SANTIAGO  1 PEDRO  2 PEDRO

1 JUAN  2 JUAN  3 JUAN  JUDAS



LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SANTIAGO



CAPITULO 1.

1 JACOBO, siervo de Dios y del Señor Jesu-Cristo, á las doce tribus que
están esparcidas, salud.

2 Hermanos mios, tened por sumo gozo cuando cayereis en diversas
tentaciones;

3 Sabiendo que la prueba de vuestra fé obra paciencia.

4 Mas tenga la paciencia perfecta [su] obra, para que seais perfectos y
cabales, sin faltar en alguna cosa.

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el
cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada.

6 Pero pida en fé, no dudando nada: porque el que duda, es semejante á la
onda del mar, que es movida del viento, y echada de una parte á otra.

7 No piense pues el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor.

8 El hombre de doblado ánimo es inconstante en todos sus caminos.

9 El hermano que es de baja suerte gloríese en su alteza:

10 Mas el que es rico, en su bajeza: porque él se pasará como la flor de la
yerba.

11 Porque salido el sol con ardor, la yerba se secó, y su flor se cayó, y
pereció su hermosa apariencia: así tambien se marchitará el rico en todos sus
caminos.

12 Bienaventurado el varon que sufre la tentacion; porque cuando fuere
probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido á los que le amen.

13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios; porque Dios no
puede ser tentado de los malos, ni él tienta á alguno;

14 Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraido, y cebado.

15 Y la concupiscencia, despues que ha concebido, pare al pecado; y el
pecado, siendo cumplido, engendra muerte.

16 Amados hermanos mios, no erreis.

17 Toda buena dádiva, y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del
Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variacion.

18 Él de su voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que
seamos primicias de sus criaturas.

19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío
para hablar, tardío para airarse:

20 Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

21 Por lo cual dejando toda inmundicia, y superfluidad de malicia, recibid
con mansedumbre la palabra ingerida [en vosotros,] la cual puede hacer salvas
vuestras almas.

22 Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañandoos
á vosotros mismos.

23 Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es
semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural:

24 Porque él se consideró á sí mismo y se fué, y luego se olvidó que tal
era.

25 Mas el que hubiese mirado atentamente en la perfecta ley [que es] la de
la libertad, y perseverado [en ella,] no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho.

26 Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua,
sino engañando su corazon, la religion del tal es vana.

27 La religion pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar
los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de
este mundo.



CAPITULO 2.

1 HERMANOS mios, no tengais la fé de nuestro Señor Jesu-Cristo glorioso en
acepcion de personas.

2 Porque si en vuestra congregacion entra un hombre con anillo de oro, y de
preciosa ropa, y tambien entra un pobre con vestidura vil,

3 Y tuviereis respeto al que trae la vestidura preciosa, y le dijereis:
Siéntate tú aquí en buen lugar: y dijereis al pobre: Estáte tú allí en pié; ó
siéntate aquí debajo de mi estrado:

4 ¿No juzgais en vosotros mismos, y venís á ser jueces de pensamientos
malos?

5 Hermanos mios amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo,
ricos en fé, y herederos del reino que ha prometido á los que le amen?

6 Mas vosotros habeis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y os
arrastran á los juzgados?

7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que [fué] invocado sobre vosotros?

8 Si en verdad cumplís vosotros la ley real conforme á la escritura: Amaras
á tu prójimo como á tí mismo; bien haceis:

9 Mas si haceis acepcion de personas, cometeis pecado, y sois reconvenidos
de la ley como transgresores.

10 Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un
[punto,] es hecho culpado de todos.

11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, tambien ha dicho: No matarás.
Ahora bien, si no hubieres cometido adulterio, pero hubieres matado, ya eres
hecho transgresor de la ley.

12 Así hablad, y así obrad como los que habeis de ser juzgados por la ley de
libertad.

13 Porque juicio sin misericordia [será hecho] con aquel que no hiciere
misericordia: y la misericordia se gloría contra el juicio.

14 Hermanos mios, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fé, y no tiene
obras? ¿Podrá la fé salvarle?

15 Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada dia,

16 Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentáos, y hartáos; pero no
les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿qué [les]
aprovechará?

17 Así tambien la fé, si no tuviere obras, es muerta en sí misma.

18 Pero alguno dirá: Tú tienes fé, y yo tengo obras: muéstrame tu fé sin tus
obras, y yo te mostraré mi fé por mis obras.

19 Tú crees que Dios es uno; bien haces: tambien los demonios creen, y
tiemblan.

20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fé sin las obras es muerta?

21 ¿No fué justificado por las obras Abraham, nuestro Padre, cuando ofreció
á su hijo Isaac sobre el altar?

22 ¿No ves que la fé obró con sus obras, y que la fé fué perfecta por las
obras?

23 Y fué cumplida la escritura que dice Abraham creyó á Dios, y le fué
imputado á justicia, y fué llamado amigo de Dios.

24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fé.

25 Asimismo tambien Rahab la ramera ¿no fué justificada por obras, cuando
recibió los mensajeros, y los echó fuera por otro camino?

26 Porque como el cuerpo sin espíritu esta muerto, así tambien la fé sin
obras es muerta.



CAPITULO 3.

1 HERMANOS mios, no os hagais muchos maestros, sabiendo que recibirémos
mayor condenacion:

2 Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra,
este es varon perfecto, que tambien puede con freno gobernar todo el cuerpo.

3 Hé aquí, nosotros ponemos frenos en las bocas de los caballos para que nos
obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo.

4 Mirad tambien las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos
vientos, son gobernadas con un muy pequeño timon por donde quisiere el que
las gobierna.

5 Así tambien la lengua es un miembro pequeño, y se gloría de grandes cosas.
Hé aquí, un pequeño fuego ¡cuán grande bosque enciende!

6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua esta puesta
entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, é inflama la rueda
de la creacion, y es inflamada del infierno.

