Quisiera saber la diferencia entre los reformados y los pentecostales

Pues, en términos sencillos, nosotros reformados creemos que Dios revela a sí mismo ahora por medio de las Santas Escrituras, como nos dice en Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Al contrario, los pentecostales creen que todavía recibimos revelaciones directas de Dios por medio de su Espíritu, como nos dice en Hechos 2:17, “Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños.” Por eso, los reformados estudian las Escrituras para saber lo que dice Dios, y aprenden griego y hebreo para saber el sentido original de la Palabra de Dios, como los de Berea en Hechos 17:11, “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así,”  y también en Juan 5:39, “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.” Los reformados creen que la obra del Espíritu Santo es iluminarnos para entender las Santas Escrituras y renovarnos para creer en Cristo Jesús, cuando los pentecostales creen que ellos pueden escoger de estar salvos o no, por su propia decisión personal.

Un aspecto notable de esto es el bautismo del Espíritu Santo. Los reformados creemos que todos los creyentes fueron bautizados en el Espíritu Santo, como nos dice en 1 Corintios 12:13, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Al contrario, los pentecostales creen que hay una segunda bendición que está reservado por solo unos creyentes más espirituales. Un aspecto de esto es que los reformados creemos que el don del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés fue dado para proclamar las maravillas de Dios, como nos dice en Hechos 2:22, “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis.” Y también creemos que el don de lenguas es con el mismo propósito, es decir, que las lenguas son idiomas, como nos dicen sobre el Día de Pentecostés, “¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?” (Hechos 2:8). Al contrario, los pentecostales creen en lenguas angélicas que están desconocidas a los hombres, como dice en 1 Corintios 13:1, “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas.” Los reformados contestan que los milagros de los apóstoles eran para la época apostólica, como nos dice en 2 Corintios 12:12, “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.”
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