“Cuáles son las demandas de la ley y que es lo que Cristo logró con su muerte.”

Pues, hermano, son bien sencillos las demandas de la ley. Cristo Jesús nos dijo así,  “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48, véase también Génesis 17:1) Y nuestro Salvador también lo dijo así, “Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10:27, véase también Deuteronomio 6:5). Las demandas de la ley son que amemos a Dos y a nuestro vecino perfectamente, y nos dice que la manera de hacerlo es cumplir con toda la ley.

Y en su muerte, Cristo murió por todos los pecados de sus ovejas, como nos dice en Hebreos 9:15, “Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.” O, en las palabras del Señor, 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” (San Juan 10:11) Cristo Jesús murió por sus ovejas, y como nos dice, van a venir a Él. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, (San Juan 10:14) O, en las palabras de San Pablo, “32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:32-39) Por eso, si Cristo murió por alguien, ninguna cosa puede separarle del amor de Dios.

Y hermano, es algo por el momento, y si podemos ayudarle, pues, como siempre, estoy a sus pies en Cristo Jesús, y espero que nuestro Dios de gracia y amor le bendiga en todo.

Muy atte.

Su hermano en Cristo,
Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
Misionero al Uruguay de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa,
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