7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres
de la mar, se doma, y es domada de la naturaleza humana:

8 Pero ningun hombre puede domar la lengua, [que es] un mal que no puede ser
refrenado, llena de veneno mortal.

9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres,
los cuales son hechos á la semejanza de Dios.

10 De una misma boca proceden bendicion y maldicion. Hermanos mios, no
conviene que estas cosas sean así hechas.

11 ¿Echa alguna fuente por una misma abertura agua dulce y amarga?

12 Hermanos mios, ¿puede la higuera producir aceitunas, ó la vid higos? Así
ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce.

13 ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? muestre por buena conversacion
sus obras en mansedumbre de sabiduría.

14 Pero si teneis envidia amarga, y contencion en vuestros corazones, no os
glorieis, ni seais mentirosos contra la verdad.

15 Que esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena,
animal, diabólica.

16 Porque donde hay envidia y contencion, allí hay perturbacion, y toda obra
perversa.

17 Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, despues
pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no
juzgadora, no fingida.

18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.



CAPITULO 4.

1 ¿DE dónde vienen las guerras, y los pleitos entre vosotros? ¿No [son] de
vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros?

2 Codiciais, y no teneis; matais, y ardeis de envidia, y no podeis alcanzar;
combatís y guerreais, y no teneis lo que deseais, porque no pedís.

3 Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

4 Adúlteros y adúlteras, ¿no sabeis que la amistad del mundo es enemistad
con Dios? Cualquiera, pues, que quisiere ser amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios.

5 ¿Pensais que la escritura dice sin causa: El espíritu que mora en nosotros
codicia para envidia?

6 Mas él da mayor gracia. Por esto él dice: Dios resiste á los soberbios, y
da gracia á los humildes.

7 Sometéos pues á Dios: resistid al diablo, y de vosotros huirá.

8 Allegáos á Dios, y él se allegará á vosotros. Pecadores, limpiad las
manos; y [vosotros] de doblado ánimo, purificad los corazones.

9 Afligíos, y lamentad, y llorad; vuestra risa se convierta en lloro, y
vuestro gozo en tristeza.

10 Humilláos delante del Señor, y él os ensalzará.

11 Hermanos no murmureis los unos de los otros. El que murmura del hermano,
y juzga á su hermano, este tal murmura de la ley, y juzga á la ley; pero si
tú juzgas á la ley, no eres guardador de la ley, sino juez.

12 Uno es el dador de la ley, que puede salvar, y perder: ¿quién eres tú que
juzgas á otro?

13 Ea ahora, los que decís: Hoy y mañana irémos á tal ciudad, y estarémos
allá un año, y comprarémos mercadería y ganarémos:

14 Y no sabeis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente
es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y despues se desvanece.

15 En lugar de lo cual deberiais decir: Si el Señor quisiere, y si
viviéremos, harémos esto ó aquello.

16 Mas ahora os jactais en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es
mala.

17 El pecado pues está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.



CAPITULO 5.

1 EA ya ahora, oh ricos, llorad aullando por vuestras miserias que os
vendrán.

2 Vuestras riquezas están podridas; vuestras ropas están comidas de polilla.

3 Vuestro oro y plata están corrompidos de orin, y su orin os será en
testimonio, y comerá del todo vuestras carnes como fuego. Os habeis allegado
tesoro para en los postreros dias.

4 Hé aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual
por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los
que habian segado, han entrado en los oidos del Señor de los ejércitos.

5 Habeis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habeis cebado
vuestros corazones como en el dia de sacrificios.

6 Habeis condenado [y] muerto al justo; [y] él no os resiste.

7 Pues, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad [cómo] el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia,
hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.

8 Tened tambien vosotros paciencia: confirmad vuestros corazones; porque la
venida del Señor se acerca.

9 Hermanos, no os quejeis unos contra otros, porque no seais condenados: Hé
aquí, el Juez está delante de la puerta.

10 Hermanos mios, tomad por ejemplo de afliccion y de paciencia, á los
profetas que hablaron en nombre del Señor.

11 Hé aquí, tenemos por bienaventurados á los que sufren. Habeis oido la
paciencia de Job, y habeis visto el fin del Señor, que el Señor es muy
misericordioso y piadoso.

12 Mas sobre todo, hermanos mios, no jureis, ni por el cielo, ni por la
tierra, ni por otro cualquier juramento; sino vuestro Sí, sea Sí, y [vuestro]
No, [sea,] No; porque no caigais en condenacion.

13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oracion. ¿Está alguno alegre,
cante salmos.

14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame á los ancianos de la iglesia,
y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

15 Y la oracion de fé salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si
estuviere en pecados, le serán perdonados.

16 Confesáos vuestras faltas unos á otros, y rogad los unos por los otros,
para que seais sanos: [que] la oracion eficaz del justo puede mucho.

17 Elías era hombre sujeto á semejantes pasiones que nosotros, y rogó con
oracion que no lloviese; y no llovió sobre la tierra tres años y seis meses.

18 Y otra vez oró, y el cielo dió lluvia y la tierra produjo su fruto.

19 Hermanos, si alguno de entre vosotros ha errado de la verdad, y alguno le
convirtiere,

20 Sepa, que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su
camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.





LA PRIMERA EPÍSTOLA UNIVERSAL

DE

SAN PEDRO APÓSTOL



CAPITULO 1.

1 PEDRO, apóstol de Jesu-Cristo, á los extranjeros que [están] esparcidos en
Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia y en Bithinia,

2 Elegidos segun la presciencia de Dios Padre en santificacion del Espíritu,
para obedecer, y ser rociados con la sangre de Jesu-Cristo: Gracia y paz os
sea multiplicada.

3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo, que segun su grande
misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurreccion de
Jesu-Cristo de los muertos,

4 Para una herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni
marchitarse, reservada en los cielos

5 Para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios por fé, para
alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero
tiempo.

