que estaba sentado sobre él, fué dado
poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos á otros; y fuéle
dada una grande espada.

5 Y cuando él abrió el tercer sello, oí al tercer animal que decia: Ven, y
ve. Y miré, y hé aquí un caballo negro; y el que estaba sentado encima de él,
tenia un peso en su mano.

6 Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decia: Dos libras de
trigo por un denario; y seis libras de cebada por un denario: y no hagas daño
al vino, ni al aceite.

7 Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto animal, que decia:
Ven, y ve.

8 Y miré, y hé aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre él,
tenia por nombre, Muerte; y el infierno le seguia: y le fué dada potestad
sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada con hambre, con
mortandad, y con las bestias de la tierra.

9 Y cuando él abrió el quinto sello, ví debajo del altar las almas de los
que habian sido muertos por la palabra de Dios, y por el testimonio que ellos
tenian.

10 Y clamaban en alta voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y
verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

11 Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen
todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus
hermanos, que tambien habian de ser muertos como ellos.

12 Y miré cuando él abrió el sexto sello: y hé aquí fué hecho un gran
terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso
toda como sangre:

13 Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa
sus higos, cuando es movida de gran viento.

14 Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las
islas fueron movidas de sus lugares.

15 Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes,
y los fuertes, y todo siervo, y todo libre, se escondieron en las cuevas y
entre las peñas de los montes;

16 Y decian á los montes, y á las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos
de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:

17 Porque el gran dia de su ira es venido; y ¿quién podrá estar firme?



CAPITULO 7.

1 Y DESPUES de estas cosas ví cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro
ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no
soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningun árbol.

2 Y ví otro ángel que subia del nacimiento del sol, teniendo el sello de
Dios vivo: y clamó con gran voz á los cuatro ángeles, á los cuales era dado
hacer daño á la tierra y á la mar.

3 Diciendo: No hagais daño á la tierra, ni al mar, ni á los árboles, hasta
que señalemos á los siervos de nuestro Dios en sus frentes.

4 Y oí el número de los señalados; ciento cuarenta y cuatro mil señalados de
todas las tribus de los hijos de Israel.

5 De la tribu de Judá, doce mil señalados. De la tribu de Ruben, doce mil
señalados. De la tribu de Gad, doce mil señalados.

6 De la tribu de Aser, doce mil señalados. De la tribu de Nephtali, doce mil
señalados. De la tribu de Manasés, doce mil señalados.

7 De la tribu de Simeon, doce mil señalados. De la tribu de Leví, doce mil
señalados. De la tribu de Issachar, doce mil señalados.

8 De la tribu de Zabulon, doce mil señalados. De la tribu de José, doce mil
señalados. De la tribu de Benjamin doce mil señalados.

9 Despues de estas cosas miré y hé aquí una gran compañía, la cual ninguno
podia contar, de todas gentes, y linajes, y pueblos, y lenguas, que estaban
delante del trono, y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas,
y palmas en sus manos;

10 Y clamaban á alta voz, diciendo: Salvacion á nuestro Dios que está
sentado sobre el trono, y al Cordero.

11 Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y [de] los ancianos, y
los cuatro animales; y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y
adoraron á Dios,

12 Diciendo: Amen: La bendicion y la gloria, y la sabiduría, y la accion de
gracias, y la honra, y la potencia, y la fortaleza [sean] á nuestro Dios para
siempre jamás. Amen.

13 Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de
ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

14 Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han
venido de grande tribulacion, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en
la sangre del Cordero.

15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven dia y noche en su
templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellon sobre ellos.

16 No tendrán mas hambre, ni sed, y el sol no caerá mas sobre ellos ni otro
ningun calor.

17 Porque el Cordero que está en medió del trono los pastoreará, y los
guiará á fuentes vivas de aguas; y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de
ellos.



CAPITULO 8.

1 Y CUANDO él abrió el séptimo sello, fué hecho silencio en el cielo casi
por media hora.

2 Y ví los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron dadas
siete trompetas.

3 Y otro ángel vino, y se paró delante del altar, teniendo un incensario de
oro; y le fueron dados muchos inciensos para que diese á las oraciones de
todos los santos sobre el altar de oro, que [estaba] delante del trono.

4 Y el humo de los inciensos subió de la mano del ángel, delante de Dios, á
las oraciones de los santos.

5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echó[lo]
en la tierra; y fueron hechos truenos, y voces, y relámpagos, y terremoto.

6 Y los siete ángeles que tenian las siete trompetas, se aparejaron para
tocar.

7 Y el primer ángel tocó la trompeta, y fué hecho granizo, y fuego, mezclado
con sangre, y fueron arrojados á la tierra; y la tercera parte de los árboles
fué quemada, y quemóse toda la yerba verde.

