BREVE INFORME DE ZUINGLIO SOBRE LA CONFERENCIA DE MARBURGO1

Gracia y paz de Dios.
Voy a escribirte acerca de lo que con el mayor interés deseas saber.
Luego de llegados a Marburgo, acompañados siempre y custodiados y bien protegidos, y una vez se presentó Lutero con los suyos, el príncipe 2 determinó lo siguiente:
Ecolampadio y Lutero, por un lado, y Melanchthon y Zuinglio, por otro, discutirían sin ningún árbitro o intermediario.
La idea del príncipe era que discutiésemos entre nosotros si en nuestras doctrinas había algo que pudiese contribuir a la concordia.
Luego de haber discutido Lutero con Ecolampadio, éste me habló a solas, quejándose de que <<había vuelto a encontrarse con un Eck>>3 Este hecho no debe ser divulgado.
Por lo que atañe a Melanchthon, se mostró escurridizo y, semejante a Prometeo, tan ágil en transformarse que me sentí obligado a tomar la pluma en vez de la sal.4 Solo de este modo me fue posible conocer su postura; porque enseñaba los dientes y quién sabe cuántas escapatorias tenia él pensadas. De entre las mil razones que intercambiamos te remito la copia de unas cuantas; pero con la idea de que solamente se las des a conocer a algunos, o sea, a aquellos que no hagan de la cuestión ningún drama; porque también Felipe posee una copia. Yo mismo manejaba la pluma en presencia de Melanchthon, él leía lo escrito y a veces me dictaba algunas cosas que añadir. Pero no iniciemos por este comportamiento ninguna tragedia. Felipe y yo discutimos durante seis horas, mientras que Lutero y Ecolampadio hablaron tres horas largas.
Al día siguiente, en presencia del príncipe y varios jueces intermediarios, 24 en total, salimos a la palestra Lutero y Melanchthon, Ecolampadio y Zuinglio, para luchar en ésta y en las tres sesiones siguientes; porque fueron cuatro las sesiones donde debatimos en presencia de los árbitros mencionados.
A Lutero le reprochamos el interpretar ahora de otra manera que antes las tres sencillas frases: <<Cristo padeció en su naturaleza divina>>; <<el cuerpo de Cristo está en todas partes>> y <<la carne de nada aprovecha>>. Pero el preciado hombre nada contestó a esto, sino que se refirió únicamente a las palabras: <<La carne de nada aprovecha>>.5 Y dijo así: —Bien sabes, Zuinglio, que todos los antiguos,6 al correr de los tiempos y al mejorar el entendimiento, han interpretado pasajes de la Escritura distintamente.
Y añadió: —El cuerpo de Cristo es comido por nosotros corporalmente. Pero no me pregunto si también el alma come el cuerpo de Cristo.
(Y es que poco antes había afirmado que el cuerpo de Cristo es comido corporalmente, pero que el alma no lo come corporalmente.)
A lo dicho añadió que el cuerpo de Cristo se forma en las palabras: <<Esto es mi cuerpo>>, siendo indiferente si tales palabras son pronunciadas por un indigno. También concedió que el cuerpo de Cristo está limi
tado y que bien puede el símbolo del cuerpo de Cristo ser denominado <<Eucaristia>>.7
Estas cosas y muchas otras igualmente sin pies ni cabeza, impropias y necias, por él manifestadas ruidosamente, como el charlar monótono de las olas a orillas del mar, fueron contradichas por nosotros de un modo que también el príncipe nos da la razón, aunque públicamente no lo manifieste ante ciertos príncipes.
Casi toda la corte de Hessen se aparta de Lutero, y el príncipe mismo ha permitido que nuestros escritos y libros sean leídos por todos.
En cuanto a los obispos que sigan nuestra opinión, ya no serán depuestos como hasta ahora era el case. El príncipe Juan de Sajonia no estaba presente en Marburgo, pero si que lo estaba el de Württenberg.8
Tan claramente ha prevalecido la verdad que si alguien fue vencido alguna vez, el atolondrado y terco de Lutero ha resultado, sin duda alguna, vencido y esto ante un juez sabio y justo, aunque Lutero no se cansara de vociferar su victoria.9
Al mismo tiempo hemos cosechado algo muy bueno:
Los papistas ya no pueden esperar volver a ganar a Lutero, una vez que en todos los demás puntos de la religión cristiana nos hemos puesto de acuerdo.
Te escribo todo esto cansado aún del viaje. Si vienes a vernos lo sabrás todo con más detalles.
Creo que también hemos logrado otras cosas, cosas para protección de la religión y contra la soberanía del emperador.10 Cuando llegue el tiempo oportuno ya os lo explicaremos.
Hasta entonces adiós y saludos a todos los amigos.

1 Este informe es, en realidad, la carta que Zuinglio dirigió el 20 de octubre de 1529 al doctor Joaquín Vadiano, reformador de San Gall.
2 El príncipe Felipe de Hessen.
3 El primer encuentro entre el reformador de Basilea y el teólogo católico Juan Eck tuvo lugar en la Conferencia de Baden, el año 1526.
4 Ev. Marc. 9:50.
5 Juan 6:63.
6 Los <<antiguos>>, o sea, los exégetas antiguos.
7 Texto original <<Danksagung>>, es decir, <<acción de gracias>>.
8 Ulrich de Wurttenberg.
9 El <<juez sabio y justo>> es Dios mismo.
10 El emperador Carlos V.

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