6 En lo cual  vosotros os alegrais, estando al presente un poco de tiempo
afligidos en diversas tentaciones, si es necesario,

7 Para que la prueba de vuestra fe mucho mas preciosa que el oro, el cual
perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y
honra, cuando Jesu-Cristo fuere manifestado:

8 Al cual no habiendo visto, le amais en el cual creyendo, aunque al
presente^ no lo veais, os alegrais con gozo inefable y glorificado;

9 Obteniendo el fin de vuestra fé, [que es] la salud de [vuestras] almas.

10 De la cual salud los profetas que profetizaron de la gracia que habia de
venir á vosotros, han inquirido, y diligentemente buscado,

11 Escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de
Cristo, que estaba en ellos, el cual prenunciaba las aflicciones que habian
de venir á Cristo, y las glorias despues de ellas.

12 A los cuales fué revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros
administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han
predicado el Evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales
desean mirar los ángeles.

13 Por lo cual teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con
templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando
Jesu-Cristo os es manifestado:

14 Como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que ántes teniais
estando en vuestra ignorancia;

15 Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed tambien vosotros santos
en toda conversacion.

16 Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

17 Y si invocais por Padre á aquel que sin acepcion de personas juzga segun
la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinacion;

18 Sabiendo que habeis sido rescatados de vuestra vana conversacion, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, [como] oro ó
plata,

19 Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminacion:

20 Ya ordenado de ántes de la fundacion del mundo, pero manifestado en los
postrimeros tiempos por amor de vosotros,

21 Que por él creeis á Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha
dado gloria, para que vuestra fé y esperanza sea en Dios.

22 Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el
Espíritu, en caridad hermanable, sin fingimiento, amáos unos á otros
entrañablemente de corazon puro:

23 Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.

24 Porque toda carne es como la yerba, y toda la gloria del hombre como la
flor de la yerba: secóse la yerba, y la flor se cayó;

25 Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente. Y esta es la palabra
que por el Evangelio os ha sido anunciada.



CAPITULO 2.

1 DEJANDO pues toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y
todas las detracciones,

2 Desead, como niños recien nacidos la leche espiritual, sin engaño, para
que por ella crezcais en salud:

3 Si empero habeis gustado que el Señor es benigno;

4 Al cual allegándoos, que [es] la piedra viva, reprobada cierto de los
hombres, empero elegida de Dios [y] preciosa,

5 Vosotros tambien, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual,
y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables á
Dios por Jesu-Cristo.

6 Por lo cual tambien contiene la escritura: Hé aquí, pongo en Sion la
principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en ella, no
será confundido.

7 [Ella] es pues honor á vosotros que creeis: mas para los desobedientes, la
piedra que los edificadores reprobaron, esta fué hecha la cabeza del ángulo;

8 Y piedra de tropiezo, y roca de escándalo á aquellos que tropiezan en la
palabra, siendo desobedientes; para lo cual fueron tambien ordenados.

9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo
adquirido, para que anuncieis las virtudes de aquel que os ha llamado de las
tinieblas á su luz admirable;

10 Vosotros, que en el tiempo pasado no [erais] pueblo, mas ahora [sois]
pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habiais alcanzado misericordia,
mas ahora habeis alcanzado misericordia.

11 Amados, yo os ruego, como á extranjeros y peregrinos, os abstengais de
los deseos carnales que batallan contra el alma,

12 Teniendo vuestra conversacion honesta entre los Gentiles; para que, en lo
que ellos murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen á Dios en el
dia de la visitacion, estimándoos por las buenas obras.

13 Sed pues sujetos á toda ordenacion humana por respeto á Dios: ya sea al
rey como á superior;

14 Ya á los gobernadores, como de él enviados para venganza de los
malhechores, y para loor de los que hacen bien.

15 Porque esta es la voluntad de Dios, que haciendo bien, hagais callar la
ignorancia de los hombres vanos:

16 Como libres; y no como teniendo la libertad por cobertura de malicia,
sino como siervos de Dios.

17 Honrad á todos. Amad la fraternidad. Temed á Dios. Honrad al rey.

18 Siervos, sed sujetos con todo temor á vuestros amos; no solamente á los
buenos y humanos, sino tambien á los rigurosos.

19 Porque esto es agradable, si alguno á causa de la conciencia delante de
Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.

20 Porque ¿qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís?
mas si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente [es]
agradable delante de Dios.

21 Porque para esto sois llamados; pues que tambien Cristo padeció por
nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigais sus pisadas;

22 El cual no hizo pecado, ni fué hallado engaño en su boca;

23 Quien cuando le maldecian^, no retornaba maldicion; cuando padecia, no
amenazaba, sino remitia [la causa] al que juzga justamente.

24 El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia: por la
herida del cual habeis sido sanados.

25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora habeis vuelto
al Pastor y Obispo de vuestras almas.



CAPITULO 3.

1 ASIMISMO [vosotras] mujeres, sed sujetas á vuestros maridos; para que
tambien los que no creen á la palabra, sean ganados sin palabra por la
conversacion de sus mujeres,

2 Considerando vuestra casta conversacion, que es en temor.

3 El adorno de las cuales no sea exterior con encrespamiento del cabello, ni
atavío de oro, ni en compostura de ropas;

4 Sino el hombre del corazon que está encubierto, en incorruptible [ornato]
de espíritu agradable, y pacífico, lo cual es de grande estima delante de
Dios.

5 Porque así tambien se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas
mujeres que esperaban en Dios, siendo sujetas á sus maridos:

6 Como Sara obedecia á Abraham llamándole señor; de la cual vosotras sois
hechas hijas, haciendo bien, y no sois espantadas de ningun pavor.

7 Vosotros asimismo, maridos, habitad con ellas segun ciencia, dando honor á
la mujer como á vaso mas frágil, y como á herederas juntamente de la gracia
de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.

8 Y finalmente, sed todos de un mismo corazon, compasivos, amándoos
fraternalmente, misericordiosos, amigables;

9 No volviendo mal por mal, ni maldicion por maldicion; sino ántes por el
contrario, bendiciendo; sabiendo que vosotros sois llamados para que poseais
bendicion en herencia.