8 Y el segundo ángel tocó la trompeta, y como un grande monte ardiente con
fuego fué lanzado en el mar, y la tercera parte del mar se tornó en sangre.

9 Y murió la tercera parte de las criaturas que estaban en la mar, las
cuales tenian vida; y la tercera parte de los navíos pereció.

10 Y el tercer ángel tocó la trompeta y cayó del cielo una grande estrella,
ardiendo como una antorcha, y cayó en la tercera parte de los rios, y en las
fuentes de las aguas.

11 Y el nombre de la estrella se dice Ajenjo. Y la tercera parte de las
aguas fué vuelta en ajenjo: y muchos hombres murieron por las aguas, porque
fueron hechas amargas.

12 Y el cuarto ángel tocó la trompeta, y fué herida la tercera parte del
sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas; de
tal manera que se oscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba la
tercera parte del dia, y lo mismo de la noche.

13 Y miré, y oí un ángel volar por medio del cielo, diciendo á alta voz:
¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra, por razon de las otras voces de
trompeta de los tres ángeles que han de tocar!



CAPITULO 9.

1 Y EL quinto ángel toco la trompeta, y ví una estrella que cayó del cielo
en la tierra: y le fué dada la llave del pozo del abismo.

2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran
horno; y oscurecióse el sol, y el aire, por el humo del pozo.

3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y fuéles dada potestad,
como tienen potestad los escorpiones de la tierra.

4 Y les fué mandado que no hiciesen daño á la yerba de la tierra, ni á
ninguna cosa verde, ni á ningun árbol, sino solamente á los hombres que no
tienen la señal de Dios en sus frentes.

5 Y les fué dado que no los matasen, sino que [los] atormentasen cinco
meses; y su tormento [era] como tormento de escorpion cuando hiere al hombre.

6 Y en aquellos dias buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y
desearán morir, y la muerte huirá de ellos.

7 Y el parecer de las langostas [era] semejante á caballos aparejados para
guerra: y sobre sus cabezas [tenian] como coronas semejantes al oro; y sus
caras como caras de hombres.

8 Y tenian cabellos como cabellos de mujeres: y sus dientes eran como
dientes de leones.

9 Y tenian corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como
el ruido de carros que con muchos caballos corren á la batalla.

10 Y tenian colas semejantes á [las de] los escorpiones, y tenian en sus
colas aguijones; y su poder [era] de hacer daño á los hombres cinco meses.

11 Y tienen sobre sí un rey, [que es] el ángel del abismo, cuyo nombre en
Hebráico, [es] Abaddon; y en Griego, Apollyon.

12 El un ay es pasado: hé aquí vienen aun dos ayes despues de estas cosas.

13 Y el sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de los cuatro cuernos del
altar de oro, que estaba delante de Dios,

14 Diciendo al sexto ángel que tenia la trompeta: Desata los cuatro ángeles
que están atados en el gran rio Eufrates,

15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la
hora, y dia, y mes, y año, para matar la tercera parte de los hombres.

16 Y el numero del ejército de los de á caballo era doscientos millones. Y
oí el numero de ellos.

17 Y así ví los caballos en vision, y los que sobre ellos estaban sentados,
los cuales tenian corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de
los caballos eran como cabezas de leones; y de la boca de ellos salia fuego,
y humo, y azufre.

18 De estas tres plagas fué muerta la tercera parte de los hombres, del
fuego, y del humo, y del azufre, que salian de la boca de ellos.

19 Porque su poder está en su boca y en sus colas: porque sus colas [eran]
semejantes á serpientes, y tenian cabezas, y con ellas dañan.

20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, aun no se
arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen á los demonios,
y á las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera;
las cuales no pueden ver, ni oir, ni andar:

21 Y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su
fornicacion, ni de sus hurtos.



CAPITULO 10.

1 Y VÍ otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco
celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus piés como
columnas de fuego.

2 Y tenia en su mano un librito abierto: y puso su pié derecho sobre el mar,
y el izquierdo sobre la tierra,

3 Y clamó con grande voz, como [cuando] un leon ruge: y cuando hubo clamado,
siete truenos hablaron sus voces.

4 Y cuando los siete truenos hubieron hablado sus voces, yo iba á escribir,
y oí una voz del cielo, que me decia: Sella las cosas que los siete truenos
han hablado, y no las escribas.

5 Y el ángel que ví estar sobre el mar, y sobre la tierra, levantó su mano
al cielo,

6 Y juró por el que vive para siempre jamás, que ha criado el cielo, y las
cosas que están en él, y la tierra, y las cosas que están en ella, y el mar,
y las cosas que están en él, que el tiempo no será mas.