10 Porque el que quiere amar la vida, y ver dias buenos, refrene su lengua
de mal, y sus labios no hablen engaño:

11 Apártese del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala.

12 Porque los ojos del Señor [están] sobre los justos, y sus oidos [atentos]
á sus oraciones: pero el rostro del Señor [está] sobre aquellos que hacen
mal.

13 ¿Y quién es aquel que os podrá dañar, si vosotros seguís el bien?

14 Mas tambien si alguna cosa padeceis por hacer bien, sois bienaventurados.
Por tanto no temais por el temor de ellos, ni seais turbados;

15 Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones: y [estad] siempre
aparejados para responder con mansedumbre y reverencia á cada uno que os
demande razon de la esperanza que [hay] en vosotros:

16 Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como
de malhechores, sean confundidos los que blasfeman vuestra buena conversacion
en Cristo.

17 Porque mejor [es] que padezcais haciendo bien, si la voluntad de Dios así
lo quiere, que haciendo mal.

18 Porque tambien Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos á Dios, siendo á la verdad muerto en la carne, pero
vivificado en Espíritu:

19 En el cual tambien fué y predicó á los espíritus encarcelados;

20 Los cuales en otro tiempo fueron desobedientes, cuando una vez esperaba
la paciencia de Dios en los dias de Noé, cuando se aparejaba el arca; en la
cual pocas, es á saber, ocho personas fueron salvas por agua.

21 A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva, (no
quitando las inmundicias de la carne, sino [como] demanda de una buena
conciencia delante de Dios,) por la resurreccion de Jesu-Cristo:

22 El cual está á la diestra de Dios, habiendo subido al cielo; estando á él
sujetos los ángeles, y las potestades, y virtudes.



CAPITULO 4.

1 PUES que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros tambien
estad armadas del mismo pensamiento: que el que ha padecido en la carne, cesó
de pecado;

2 Para que ya el tiempo que queda en carne, viva, no á las concupiscencias
de los hombres, sino á la voluntad de Dios.

3 Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho
la voluntad de los Gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en
concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en banquetes, y en
abominables idolatrías.

4 En lo cual parece cosa extraña á los que os vituperan que vosotros no
corrais con ellos en el mismo desenfrenamiento de disolucion, ultrajándoos:

5 Los cuales darán cuenta al que está aparejado para juzgar los vivos y los
muertos.

6 Porque por esto tambien ha sido predicado el Evangelio á los muertos; para
que sean juzgados en carne segun los hombres, y vivan en espíritu segun Dios.

7 Mas el fin de todas las cosas se acerca. Sed pues templados, y velad en
oracion.

8 Y sobre todo tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad
cubrirá multitud de pecados.

9 Hospedáos los unos á los otros sin murmuraciones.

10 Cada uno segun el don que ha recibido, adminístrelo á los otros, como
buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios.

11 Si alguno habla, [hable] conforme á las palabras de Dios; si alguno
ministra, [ministre] conforme á la virtud que Dios suministra: para que en
todas cosas sea Dios glorificado por Jesu-Cristo, al cual es gloria é imperio
para siempre jamás. Amen.

12 Carísimos, no os maravilleis cuando sois examinados por fuego, lo cual se
hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese;

13 Antes bien gozáos en que sois participantes de las aflicciones de Cristo,
para que tambien en la revelacion de su gloria os goceis en triunfo.

14 Si sois vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque
la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre vosotros. Cierto segun ellos el
es blasfemado, mas segun vosotros es glorificado.

15 Así que ninguno de vosotros padezca como homicida, ó ladron, ó malhechor
ó por meterse en negocios ajenos.

16 Pero si [alguno es afligido] como cristiano, no se avergüence; ántes
glorifique á Dios en esta parte.

17 Porque es tiempo que el juicio comience de la casa de Dios; y si primero
[comienza] por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al
Evangelio de Dios?

18 Y si el justo con dificultad se salva, ¿adónde parecerá el infiel y el
pecador?

19 Y por eso los que son afligidos segun la voluntad de Dios, encomiéndenle
sus almas, como á fiel Criador, haciendo bien.



CAPITULO 5.

1 RUEGO á los ancianos que están entre vosotros, yo anciano [tambien] con
ellos, y testigo de las aflicciones de Cristo, que soy tambien participante
de la gloria que ha de ser revelada;

2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado [de
ella,] no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino
de un ánimo pronto;

3 Y no como teniendo señorío sobre las heredades [del Señor,] sino siendo
dechados de la grey.

4 Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la
corona incorruptible de gloria.

5 Igualmente, mancebos, sed sujetos á los ancianos: y todos sumisos unos á
otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste á los soberbios, y da
gracia á los humildes.

6 Humilláos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce
cuando fuere tiempo:

7 Echando toda vuestra solicitud en él: porque él tiene cuidado de vosotros.

8 Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo anda como un
leon bramando alrededor [de vosotros] buscando á quien devore:

9 Al cual resistid firmes en la fé, sabiendo que las mismas aflicciones han
de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo.

10 Mas el Dios de toda gracia, que nos ha llamado á su gloria eterna por
Jesu-Cristo, despues que hubiereis un poco de tiempo padecido, él mismo os
perfeccione, confirme, corrobore, y establezca.

11 A él sea gloria, é imperio para siempre. Amen.

12 Por Silvano, hermano fiel segun yo pienso, os he escrito brevemente,
amonestándoos, y testificando que esta es la verdadera gracia de Dios, en la
cual estais.

13 La [iglesia que está] en Babilonia, juntamente elegida con vosotros, os
saluda, y Marcos mi hijo.

14 Saludáos unos á otros con ósculo de caridad. Paz [sea] con todos vosotros
los que estais en Jesu-Cristo. Amen.





LA SEGUNDA EPÍSTOLA UNIVERSAL

DE

SAN PEDRO APÓSTOL



CAPITULO 1.

1 SIMON Pedro, siervo y apóstol de Jesu-Cristo, á los que habeis alcanzado
fé igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador
Jesu-Cristo.

2 Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de
nuestro Señor Jesus.