7 Pero en los dias de la voz del séptimo ángel, cuando él comenzare á tocar
la trompeta, el misterio de Dios sera consumado, como él [lo] anunció á sus
siervos los profetas.

8 Y oí la voz del cielo que hablaba otra vez conmigo, y decia: Vé, y toma el
librito abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra.

9 Y fuí al ángel diciéndole que me diese el librito, y él me dijo: Toma, y
trágalo; y él te hará amargar tu vientre pero en tu boca será dulce como la
miel.

10 Y tomé el librito de la mano del ángel, y le devoré; y era dulce en mi
boca como la miel: y cuando lo hube devorado fué amargo mi vientre.

11 Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices á muchos pueblos, y
gentes, y lenguas, y reyes.



CAPITULO 11.

1 Y ME fué dada una caña semejante á una vara, y se me dijo: Levántate, y
mide el templo de Dios, y el altar, y á los que adoran en él.

2 Y echa fuera el patio que está fuera del templo, y no lo mídas, porque es
dado á los Gentiles; y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

3 Y daré á mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y
sesenta dias, vestidos de sacos.

4 Estas son las dos olivas, y los dos candeleros que están delante del Dios
de la tierra.

5 Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de la boca de ellos, y devora á
sus enemigos: y si alguno les quisiere hacer daño, es necesario que él sea
así muerto.

6 Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los dias de su
profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para
herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.

7 Y cuando ellos hubieren acabado su testimonio, la bestia que sube del
abismo, hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará.

8 Y sus cuerpos [serán echados] en las plazas de la grande ciudad, que
espiritualmente es llamada Sodoma, y Egipto, donde tambien nuestro Señor fué
crucificado.

9 Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los
Gentiles verán los cuerpos de ellos por tres dias y medio, y no permitirán
que sus cuerpos sean puestos en sepulcros.

10 Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se
enviarán dones los unos á los otros; porque estos dos profetas han
atormentado á los que moran sobre la tierra.

11 Y despues de tres dias y medio el espíritu de vida [enviado] de Dios,
entró en ellos, y se alzaron sobre sus piés, y vino gran temor sobre los que
los vieron.

12 Y oyeron una grande voz del cielo; que les decia: Subid acá. Y subieron
al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.

13 Y en aquella hora fué hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de
la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete
mil hombres: y los demás fueron espantados, y dieron gloria á Dios del cielo.

14 El segundo ay es pasado: hé aquí, el tercero ay vendrá presto.

15 Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el
cielo, que decian: Los reinos del mundo han venido á ser [los reinos] de
nuestro Señor, y de su Cristo, y reinará para siempre jamás.

16 Y los veinte y cuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en
sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron á Dios,

17 Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres, y que
eras, y que has de venir, y que has tomado tu grande potencia, y has reinado.

18 Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los
muertos, para que sean juzgados, y para que dés el galardon á tus siervos los
profetas, y á los santos, y á los que temen tu nombre, y á los pequeñitos y á
los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.

19 Y el templo de Dios fué abierto en el cielo, y el arca de su testamento
fué visto en su templo; y fueron hechos relámpagos, y voces, y truenos, y
terremotos, y grande granizo.



CAPITULO 12.

1 Y UNA grande señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol y la
luna debajo de sus piés, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

2 Y estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufria tormento por
parir.

3 Y fué vista otra señal en el cielo; y hé aquí un grande dragon bermejo,
que tenia siete cabezas, y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.

4 Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las
echó en tierra. Y el dragon se paró delante de la mujer que estaba para
parir, á fin de devorar[le] su hijo cuando hubiese nacido.

5 Y ella parió un hijo varon, el cual habiá de regir todas las gentes con
vara de hierro: y su hijo fué arrebatado para Dios, y á su trono.

6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que
allí la mantengan mil doscientos y sesenta dias.

7 Y fué hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban
contra el dragon; y lidiaba el dragon y sus ángeles,

8 Y no prevalecieron, ni su lugar fué más hallado en el cielo.

9 Y fué lanzado fuera aquel gran dragon, la serpiente antigua, que se llama
el diablo y Satanás, el cual engaña á todo el mundo, fué arrojado en tierra,
y sus ángeles fueron arrojados con él.

10 Y oí una grande voz en el cielo que decia: Ahora ha venido la salvacion y
la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo: porque el
acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante
de nuestro Dios dia y noche.

11 Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su
testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegráos, cielos, y los que morais en ellos. ¡Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido á vosotros,
teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13 Y cuando vió el dragon que él habia sido arrojado á la tierra, persiguió
á la muier que habia parido el hijo varon.