3 Como todas las cosas que [pertenecen] á la vida y á la piedad nos sean
dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado
por su gloria y virtud:

4 Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que
por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo
huido de la corrupcion que está en el mundo por concupiscencia;

5 Vosotros tambien, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en
vuestra fé virtud, y en la virtud ciencia;

6 Y en la ciencia templanza, y en la templanza paciencia; y en la paciencia
temor de Dios;

7 Y en el temor de Dios, amor fraternal; y en el amor fraternal, caridad.

8 Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar
ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesu-Cristo.

9 Mas el que no tiene estas cosas, es ciego, y tiene la vista muy corta,
habiendo olvidado la purificacion de sus antiguos pecados.

10 Por lo cual, hermanos, procurad tanto mas de hacer firme vuestra vocacion
y eleccion; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

11 Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en
el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesu-Cristo.

12 Por esto yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas, aunque
vosotros las sepais, y esteis confirmados en la verdad presente.

13 Porque tengo por justo, en tanto que estoy en este tabernáculo, de
incitaros con amonestacion;

14 Sabiendo que brevemente tengo de dejar [este] mi tabernáculo, como
nuestro Señor Jesu-Cristo me ha declarado.

15 Tambien yo procuraré con diligencia, que despues de mi fallecimiento,
vosotros podais siempre tener memoria de estas cosas.

16 Porque no os hemos dado á conocer la potencia y la venida de nuestro
Señor Jesu-Cristo, siguiendo fábulas por arte compuestas; sino como habiendo
con nuestros propios ojos visto su majestad.

17 Porque él habia recibido de Dios Padre honra y gloria, cuando una tal voz
fué á él enviada de la magnífica gloria: Este es el amado^ Hijo mio, en el
cual yo me he agradado.

18 Y nosotros oimos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente
con él en el monte santo.

19 Tenemos tambien la palabra profética más permanente, á la cual haceis
bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta
que el dia esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la escritura es de
particular interpretacion:

21 Por que la profecía no fué en los tiempos pasados traida por voluntad
humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del
Espíritu Santo.



CAPITULO 2.

1 PERO hubo tambien falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos doctores, que introducirán encubiertamente herejías de perdicion, y
negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdicion
acelerada.

2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por los cuales el camino de la verdad
será blasfemado:

3 Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas; sobre
los cuales la condenacion ya de largo tiempo no se tarda, y su perdicion no
se duerme.

4 Porque si Dios no perdonó á los ángeles que habian pecado; sino que
habiéndoles despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó
para ser reservados al juicio;

5 Y [si] no perdonó al mundo viejo, mas guardó á Noé, octavo pregonero de
justicia, trayendo el diluvio sobre el mundo de malvados;

6 Y [si] condenó por destruccion las ciudades de Sodoma, y de Gomorra,
tornándolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo á los que habian de vivir
sin temor y reverencia de Dios;

7 Y libró al justo Lot, acosado por la nefanda conducta de los malvados;

8 (Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligia cada dia
su alma justa con los hechos de aquellos injustos;)

9 Sabe el Señor librar de tentacion á los pios, y reservar á los injustos
para ser atormentados en el dia del juicio:

10 Y principalmente aquellos que, siguiendo la carne, andan en
concupiscencia é inmundicia, y desprecian la potestad, atrevidos, contumaces,
que no temen decir mal de las potestades superiores.

11 Como quiera que los mismos ángeles, que son mayores en fuerza y en
potencia, no pronuncian juicio de maldicion contra ellas delante del Señor.

12 Mas estos, diciendo mal de las cosas que no entienden, como bestias
brutas, que naturalmente son hechas para presa y destruccion, perecerán en su
perdicion,

13 Recibiendo el galardon de su injusticia, ya que reputan por delicia poder
gozar de deleites cada dia. Estos [son] suciedades y manchas, los cuales
comiendo con vosotros, juntamente se recrean en sus errores;

14 Teniendo los ojos llenos de adulterio, y no saben cesar de pecar; cebando
las almas inconstantes; teniendo el corazon ejercitado en codicias, siendo
hijos de maldicion;

15 Que han dejado el camino derecho, y se han extraviado, siguiendo el
camino de Balaam, [hijo] de Bosor, el cual amó el premio de la maldad,

16 Y fué reprendido por su iniquidad: una muda bestia de carga, hablando en
voz de hombre, refrenó la locura del profeta.

17 Estos son fuentes sin agua, y nubes traidas de torbellino de viento, para
los cuales está guardada la oscuridad de las tinieblas para siempre.

18 Porque hablando arrogantes palabras de vanidad, ceban con las
concupiscencias de la carne en disoluciones á los que verdaderamente habian
huido de los que conversan en error:

19 Prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos siervos de corrupcion.
Porque el que es de alguno vencido, es sujeto á la servidumbre del que
venció.

20 Ciertamente, si habiéndose ellos apartado de las contaminaciones del
mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesu-Cristo, y otra vez
envolviéndose en ellas, son vencidos; sus postrimerías les son hechas peores
que los principios.

21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia,
que despues de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les
fué dado.

22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro se volvió á
su vómito, y la puerca lavada á revolcarse en el cieno.



CAPITULO 3.

1 CARÍSIMOS, yo os escribo ahora esta segunda carta, por la cual despierto
con exhortacion vuestro limpio entendimiento.

2 Para que tengais memoria de las palabras que ántes han sido dichas por los
santos profetas, y de nuestro mandamiento, [que somos] apóstoles del Señor y
Salvador:

3 Sabiendo primero esto, que en los postrimeros dias vendrán burladores,
andando segun sus propias concupiscencias,

4 Y diciendo: ¿Dónde esta la promesa de su advenimiento? Porque desde el dia
en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creacion.

5 Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo
antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de
Dios:

6 Por lo cual el mundo de entónces pereció anegado en agua,

7 Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma
palabra, guardados para el fuego en el dia del juicio, y de la perdicion de
los hombres impíos.