14 Y fueron dadas á la mujer dos alas de grande águila, para que de la
presencia de la serpiente volase al desierto, á su lugar, donde es mantenida
[por un] tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

15 Y la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un rio, á fin de
hacer que fuese arrebatada del rio.

16 Y la tierra ayudo á la mujer; y la tierra abrió su boca, y sorbió el rio
que habia echado el dragon de su boca.

17 Entónces el dragon fué airado contra la mujer, y se fué á hacer guerra
contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandarnientos
de Dios, y tienen el testimonio de Jesu-Cristo.



CAPITULO 13.

1 Y YO me paré sobre la arena del mar, y ví una bestia subir del mar, que
tenia siete cabezas, y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y
sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia.

2 Y la bestia que ví, era semejante á un leopardo, y sus piés como de oso, y
su boca como boca de leon. Y el dragon le dió su poder, y su trono, y grande
potestad.

3 Y ví una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fué
curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.

4 Y adoraron al dragon que habia dado la potestad á la bestia: y adoraron á
la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante á la bestia, y quién podrá lidiar
con ella?

5 Y le fué dada boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y le fué dada
potencia de obrar cuarenta y dos meses.

6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su
tabernáculo, y á los que moran en el cielo.

7 Y le fué dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos. Tambien le fué
dada potencia sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y gente.

8 Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están
escritos en el libro de la vida del Cordero, el cual fué muerto desde el
principio del mundo.

9 Si alguno tiene oido, oiga.

10 El que lleva en cautividad, va en cautividad: el que á cuchillo matare,
es necesario que á cuchillo sea muerto. Aquí está la paciencia, y la fé de
los santos.

11 Despues ví otra bestia que subia de la tierra, y tenia dos cuernos
semejantes á [los] de un cordero, mas hablaba como un dragon.

12 Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace
á la tierra, y á los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga
de muerte fué curada.

13 Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del
cielo á la tierra delante de los hombres.

14 Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado
hacer en presencia de la bestia, mandando á los moradores de la tierra que
hagan la imágen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.

15 Y le fué dado que diese espíritu á la imágen de la bestia, para que la
imágen de lá bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imágen
de la bestia, sean muertos.

16 Y hacia que á todos, á los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
siervos, se pusiese una marca en su mano derecha, ó en sus frentes;

17 Y que ninguno pudiese comprar ó vender, sino el que tuviera la señal, ó
el nombre de la bestia, ó el número de su nombre.

18 Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento, cuente el número de la
bestia; porque es el

numero de hombre; y el número de ella, seiscientos sesenta y seis.



CAPITULO 14.

1 Y MIRÉ: y hé aquí el Cordero estaba sobre el monte de Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil, que tenian el nombre de su Padre escrito en sus
frentes.

2 Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y como sonido de un
gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que tañian con sus arpas:

3 Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los
cuatro animales, y de los ancianos: y ninguno podia aprender el cántico sino
aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre
los de la tierra.

4 Estos son los que con mujeres no fueron contaminados; porque son vírgenes.
Estos los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron
comprados de entre los hombres por primicias para Dios, y para el Cordero.

5 Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula
delante del trono de Dios.

6 Y ví otro ángel volar por en medio del cielo, que tenia el Evangelio
eterno, para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nacion, y
tribu, y lengua, y pueblo,

7 Diciendo en alta voz: Temed á Dios, y dadle honra; porque la hora de su
juicio es venida; y adorad á aquel que ha hecho el cielo, y la tierra, y el
mar, y las fuentes de las aguas.

8 Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caido, ha caido Babilonia, aquella
grande ciudad, porque ella ha dado á beber á todas las naciones del vino del
furor de su fornicacion.

9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo á alta voz: Si alguno adora á la
bestia, y á su imágen, y toma la señal en su frente, ó en su mano,

10 Este tambien beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro
en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los
santos ángeles, y delante del Cordero.

11 Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Y los que adoran
á la bestia y á su imágen, no tienen reposo dia ni noche, ni cualquiera que
tomare la señal de su nombre.

12 Aquí está la paciencia de los santos; aquí [están] los que guardan los
mandamientos de Dios, y la fé de Jesus.

13 Y oí una voz del cielo, que me decia, Escribe: Bienaventurados los
muertos que de aquí adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que
descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen.

14 Y miré, y hé aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante
al Hijo del hombre, que tenia en su cabeza una corona de oro, y en su mano
una hoz aguda.

15 Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado
sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida,
por que la mies de la tierra está madura.

16 Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la
tierra fué segada.

17 Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo tambien una
hoz aguda.

18 Y otro ángel salió del altar, el cual tenia poder sobre el fuego, y clamó
con gran voz al que tenia la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y
vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas.

19 Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la
tierra, y echó [la uva] en el grande lagar de la ira de Dios.

20 Y el lagar fué hollado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta
los frenos de los caballos por mil y seiscientos estadios.



CAPITULO 15.

1 Y VÍ otra señal en el cielo, grande y admirable, que era siete ángeles que
tenian las siete plagas postreras; porque en ellas es consumada la ira de
Dios.

2 Y ví así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habian
alcanzado la victoria de la bestia, y de su imágen, y de su señal, y del
numero de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de
Dios.

3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero,
diciendo: Grandes y maravillosas [son] tus obras, Señor Dios Todopoderoso;
justos y verdaderos [son] tus caminos, Rey de los santos.

4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y engrandecerá tu nombre? Porque tú solo
[eres] santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de
tí, porque tus juicios son manifestados.

5 Y despues de estas cosas miré, y hé aquí el templo del tabernáculo del
testimonio fué abierto en el cielo,

6 Y salieron del templo siete ángeles, que tenian siete plagas, vestidos de
un lino limpio y blanco, y ceñidos alrededor de los pechos con bandas de oro.

7 Y uno de los cuatro animales dió á los siete ángeles siete copas de oro,
llenas de la ira de Dios, que vive para siempre jamás.

8 Y fué el templo lleno de humo por la majestad de Dios, y por su potencia;
y ninguno podia entrar en el templo, hasta que fuesen consumadas las siete
plagas de los siete ángeles.



CAPITULO 16.

1 Y OÍ una grande voz [salida] del templo, que decia á los siete ángeles:
Id, y derramad las [siete] copas de la ira de Dios sobre la tierra.

2 Y fué el primero, y derramó su copa sobre la tierra; y vino una plaga mala
y dañosa sobre los hombres que tenian la señal de la bestia, y sobre los que
adoraban su imágen.

3 Y el segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre
como de un muerto, y toda alma viviente fué muerta en el mar.

4 Y el tercer ángel derramó su copa sobre los rios, y sobre las fuentes de
las aguas, y se convirtieron en sangre.

5 Y oí al ángel de las aguas que decia: Justo eres tú, oh Señor, que eres, y
que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas:

6 Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tambien
tú les has dado á beber sangre; pues [lo] merecen.

7 Y oí á otro del altar, que decia: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso,
tus juicios [son] verdaderos y justos.

8 Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fué dado quemar á los
hombres con fuego.

9 Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de
Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle
gloria.

10 Y el quinto ángel derramó su copa sobre la silla de la bestia; y su reino
se hizo tenebroso; y se mordian sus lenguas de dolor.

11 Y blasfemaron al Dios del cielo por sus dolores, y por sus plagas; y no
se arrepintieron de sus obras.

12 Y el sexto ángel derramó su copa sobre el gran rio Eufrates; y el agua de
él se secó, para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente.

13 Y ví [salir] de la boca del dragon, y de la boca de la bestia, y de la
boca del falso profeta, tres

espíritus inmundos á manera de ranas.

14 Porque son espíritus de demonios, que hacen señales, para ir á los reyes
de la tierra, y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel
grande dia del Dios Todopoderoso.

15 Hé aquí, yo vengo como ladron. Bienaventurado el que vela, y guarda sus
vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

16 Y los congregó en el lugar que en Hebréo se llama Armagedon.

17 Y el septimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una grande voz
del templo del cielo, [de cerca] del trono, diciendo: Hecho es.

18 Entónces fueron hechos relámpagos, y voces, y truenos; y hubo un gran
temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no fué jamás desde que los
hombres han estado sobre la tierra.

19 Y la ciudad grande fué partida en tres partes, y las ciudades de las
naciones cayeron: y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para
darle el cáliz del vino del furor de su ira.

20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

21 Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un
talento: y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo; porque
su plaga fué may grande.



CAPITULO 17.

1 Y VINO uno de los siete ángeles que tenian las siete copas, y habló
conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenacion de la grande
ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas;

2 Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la
tierra se han embriagado con el vino de su fornicacion.

3 Y me llevó en Espíritu al desierto: y ví una mujer sentada sobre una
bestia bermeja, llena de nombres de blasfemia y que tenia siete cabezas y
diez cuernos.

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura, y de escarlata, y dorada con oro, y
adornada de piedras preciosas, y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su
mano lleno de abominaciones, y de la suciedad de su fornicacion;

5 Y en su frente un nombre escrito; MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE
DE LAS FORNICACIONES, Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.

6 Y ví la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los
mártires de Jesus: y

cuando la ví, quedé maravillado de grande admiracion.

7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la
mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas, y diez
cuernos.

8 La bestia que has visto, fué, y no es; y ha de subir del abismo, y ha de
ir á perdicion; y los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos
en el libro de la vida desde la fundacion del mundo, se maravillarán viendo
la bestia que era, y no es, aunque [sin embargo] es.