8 Mas, oh amados, no ignoreis esta una cosa: que un dia delante del Señor
[es] como mil años, y mil años como un dia.

9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento.

10 Mas el dia del Señor vendrá como ladron en la noche; en el cual los
cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo, serán
deshechos, y la tierra y las obras que en ella están, serán quemadas.

11 Pues como todas estas cosas han de ser deshechas, ¿qué tales conviene que
vosotros seais en santas y pías conversaciones,

12 Esperando y apresurándoos para la venida del dia de Dios, en el cual los
cielos siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo abrasados
se fundirán?

13 Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, segun sus promesas, en
los cuales mora la justicia.

14 Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con
diligencia que seais hallados de él, sin mácula, y sin reprension, en paz.

15 Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor, como tambien nuestro
amado hermano Pablo, segun la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito
tambien;

16 Casi en todas [sus] epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre
las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos é
inconstantes tuercen, como tambien las otras escrituras, para perdicion de sí
mismos.

17 Así que vosotros, oh amados, pues estais amonestados, guardáos que por el
error de los abominables no seais juntamente extraviados, y caigais de
vuestra firmeza.

18 Mas creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesu-
Cristo. A él [sea] gloria ahora, y hasta el dia de la eternidad. Amen.





LA PRIMERA EPÍSTOLA UNIVERSAL

DE

SAN JUAN APÓSTOL



CAPITULO 1.

1 LO que era desde el principio, lo que hemos oido, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos mirado, y palparon nuestras manos tocante al
Verbo de vida:

2 (Porque la vida fué manifestada, y vimos y testificamos, y os anunciamos
aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y nos ha aparecido;)

3 Lo que hemos visto, y oido, eso os anunciamos, para que tambien vosotros
tengais comunion con nosotros; y nuestra comunion verdaderamente [es] con el
Padre, y con su Hijo Jesu-Cristo.

4 Y estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.

5 Y este es el mensaje que oimos de él, y os anunciamos: Que Dios es luz, y
en él no hay ningunas tinieblas.

6 Si nosotros dijéremos que tenemos comunion con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no hacemos la verdad;

7 Mas si andamos en luz como el esta en luz, tenemos comunion entre
nosotros, y la sangre de Jesu-Cristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

8 Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no
hay verdad en nosotros.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone
nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.

10 Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra
no está en nosotros.



CAPITULO 2.

1 HIJITOS mios, estas cosas os escribo, para que no pequeis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, á Jesu-Cristo el justo;

2 Y él es la propiciacion por nuestros pecados y no solamente por los
nuestros, sino tambien por los de todo el mundo.

3 Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus
mandamientos.

4 El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y no hay verdad en él;

5 Mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente
perfecta en él: por esto sabemos que estamos en él.

6 El que dice que está en él, debe andar como él anduvo.

7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que
habeis tenido desde el principio: el mandamiento antiguo es la palabra que
habeis oido desde el principio.

8 Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él, y en
vosotros; porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra.

9 El que dice que está en luz, y aborrece á su hermano, el tal aun está en
tinieblas todavía.

10 El que ama á su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él.

11 Mas el que aborrece á su hermano, está en tinieblas, y anda en tinieblas,
y no sabe adonde va; porque las tinieblas le han cegado los ojos.

12 Os escribo á vosotros, hijitos, por que vuestros pecados os son
perdonados por su nombre.

13 Os escribo á vosotros, padres, porque habeis conocido á aquel que [es]
desde el principio. Os escribo á vosotros, mancebos, porque habeis vencido al
maligno. Os escribo^ á vosotros, hijitos, porque habeis conocido al Padre.

14 Os he escrito á vosotros, padres, porque habeis conocido al que [es]
desde el principio. Os he escrito á vosotros, mancebos, porque sois fuertes,
y la palabra de Dios mora en vosotros, y habeis vencido al maligno.

15 No ameis al mundo, ni las cosas [que están] en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.

16 Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de carne, y
concupiscencia de ojos, y soberbia de vida, no es del Padre, mas es del
mundo.

17 Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de
Dios, permanece para siempre.

18 Hijitos, [ya] es el último tiempo: y como vosotros habeis oido que el
anticristo ha de venir, así tambien al presente han comenzado á ser muchos
anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo.

19 Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de
nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero [esto es] para que
se manifestase que todos no son de nosotros.

20 Mas vosotros teneis la uncion del Santo, y conoceis todas las cosas.

21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino como á los que la
conoceis, y que ninguna mentira es de la verdad.

22 ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesus es el Cristo? Este tal
es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.

23 Cualquiera que niega al Hijo, este tal tampoco tiene al Padre. Cualquiera
que confiesa al Hijo, tiene tambien al Padre.

24 Pues lo que habeis oido desde el principio, sea permaneciente en
vosotros: si lo que habeis oido desde el principio fuere permaneciente en
vosotros, tambien vosotros permanecereis en el Hijo, y en el Padre.

25 Y esta es la promesa, la cual él nos prometió, la vida eterna.

26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.

27 Pero la uncion que vosotros habeis recibido de él, mora en vosotros, y no
teneis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la uncion misma os enseña de
todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado,
perseveraréis en él.

28 Y ahora, hijitos, perseverad en él; para que cuando apareciere, tengamos
confianza, y no seamos confundidos de él en su venida.

29 Si sabeis que él es justo, sabed tambien que cualquiera que hace
justicia, es nacido de él.



CAPITULO 3.

1 MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios:
por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoce á él.

2 Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando el apareciere, serémos semejantes á él,
porque lo verémos como él es.

3 Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él tambien
es limpio.

4 Cualquiera que hace pecado, traspasa tambien la ley; pues el pecado es
transgresion de la ley.

5 Y sabeis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en
él.

6 Cualquiera que permanece en él, no peca: cualquiera que peca, no le ha
visto, ni le ha conocido.

7 Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como él
tambien es justo.

8 El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el
principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo.

9 Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado; porque su simiente está
en él, y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

10 En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo:
cualquiera que no hace justicia, y que no ama á su hermano, no es de Dios.

11 Porque este es el mensaje que habeis oido desde el principio: Que nos
amemos unos á otros.

12 No como Cain, que era del maligno, y mató á su hermano. ¿Y por qué causa
le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

13 Hermanos mios, no os maravilleis si el mundo os aborrece.

14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte á vida, en que amamos á los
hermanos. El que no ama á su hermano, está en muerte.

15 Cualquiera que aborrece á su hermano, es homicida; y sabeis que ningun
homicida tiene vida eterna permaneciente en sí.

16 En esto hemos conocido el amor [de Cristo,] porque él puso su vida por
nosotros: tambien nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

17 Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere á su hermano tener
necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en él?

18 Hijitos mios, no amemos de palabra, ni de lengua; sino de obra y en
verdad:

19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones
certificados delante de él.

20 Porque si nuestro corazon nos reprendiere, mayor es Dios que nuestro
corazon, y conoce todas las cosas.

21 Carísimos, si nuestro corazon no nos reprende, confianza tenemos en Dios:

22 Y cualquier cosa que pidiéremos, la recibirémos de él, porque guardamos
sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.

23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesu-
Cristo, y nos amemos unos á otros, como nos lo ha mandado.

24 Y el que guarda sus mandamientos, está en él, y él en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado.



CAPITULO 4.

1 AMADOS, no creais á todo espíritu; sino probad los espíritus si son de
Dios. Porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo.

2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesu-
Cristo es venido en carne, es de Dios:

3 Y todo espíritu que no confiesa que Jesu-Cristo es venido en carne, no es
de Dios: y este es el [espíritu] de anticristo, del cual vosotros habeis oido
que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo.

4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habeis vencido; porque el que en
vosotros está, es mayor que él que está en el mundo.

5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.

6 Nosotros somos de Dios: el que conoce á Dios, nos oye: el que no es de
Dios, no nos oye. Por esto conocemos el espíritu de verdad, y el espíritu de
error.

7 Carísimos, amémonos unos á otros; porque el amor es de Dios. Cualquiera
que ama, es nacido de Dios, y conoce á Dios.

8 El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.

9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió á
su Hijo Unigénito al mundo, para que vivamos por él.

10 En esto consiste el amor; no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que
él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo [en] propiciacion por nuestros
pecados.

11 Amados, si Dios así nos ha amado debemos tambien nosotros amarnos unos á
otros.

12 Ninguno vió jamás á Dios. Si nos amamos unos á otros, Dios está en
nosotros, y su amor es perfecto en nosotros.

13 En esto conocemos que estamos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado
de su Espíritu.

14 Y nosotros hemos visto, y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo
[para ser] Salvador del mundo.

15 Cualquiera que confesare que Jesus es el Hijo de Dios, Dios está en él, y
él en Dios.

16 Y nosotros hemos conocido, y creido el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él.

17 En esto es perfecto el amor con nosotros, para que tengamos confianza en
el dia del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

18 En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el
temor tiene pena. De donde el que teme no está perfecto en el amor.

19 Nosotros lo amamos á él, porque él nos amó primero.

20 Si alguno dice: Yo amo á Dios, y aborrece á su hermano, es mentiroso.
Porque el que no ama á su hermano, al cual ha visto, ¿cómo puede amar á Dios,
á quien no ha visto?

21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama á Dios, ame
tambien á su hermano.



CAPITULO 5.

1 TODO aquel que cree que Jesus es el Cristo, es nacido de Dios: y
cualquiera que ama al que ha engendrado, ama tambien al que es nacido de él.

2 En esto conocemos que amamos á los hijos de Dios, cuando amamos á Dios, y
guardamos sus mandamientos.

3 Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son penosos.

4 Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la
victoria que vence al mundo, nuestra fé.

5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesus es el Hijo de
Dios?

6 Este es Jesu-Cristo, que vino por agua y sangre: no por agua solamente,
sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio: porque el
Espíritu es la verdad.

7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y
el Espíritu Santo: y estos tres son uno.

8 Y tres son los que dan testimonio [en la tierra,] el Espíritu, el agua, y
la sangre: y estos tres concuerdan en uno.

9 Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor;
porque este es el testimonio de Dios, que ha testificado de su Hijo.

10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo: el que
no cree á Dios, le ha hecho mentiroso; porque no ha creido en el testimonio
que Dios ha testificado de su Hijo.

11 Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo.

12 El que tiene al Hijo, tiene la vida: el que no tiene al Hijo de Dios, no
tiene la vida.

13 Estas cosas he escrito á vosotros que creeis en el nombre del Hijo de
Dios, para que sepais que teneis vida eterna, y para que creais en el nombre
del Hijo de Dios.

14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa
conforme á su voluntad, él nos oye.

15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos
que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado.

16 Si alguno viere cometer á su hermano pecado [que] no [es] de muerte,
demandará, y [se] le dará vida; [digo] á los que pecan no de muerte. Hay
pecado de muerte, por el cual yo no digo que ruegue.

17 Toda maldad es pecado; mas hay pecado que no [es] de muerte.

18 Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca; mas el que es
engendrado de Dios, se guarda á sí mismo, y el maligno no le toca.

19 Sabemos que somos de Dios, y todo el mundo está puesto en maldad.

20 Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesu-
Cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

21 Hijitos, guardáos de los ídolos. Amen.





LA SEGUNDA EPÍSTOLA

DE

SAN JUAN APÓSTOL



1 EL anciano á la señora elegida, y á sus hijos, á los cuales yo amo en
verdad; y no yo solo, sino tambien todos los que han conocido la verdad,

2 Por la verdad que está en nosotros y será perpetuamente con nosotros:

3 Sea con vosotros gracia, misericordia, y paz de Dios Padre, y del Señor
Jesu-Cristo, Hijo del Padre, en verdad, y en amor.

4 Mucho me he gozado, porque he hallado de tus hijos, que andan en verdad
como nosotros hemos recibido el mandamiento del Padre.

5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino
aquel que nosotros hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos á
otros.