9 Y aquí [hay] mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete
montes, sobre los cuales se asienta la mujer.

10 Y son siete reyes: los cinco son caidos; el uno es, [y] el otro aun no es
venido: y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo.

11 Y la bestia que era, y no es, es tambien el octavo [rey;] y es de los
siete, y va á perdicion.

12 Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aun no han recibido
reino, mas tomarán potencia por una hora como reyes con la bestia.

13 Estos tienen un consejo, y darán su potencia y autoridad á la bestia.

14 Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá; porque es el
Señor de los señores, y el Rey de los reyes; y los que están con él, son
llamados, y elegidos, y fieles.

15 Y él me dice: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son
pueblos, y muchedumbres, y naciones, y lenguas.

16 Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán á la ramera,
y la harán desolada y desnuda, y comerán sus carnes, y la quemarán con fuego:

17 Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el
ponerse de acuerdo, y dar su reino á la bestia, hasta que sean cumplidas las
palabras de Dios.

18 Y la mujer que has visto, es la grande ciudad que tiene [su] reino sobre
los reyes de la tierra.



CAPITULO 18.

1 DESPUES de estas cosas ví otro ángel descender del cielo, teniendo grande
potencia; y la tierra fué alumbrada de su gloria.

2 Y clamó con fortaleza en alta voz diciendo: Caida es, caida es la grande
Babilonia, y es hecha habitacion de demonios, y guarida de todo espíritu
inmundo, y albergue de todas aves sucias, y aborrecibles:

3 Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicacion, y
los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra
se han enriquecido de la potencia de sus deleites.

4 Y oí otra voz del cielo, que decia: Salid de ella pueblo mio, porque no
seais participantes de sus pecados, y que no recibais de sus plagas.

5 Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de
sus maldades.

6 Tornadle á dar como ella os ha dado, y pagadle al doble segun sus obras;
en el cáliz que ella os dió á beber, dadle á beber doblado.

7 Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de
tormento y llanto, porque dice en su corazon: Yo estoy sentada reina, y no
soy viuda, y no veré llanto.

8 Por lo cual en un dia vendrán sus plagas: muerte, llanto, y hambre, y será
quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte que la juzgará.

9 Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales
han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo
de su incendio,

10 Estando lejos, por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella
gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora vino tu
juicio!

11 Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella; porque
ninguno compra mas sus mercaderías,

12 Mercadería de oro, y de plata, y de piedras preciosas, y de margaritas, y
de lino fino, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa
y de todo vaso de madera preciosa, y de cobre, y de hierro, y de mármol,

13 Y canela, y olores, y ungüentos, y de incienso, y de vino, y de aceite, y
flor de harina, y trigo, y de bestias, y de ovejas, y de caballos, y de
carros, y de siervos, y de almas de hombres.

14 Y los frutos del deseo de tu alma se apartaron de tí; y todas las cosas
gruesas y excelentes te han faltado, y nunca más las hallarás.

15 Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido, se pondrán léjos
de ella, por el temor de su tormento, llorando y lamentando,

16 Y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino
fino, y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de
piedras preciosas, y de perlas!

17 Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas. Y todo patron, y
todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el
mar, se estuvieron lejos;

18 Y viendo el humo de su incendio dieron voces, diciendo: ¿Qué [ciudad] era
semejante á esta gran ciudad?

19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando
diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenian
navíos en la mar, se habian enriquecido de sus riquezas; que en una hora ha
sido desolada!

20 Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros santos apóstoles y profetas;
porque Dios ha vengado vuestra causa en ella.

2l Y un ángel fuerte tomó una piedra como una grande piedra de molino, y
[la] echó en la mar, diciendo: Con tanto ímpetu será derribada Babilonia,
aquella grande ciudad, y nunca jamás será hallada.

22 Y voz de tañedores de arpas, y de músicos, y de tañedores de flautas y de
trompetas, no será más oida en tí; y todo artífice de cualquier oficio no
será más hallado en tí; y el sonido de muela no será mas en tí oido;

23 Y luz de antorcha no alumbrará más en tí; y voz de esposo ni de esposa no
será más en tí oida: porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra;
porque en tus hechiceríias todas las gentes han errado.

24 Y en ella fué hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de
todos los que han sido muertos en la tierra.



CAPITULO 19.

1 DESPUES de estas cosas oí una gran voz de gran compañía en el cielo, que
decia: Aleluya: Salvacion, y honra, y gloria, y potencia al Señor Dios
nuestro:

2 Porque sus juicios son verdaderos y justos; porque él ha juzgado á la
grande ramera que ha corrompido la tierra con su fornicacion, y ha vengado la
sangre de sus siervos de la mano de ella.

3 Y otra vez dijeron: Aleluya. Y su humo subió para siempre jamás.

4 Y los veinticuatro ancianos, y los cuatro animales se postraron en tierra,
y adoraron á Dios que estaba sentado sobre el trono, diciendo: Amen: Aleluya.

5 Y salió una voz del trono que decia: Load á nuestro Dios todos sus
siervos, y los que le temeis, así pequeños como grandes.

6 Y oí como la voz de una grande compañía, y como ruido de muchas aguas, y
como la voz de grandes truenos, que decian: Aleluya: porque reinó el Señor
nuestro Dios Todopoderoso.

7 Gocémonos, y alegrémonos, y démosle gloria; porque son venidas las bodas
del Cordero, y su esposa se ha aparejado:

8 Y le ha sido dado que se vista de lino fino, limpio, y brillante; porque
el lino fino son las justificaciones de los santos.

9 Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados á la cena del
Cordero. Y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas.

10 Y yo me eché á sus piés para adorarle. Y él me dijo: Mira que no [lo
hagas:] yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de
Jesus. Adora á Dios: porque el testimonio de Jesus es el espíritu de la
profecia.

11 Y ví el cielo abierto, y hé aquí un caballo blanco; y el que estaba
sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y
pelea.

12 Y sus ojos [eran] como llama de fuego, y [habia] en su cabeza muchas
diademas, y tenia un nombre escrito que ninguno entendia sino él mismo:

13 Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL
VERBO DE DIOS.^

14 Y los ejércitos [que están] en el cielo lo seguian en caballos blancos,
vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

15 Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes: y él
los regirá con vara de hierro; y el pisa el lugar del vino del furor, y de la
ira de Dios Todopoderoso.

16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escríto este nombre: REY DE REYES,
Y SEÑOR DE SEÑORES:

17 Y ví un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo á
todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregáos á la cena
del gran Dios,

18 Para que comais carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y
carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos; y carnes de
todos, libres y siervos, de pequeños y de grandes.

19 Y ví la bestia, y los reyes de la tierra, y sus ejércitos congregados
para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su
ejército.

20 Y la bestia fué presa, y con ella el falso profeta que habia hecho las
señales delante de ella, con las cuales habia engañado á los que tomaron la
señal de la bestia, y habian adorado su imágen. Estos dos fueron lanzados
vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre.

21 Y los otros fueron muertos con la espada que salia de la boca del que
estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes
de ellos.



CAPITULO 20.

1 Y VÍ un ángel descender del cielo que tenia la llave del abismo, y una
grande cadena en su mano.

2 Y prendió al dragon, aquella serpiente antigua, que es el diablo y
Satanás, y le ató por mil años;

3 Y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más
á las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y despues de esto, es
necesario que sea desatado un poco de tiempo.

4 Y ví sillas, y se sentaron sobre ellas, y les fué dado juicio; y [ví] las
almas de los degollados por el testimonio de Jesus, y por la palabra de Dios,
y que no habian adorado la bestia, ni á su imágen, y que no recibieron [su]
señal en sus frentes, ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil
años.

5 Mas los otros muertos no tornaron á vivir hasta que sean cumplidos mil
años. Esta [es] la primera resurreccion.

6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurreccion: la
segunda muerte no tiene potestad en estos; ántes serán sacerdotes de Dios y
de Cristo, y reinarán con él mil años.

7 Y cuando los mil años fueren cumplidos, Satanás será suelto de su prision.

8 Y saldrá para engañar las naciones que están sobre los cuatro ángulos de
la tierra, á Gog y á Magog, á fin de congregarles para la batalla; el número
de los cuales [es] como la arena del mar.

9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y circundaron el campo de los
santos, y la ciudad amada: y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.

10 Y el diablo que los engañaba, fué lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde [está] la bestia y el falso profeta y serán atormentados dia y noche
para siempre jamás.

11 Y ví un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de delante
del cual huyó la tierra y el cielo, y no fué hallado el lugar de ellos.

12 Y ví los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los
libros fueron abiertos; y otro libro fué abierto, el cual es de la vida; y
fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
segun sus obras.

13 Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno
dieron los muertos que estaban en ellos: y fué hecho juicio de cada uno segun
sus obras.

14 Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la
muerte segunda.

15 Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el
lago de fuego.



CAPITULO 21.

1 Y VÍ un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la
primera tierra se fueron, y el mar ya no es.

2 Y yo Juan ví la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendia del cielo, de
Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

3 Y oí una gran voz del cielo que decia: Hé aquí el tabernáculo de Dios con
los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios
será su Dios con ellos.

4 Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte no será
mas: y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas
son pasadas.

5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: Hé aquí, yo hago nuevas todas
las cosas. Y me dijo: Escribe: porque estas palabras son fieles y verdaderas.