6 Y este es amor, que andemos segun sus mandamientos. Este es el
mandamiento: Que andeis en él, como vosotros habeis oido desde el principio.

7 Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no
confiesan que Jesu-Cristo ha venido en carne. Este tal el engañador es, y el
anticristo.

8 Mirad por vosotros mismos, porque no perdamos las cosas que hemos obrado;
sino que recibamos galardon cumplido.

9 Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no
tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al
Padre y al Hijo.

10 Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibais en
casa ni le digais: ¡bien venido!

11 Porque el que le dice: ¡bien venido! comunica con sus malas obras.

12 Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no he querido [comunicarlas]
por medio de papel y tinta; mas espero ir á vosotros, y hablar boca á boca,
para que nuestro gozo sea cumplido.

13 Los hijos de tu hermana elegida te saludan. Amen.





LA TERCERA EPÍSTOLA

DE

SAN JUAN APÓSTOL



1 EL anciano al muy amado Gayo, al cual yo amo en verdad.

2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud
así como tu alma está en prosperidad.

3 Ciertamente me^ gocé mucho, cuando vinieron los hermanos, y dieron
testimonio de tu verdad, así como tú andas en la verdad.

4 No tengo yo mayor gozo que este, el de oir que mis hijos andan en la
verdad.

5 Amado, fielmente haces todo lo que haces para con los hermanos, y con los
extranjeros,

6 Los cuales han dado testimonio de tu amor en presencia de la iglesia: á
los cuales si ayudares como conviene segun Dios, harás bien.

7 Porque ellos partieron por amor de su nombre, no tomando nada de los
Gentiles.

8 Nosotros, pues, debemos recibir á los tales, para que seamos cooperadores
á la verdad.

9 Yo he escrito á la iglesia: mas Diotrephes, que ama tener el primado entre
ellos, no nos recibe.

10 Por esta causa, si yo viniere, recordaré las obras que hace, parlando con
palabras maliciosas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe
á los hermanos, y prohibe á los que los quieren [recibir,] y los echa de la
iglesia.

11 Amado, no sigas lo que es malo, sino lo que es bueno. El que hace bien es
de Dios; mas el que hace mal, no ha visto á Dios.

12 Todos dan testimonio de Demetrio, y [aun] la misma verdad: y tambien
nosotros damos testimonio; y vosotros habeis conocido que nuestro testimonio
es verdadero.

13 Yo tenia muchas cosas que escribir[te:] empero no quiero escribirte por
tinta y pluma:

14 Porque espero verte en breve, y hablarémos boca á boca.

15 Paz [sea] contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú á los amigos por
nombre.





LA EPÍSTOLA UNIVERSAL

DE

SAN JUDAS APÓSTOL



1 JUDAS, siervo de Jesu-Cristo, y hermano de Jacobo, á los llamados
santificados en Dios Padre, y conservados en Jesu-Cristo:

2 Misericordia, y paz, y amor os sean multiplicados.

3 Amados, por la gran solicitud que tenia de escribiros de la comun salud,
me ha sido necesario escribiros amonestándoos que contendais eficazmente por
la fé que ha sido una vez dada á los santos.

4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde ántes
habian estado ordenados para esta condenacion, [hombres]  impíos,
convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolucion, y negando á Dios que
solo es el que tiene dominio, y á nuestro Señor Jesu-Cristo.

5 Os quiero pues amonestar [ya] que alguna vez habeis sabido esto, que el
Señor habiendo salvado al pueblo de Egipto, despues destruyó á los que no
creian:

6 Y á los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitacion,
los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del
gran dia:

7 Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas las cuales de la misma
manera que ellos habian fornicado, y habian seguido la carne extraña, fueron
puestas por ejemplo, sufriendo el juicio del fuego eterno.

8 De la misma manera tambien estos soñadores amancillan la carne, y
menosprecian la potestad, y vituperan las potestades superiores.

9 Pues cuando el arcángel Miguel contendia con el diablo, disputando sobre
el cuerpo de Moisés, no se atrevió á usar de juicio de maldicion contra él,
sino que dijo: El Señor te reprenda.

10 Pero estos maldicen las cosas que no conocen; y las cosas que
naturalmente conocen, se corrompen en ellas como bestias brutas.

11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Cain, y se lanzaron en el
error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradiccion de Coré.

12 Estos son manchas en vuestros convites, que banquetean juntamente,
apacentándose á sí mismos sin temor alguno: nubes sin agua, las cuales son
llevadas de acá para allá de los vientos; árboles marchitos como en otoño,
sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13 Fieras ondas de la mar, que espuman sus mismas abominaciones; estrellas
erráticas. á los cuales es reservada eternalmente la oscuridad de las
tinieblas.

14 De los cuales tambien profetizo Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: Hé
aquí el Señor es venido con sus santos millares,

15 A hacer juicio contra todos, y á convencer á todos los impíos de entre
ellos tocante á todas sus obras de impiedad que han hecho impiamente, y á
todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

16 Estos son murmuradores querellosos, andando segun sus deseos; y su boca
habla cosas soberbias, teniendo en admiracion las personas por causa del
provecho.

17 Mas vosotros, amados, tened memoria de las palabras que ántes han sido
dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesu-Cristo;

18 Como os decian: Que en el postrer tiempo habria burladores, que andarian
segun sus malvados deseos.

19 Estos son los que hacen divisiones, sensuales, no teniendo el Espíritu.

20 Mas vosotros, oh amados, edificándoos sobre vuestra santísima fé, orando
por el Espíritu Santo,

21 Conserváos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor
Jesu-Cristo, para vida eterna.

22 Y recibid á los unos en piedad, discerniendo:

23 Mas haced salvos á los otros por temor, arrebatándolos del fuego;
aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne.

24 A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caida, y presentar[os]^
delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría,

25 Al Dios solo sabio, nuestro Salvador, [sea] gloria y magnificencia,
imperio y potencia, ahora, y en todos los siglos. Amen.

Biblioteca

La Santa Biblia
Reina-Valera de 1862
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