6 Y díjome: Hecho es. Yo soy Alpha y Omega, el principio y el fin. Al que
tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.

7 El que venciere, poseerá todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi
hijo.

8 Mas á los temerosos, é incrédulos, á los abominables, y homicidas, á los
fornicarios, y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos, su
parte [será] en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte
segunda.

9 Y vino á mí uno de los siete ángeles que tenian las siete copas llenas de
las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la esposa, mujer del Cordero.

10 Y llevóme en Espíritu á un grande y alto monte, y me mostró la grande
ciudad santa de Jerusalem que descendia del cielo de Dios,

11 Teniendo la claridad de Dios: y su luz [era] semejante á una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal.

12 Y tenia un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas doce
ángeles, y nombres escritos, que son [los] de las doce tribus de los hijos de
Israel.

13 Al Oriente tres puertas; al Norte tres puertas, al Mediodia tres puertas;
al Poniente tres puertas.

14 Y el muro de la ciudad tenia doce fundamentos, y en ellos los doce
nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15 Y el que hablaba conmigo, tenia una medida de una caña de oro para medir
la ciudad, y sus puertas, y su muro.

16 Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su largura es tanta como
su anchura: y el mídió la ciudad con la caña, [y tenia] doce mil estadios: la
largura, y la altura, y la anchura de ella son iguales.

17 Y midió su muro, [y tenia] ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de
hombre, la cual es del ángel.

18 Y el material de su muro era [de] jaspe: mas la ciudad [era] oro puro,
semejante al vidrio limpio.

19 Y los fundamentos del muro de la ciudad [estaban] adornados de toda
piedra preciosa. El primer fundamento [era] jaspe; el segundo, zafiro; el
tercero, calcedonia: el cuarto, esmeralda;

20 El quinto, sardónica; el sexto, sárdio; el séptimo, crisólito; el octavo,
berilo; el nono, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el
duodécimo, ametisto.

21 Y las doce puertas [eran] doce perlas, en cada una, una; cada puerta
[era] de una perla. Y la plaza de la ciudad [era] oro puro, como vidrio
trasparente.

22 Y no ví en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de
ella y el Cordero.

23 Y la ciudad no tenia necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan
en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero [era] su
lumbrera.

24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán en la lumbre de ella: y
los reyes de la tierra traerán su gloria y honor á ella.

25 Y sus puertas nunca serán cerradas de dia, porque allí no habrá noche.

26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones á ella.

27 No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que hace abominacion y mentira;
sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero.



CAPITULO 22.

1 DESPUES me mostró un rio limpio de agua de vida, resplandeciente como
cristal, que salia del trono de Dios y del Cordero.

2 En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del rio,
[estaba] el árbol de vida, que lleva doce frutos dando cada mes su fruto: y
las hojas del árbol [eran] para la sanidad de las naciones.

3 Y no habrá más maldicion: sino que el trono de Dios y del Cordero estará
en ella, y sus siervos le servirán.

4 Y verán su cara; y su nombre [estará] en sus frentes.

5 Y allí no habrá mas noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni
de lumbre de sol; porque el Señor Dios los alumbrará: y reinarán para siempre
jamás.

6 Y me dijo: Estas palabras [son] fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de
los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar á sus siervos las cosas
que es necesario que sean hechas presto.

7 Y hé aquí vengo presto: Bienaventurado el que guarda las palabras de la
profecía de este libro.

8 Yo Juan [soy] el que ha oido, y visto estas cosas. Y despues que hube oido
y visto, me postré para adorar delante de los piés del ángel que me mostraba
estas cosas.

9 Y él me dijo: Mira que no [lo hagas:] porque yo soy siervo contigo, y con
tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro.
Adora á Dios.

10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el
tiempo está cerca.

11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese
todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea
santificado todavía.

12 Y hé aquí, yo vengo presto, y mi galardon conmigo, para recompensar á
cada uno segun fuere su obra.

13 Yo soy Alpha y Omega, principio y fin, el primero y el postrero.

14 Bienaventurados los que guardan sus mandamientos; para que su potencia
sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.

15 Mas los perros [estarán] fuera, y los hechiceros, los disolutos, y los
homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.

16 Yo Jesus he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las
iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y
de la mañana.

17 Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que
tiene sed, venga. Y el que quiere, tome del agua de la vida de balde.

18 Porque yo protesto á cualquiera^ que oye las palabras de la profecía de
este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas
que están escritas en este libro.

19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas
que están escritas en este libro.

20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.
Amen, sea así. Ven, Señor Jesus.

21 La gracia de nuestro Señor Jesu-Cristo [sea] con todos vosotros. Amen.

FIN DEL NUEVO TESTAMENTO.




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